Cristina L. Schlichting: "Hoy votar es apostar por la amistad y la concordia, el trabajo serio y la dignidad"

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Nueve de junio, día de las elecciones del continente europeo. Hasta las ocho tendrás abiertos los colegios electorales, pero no sabremos resultados hasta las once, porque debemos esperar al cierre de todos los colegios europeos. A las nueve empieza el especial en COPE, liderado por Ángel Expósito, y a las diez el de TRECE, que llevará Ana Samboal y en el que estaré para acompañaros.

Hace fresco, así que no costará tanto ir a las urnas. Habrá chubascos y tormentas en el nordeste, concretamente en el Cantábrico o en Cataluña. Alguna llovizna en Baleares y Canarias. Por la tarde, una nueva tormenta que llega por el oeste dejará precipitaciones en Castilla y León y el centro peninsular.

No puedo en absoluto imaginarme la angustia y la emoción de la madre de Almog Meir Jan, de 21 años. Hace ocho meses el sueño de este joven era acudir al Festival de Música Electrónica Nova, en la frontera de Israel con la Franja de Gaza. A las ocho menos cuarto de la mañana llamó a su madre y le dijo “enciende la tele. Hay misiles en todas direcciones y nos están disparando. No sé qué pasa, pero intentaré llamar en media hora. Te quiero”.

Nunca más llamó. Días después, la madre reconoció al hijo en un vídeo de Hamás “Sentí -ha dicho- un agujero en el estómago y comencé a gritar”. Esos gritos eran el temor a la muerte del hijo. Ese absurdo al que se asoman cuantos viven el final de los que se deberían ir después de uno. Ese vértigo que te deja desnortado y vacío. Como si te hubieran vaciado las entrañas. Ayer el ejército israelí rescató a Almog y a otros dos jóvenes, la chica Noa Argamani, de 25 años; y Andrei Kozlov, de 27. Asimismo a Shlomi Ziv, de 41 años. Dos de ellos eran guardias de seguridad que trabajaban en el festival. La chica y Almog, parte del público.

La operación militar ha sido brutal. Según fuentes palestinas, ha supuesto la muerte de unas 200 personas y heridas a otras 400. Quedan 150 rehenes en manos de Hamás y al menos un tercio deben haber muerto según los servicios secretos de Israel. Los rehenes rescatados ayer estaban en pisos del campo de refugiados de Nuseirat, en el centro de la franja de Gaza, donde están hacinadas miles de personas palestinas que han huido de sus casas por los bombardeos israelíes. Los secuestrados estaban mezclados con la población civil en viviendas distintas y el enfrentamiento más grave se vivió en la casa donde estaban los tres varones, donde fue herido de muerte el jefe de la operación israelí, Arnon Zamora. El fuego fue endemoniado y durante la retirada, decenas de miembros de Hamás armados con misiles antitanques y ametralladoras avanzaron por los callejones cerrando la retirada de los hebreos, que también desataban el fuego para cubrirse. Tras la muerte de Arnon Zamora, la operación llevada a cabo ayer, que llevaba el nombre “Semillas de Verano” llevará su nombre “Operación Arnon”. El despliegue involucró fuerzas terrestres, navales y aéreas del ejército y un trabajo de los servicios secretos.

Pero al mismo tiempo que estos padres se abrazaban a sus hijos, literalmente resucitados, porque estoy segura de que apenas contaban con su regreso, otras madres y padres lloran hoy ese vacío atroz de la muerte de su carne. Doscientas personas han muerto, repito. Al menos. Es sencillamente horrible lo que está pasando en Gaza. Netanyahu se hace fotos hoy a diestro y siniestro, los políticos hacen sus cálculos, pero la guerra abre heridas que jamás se cierran y se alimenta a sí misma como una hidra atroz.

Precisamente, ahora que celebramos el desembarco de Normandía, fue la guerra mundial lo que hizo nacer nuestra Unión Europea. Un grupo de amigos de distintos países de Centroeuropa se conjuraron para tender puentes donde había habido cañones y cerraron una comunidad económica para explotar y comercializar el acero entre Francia y Alemania, la CECA, el embrión de la UE. Se llamaban Robert, Alcide, Konrad y Jean. Alcide De Gasperi era italiano, Konrad Adenauer era alemán, Jean Monnet francés y Robert Schuman de Luxemburgo. Profundamente humanistas, unos cristianos y otros no, pusieron la UE bajo la advocación de la Virgen, y por eso la unión tienen como símbolo la corona de estrellas sobre fondo azul. Schuman y De Gasperi están en proceso de beatificación. Se trataba de labrar puentes y abrazos donde había habido muerte y tiros. Y aunque hemos visto la guerra de los Balcanes y ahora padecemos la de Ucrania, no podemos negar que Europa va poco a poco avanzando en su propósito de paz y prosperidad. Es un foco para el mundo y un ideal para muchos desgraciados de la tierra. Hoy votar es apostar por todo esto. Por la amistad y la concordia, por el trabajo serio, por la dignidad humana.

Llamadme idealista, pero es hermoso votar hoy con esta perspectiva, más allá de las batallas políticas nacionales.

Es un dolor que las elecciones europeas sean las menos populares en los distintos países y que alcanzar el 50 por 100 de asistencia a las urnas sean un logro. En muchas naciones se vota en clave nacional.

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