'Fin de Semana'

Cristina L. Schlichting: Hoy es el día del primer amor

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Cristina López Schlichting: Hoy es el día del primer amor

Cristina L. Schlichting

Publicado el - Actualizado

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En Francia están pasando cosas muy raras. En la vecina Francia, la laica Francia, se han bautizado ayer en la noche de Pascua 4000 personas. 4000 hombres y mujeres se han hecho cristianos.

La mitad proviene de familias católicas, pero de forma creciente muchos de estos nuevos cristianos son ya hijos de familias sin fe o de otras religiones. Es lo que le pasó al gendarme Arnaud Beltrame. Nacido en una familia no practicante, el gendarme se había convertido pasados los treinta años y estaba preparándose en una abadía para casarse por la Iglesia en junio. Su mujer, Marielle, dice que no es casualidad que entregase la vida en Viernes Santo. Recordemos que el militar se ofreció a ser canjeado por la rehén que había hecho un terrorista en un supermercado francés. Dice Marielle que esta Semana Santa ha sido muy especial para ella, y que estaba deseando celebrar la Pascua de Resurrección con Arnaud.

¿Qué está diciendo esta señora? ¿Ha perdido el juicio por el dolor?

Anoche, sin embargo, en Roma, el papa ha llamado a lo mismo que Marielle, a volver al primer amor. A ese momento en que te miran como si no hubiese nada más en la tierra. En que los ojos nos son suficientes para abarcar toda la belleza que están contemplando.

El primer amor. ¿Es posible para un hombre viejo volver al primer amor? María Magdalena no debía ser una niña aquella mañana de domingo en que se acercó a la tumba que el fariseo José de Arimatea había regalado a Jesús. Yo me imagino bien lo que iba pensando. “Si es que eres tonta Magdalena. ¿Acaso te creías que éste iba a ser distinto de los demás? ¿Qué no volverías a estar sola? Al final, ya ves, la enfermedad, la miseria humana, la podredumbre de la carne, la muerte. Siempre lo mismo”. María Magdalena hizo aquel domingo lo único que sabía, ser práctica. Había preparado ungüentos funerarios y, como los discípulos habían enterrado a Jesús a prisa y corriendo el viernes, porque empezaba el Sabbath de los judíos y estaba prohibido realizar ninguna tarea, decidió volver al sepulcro a adecentar el cuerpo. Por lo menos que se pudriese dignamente el que había despertado en ella la esperanza. Y allí, en la preciosa tumba, la espaciosa tumba de Arimatea, una habitación entera cavada en la roca, con una gran piedra redonda por puerta, sencillamente no había nadie. Los romanos habían puesto guardia, para evitar que nadie robase el cuerpo del traidor, pero ese cuerpo no estaba. “María” le oyó de repente. Y le salió decirle lo que él era para ella “¡¡Maestro!!” Estaba allí. Delante de ella. Y no importó que los discípulos no la creyeran, que Tomás no cambiase de opinión hasta que no lo vio personalmente y vio sus heridas en las manos y la lanzada en el costado. No importó, porque ya se sabe cómo son los hombres, que todo lo que tienen que ver y decidir ellos. No importó porque ella le había vuelto a escuchar decir su nombre: “María”. Y ahora ya no tenía miedo. Nunca más tendría que tener miedo. Ni de la vejez, ni de la enfermedad, ni de la soledad, ni de la muerte. Todo eso se había hecho camino hacia Él. Todo tenía sentido. La vida entera tenía por fin sentido.

Hay que ponerse en la piel de ese Pedro, ese primer apóstol bruto, tozudo, impulsivo. El que le había dicho a Jesús que hiciese el favor de no lavarle los pies a él, que no le daba la gana, cuando, poco después de lo de Magdalena, en el lago de Galilea, pescando, ve a un hombre en la orilla y escucha a Juan que le dice: “Es Jesús”. Pedro revienta entonces. Ha estado muerto de pena por dentro, desconcertado, decepcionado por la crucifixión de su maestro ¿cómo que está en tierra? Y le falta tiempo para ceñirse la faja, dice la Biblia, y tirarse de la barca y echarse a nadar a lo bruto. Y en la orilla lo ve, asando tranquilamente pescado sobre unos sarmientos, como solían hacer. Repitiendo otra vez los gestos amados, echando un rato con ellos, queriéndolos. Pero esta vez para siempre.

Madre mía qué fuerte todo esto. El primer amor. Hoy es el día amigo, amiga. Hoy Marielle celebra con Arnaud Bertrand. Hoy celebran Magdalena y Pedro. Hoy es el día del primer amor.

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