Cristina L. Schlichting: "Lo malo, como siempre, es el tufo a ideología. Ni unos ni otros nos aman"

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“Muy buenos días España en este día de engañifa, porque abre con solecillo o cielo azul en algunos lugares, como Valencia, Bilbao o Madrid, pero ya se barrunta otros lugares, como Sevilla o Barcelona, que vamos a lluvias esta misma tarde y noche.

Va a ser una semana de lo que llamamos mal tiempo, que no va a favorecer el uso afortunado de esas terrazas que abrirán al 50 por 100 en la mitad de España, en todos aquellos lugares en que los ciudadanos van a poder ir sin cita a las tiendas pequeñas, ir a misa, visitar a sus familiares o juntarse en grupos de diez.

11 autonomías y Ceuta y Melilla pasan enteras a la llamada Fase 1 y casi vamos más deprisa si hacemos la lista de las que pasan a medias, sólo en algunos trocitos de su territorio, a saber: Cataluña, Andalucía, Castilla-La Mancha, Castilla-León y la Comunidad Valenciana. Por ejemplo, en Cataluña apenas se liberan el Campo de Tarragona, el Alto Pirineo y las Tierras del Ebro. Han protestado por la decisión del Gobierno los presidentes de Andalucía, Valencia y la capital. Luego escucharemos al consejero de presidencia andaluz y al vicepresidente madrileño.

Y es que una sola región se queda enteramente cerrada en fase 0, Madrid, castigada sin salir. Bueno, es verdad que hemos sido el epicentro de la pandemia.

Quizá es difícil de entender que la Axarquía malagueña, la costa de Granada o pueblitos madrileños libres del virus, como los 14 de la Sierra de Guadarrama, que no registran ni un sólo contagiado, tengan que seguir confinados, pero sabios tiene el Ministerio de Sanidad. Por esperar una semana no pasa nada. Lo malo es que esperar significa también quedarse a la cola de la salida de la crisis económica.

Los insultos de Pablo Iglesias a Ayuso no ayudan

La dimisión de la directora de Salud Pública, Yolanda Fuentes, ha revelado que en Madrid se pelearon los de la salud y los de la economía. Feo asunto, porque una y otra disciplina apuntan a lo mismo, la supervivencia de las familias. Hay mucha gente ya en la miseria. ¿O es que los que critican a las empresas creen que el empleo nace en los árboles? A algunos se les nota que no han trabajado nunca, que en su vida han levantado la persiana de un negocio y que no saben lo que es quedarse por ejemplo con toda la ropa de primavera en los estantes.

Los insultos de Iglesias a Ayuso, acusándola de querer “hacer propaganda” de la salida del confinamiento no ayudan.

Tampoco se ahorraba la puyita ayer la ministra María Jesús Montero.

Ese tufo a ideología

Y es que lo malo, como siempre, es el tufo a ideología. Venga de donde vega. Hay quien quiere desde la derecha que odiemos a la izquierda porque nos ha prohibido ir a las terrazas. Y hay quien pretende desde la izquierda que “ama” y “cuida” más a sus votantes. Que piensa en su salud, mientras los “otros” se centran en el dinero. Tonterías. Ni unos ni otros nos aman.

Sería bueno quitarse tanta caspa ideológica de encima, aunque sólo fuese para que los que permanecemos en la fase 0 podamos llevar con paciencia el no ver a nuestros padres o saber por qué merece la pena seguir jugándonos el pan. Porque la que viene, en paro y en familias sin llegar a fin de mes, es morrocotuda.

La otra cara: la llamada del cardenal Omella a trabajar todos juntos

Viene muy al caso la llamada que ayer hizo el presidente de los obispos españoles, monseñor Juan José Omella, a trabajar todos juntos para salir adelante.

Sería bonito que el coronavirus nos hubiese enseñado algo. Por ejemplo, que con el individualismo no vamos a ninguna parte. O que los ancianos y sus vidas son importantes. O que la vida nos plantea a todos grandes preguntas.

Precisamente por esto, el cardenal anunció ayer que, tan pronto se pueda, todas las diócesis españolas se sumarán en un gran funeral por esos 26.000 fallecidos –eso, en cifras oficiales- que nos dejan con crespón de luto.

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¿Dónde han ido nuestros seres queridos? ¿Se pierde todo este dolor?

Es una pregunta que ondea en el aire y a la que el tráfago de la rutina que se reanuda no debiera poner sordina. La cuestión no es por qué morimos, sino por qué vivimos.

Hoy es el Día de Europa, que se celebra después del aniversario ayer del final de la horrible Guerra Mundial. La Unión Europea fue un esfuerzo de solidaridad, una respuesta de la vida sobre la muerte. Una apuesta por la convicción de que la realidad es misteriosamente positiva.

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Cristina L. Schlichting: Lo malo de la desescalada es el tufo a ideología

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