Schlichting: "Esta semana Puigdemont, el dirigente que quiso partir España y dividirnos, podrá regresar"

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¡¡¡Muy buenos días España!!! Es 26 de mayo y el tiempo continuará estable, con algunas lluvias por el norte y temperaturas progresivamente más altas en el interior, el sur y el este. 35 grados en la cuenca del Guadalquivir. Y así hasta el miércoles, en que lentamente cambiarán las cosas, como nos explicaba OLCINA…

“¿Qué culpa tenemos los niños de haber nacido en Kiev, en Jerusalén o en Gaza? Solo queremos jugar, estudiar y vivir libres como tantos otros niños del mundo.” Ayer Víctor se lo preguntó al papa Francisco. También Eugenia, de Ucrania, recordó en Roma la primera noche en que escuchó cómo las bombas caían en su ciudad. 70.000 niños se reunieron ayer con el Papa con motivo de la Jornada del Niño, convocados por un propósito realista y hermoso. “Queremos, explicaron los organizadores, mirar el mundo a través de sus ojos”.

Niños que viven con cartillas de racionamiento, que son reclutados para matar, niños con los que se trafica, niños que padecen controles en los puestos militares, niños que llegaron a Roma sin manos o piernas, con prótesis que testimonian el horror que han experimentado y que no les borra la sonrisa. Se nos han regalado estos niños y los enseñamos a odiar. Quizá, si los escuchamos y miramos como hizo ayer Francisco, aprendamos a recibir el mundo con inocencia y alegría, sin levantar muros ni hacer campos de concentración. Qué cosas hace el Papa. Pero si un viejo de 86 años aprende, nosotros también podemos.

Países para hacer la paz no nos faltan, desde luego. Ayer el ejército ruso bombardeó una gran superficie comercial, el supermercado Epicenter, de la ciudad de Jarkov, la segunda mayor de Ucrania, en el sábado en el que la gente aprovecha para hacer la compra semanal. Eran las tres de la tarde y dentro del establecimiento había unas 200 personas. El ataque desató un gran incendio y las llamas se expandieron por los 15.000 metros de las instalaciones. Tres horas después el fuego fue extinguido, pero habían muerto 11 personas, 13 más han desaparecido y se les busca entre las ruinas. Los heridos son cerca de cuarenta.

Nuestro gobierno sigue dividido sobre la guerra. Mientras los socialistas apoyan a Zelenski, el presidente ucraniano, que hoy llega nuestro país, los de Sumar son pro rusos, lo mismo que los de Podemos.

En lo de Israel se han puesto de acuerdo para apoyar el estado Palestino, pero los matices son diferentes, más moderados en el PSOE, directamente alineados con las tesis de Hamás los de Sumar. Ayer, la ministra de Defensa, Margarita Robles, intentaba apagar el incendio desatado por las declaraciones de Yolanda Díaz.

Lo malo de hacer estas cosas en campaña electoral es que se te va de las manos. En su afán por señalar la desproporción en Gaza tras el ataque de los terroristas a Israel, la ministra usó la palabra genocidio y volvió a pisar callos. Acusar de genocidio a la comunidad que fue exterminada en Auschwitz tiene connotaciones muy graves. No sé qué nos van a hacer desde Tel Aviv, porque ya han retirado a su embajadora de España, pero esto no mejora las relaciones.

Margarita Robles hizo sus declaraciones en el contexto del Día de las Fuerzas Armadas, cuya celebración fue un rotundo éxito en Asturias. Ayer Oviedo aclamó al Rey y la Reina, que presidieron el desfile. A la ministra le cayeron algunos abucheos a costa de Pedro Sánchez, que no estuvo.

Y llegó el momento. Llegó el momento de personar a Carles Puigdemont y sus compañeros, los que intentaron en 2017 el golpe de Estado. Esta semana se aprobará la amnistía y el dirigente que quiso partir España y dividirnos a todos podrá regresar. Cabría pensar que lo hará pidiendo perdón o tendiendo la mano, pero me temo que lo que repite es que lo volverá a hacer y que no piensa parar hasta lograr que Cataluña se segregue y se convierta en una república.

Ahí lo tenemos. Es estremecedor. Muchos de nosotros recordamos aquellos días que seguimos con el corazón en un puño, con las masas independentistas quemando contenedores y subiéndose a los coches de la policía para destrozarlos. Con los diputados independentistas rompiendo la Constitución y las leyes y votando la ruptura en el parlamento local, mientras todos los veíamos por la televisión.

Fue terrible tener que salir al quite de todos aquellos catalanes que veían conculcados sus derechos porque sí, porque los otros decidieron que eran más importantes y podían imponerse sobre la ley. Se usó por primera vez el artículo 155, se enviaron refuerzos policiales a Barcelona, que se tuvieron que alojar en condiciones extremas en barcos de crucero, el Rey tuvo que recordar que España tiene leyes y Constitución.

La respuesta de Junqueras en aquel juicio que siguió fue rotunda. El otro, al que esta semana perdonan, se fugó en un maletero y ahora regresa triunfante. Recordemos lo que entonces decía Pedro Sánchez. Luego se ha vendido a Puigdemont por sus siete votos en el parlamento, que necesitaba para gobernar.

Todo el esfuerzo nacional ha conseguido dejar claro que los secesionistas mentían. Que ni Europa los iba a ayudar, como habían prometido, ni van a encontrar apoyo militar donde los buscaron, a saber, en Rusia -que visitaron-, en Israel o en China, donde compraron las urnas de las falsas elecciones. Y ahora que lo han comprendido y que se han cansado, y que han perdido en las urnas la mayoría, va pedro Sánchez y se atribuye el mérito.

Hoy hay manifestación en Madrid. Está cortado todo el centro porque el Partido Popular convoca para protestar por el perdón que convierte nuestra respuesta al procés en papel mojado. Contra la impunidad y la deconstrucción de aquel enorme y traumático esfuerzo nacional, sólo porque un dirigente cínico ha decidido que Puigdemont tiene que apoyarlo.

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