Schlichting: "Los socialistas fingiendo que paran a Bildu y ellos beneficiándose de los acuerdos con Sánchez"

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Es domingo 21 de abril y el tiempo es estable. Puede que llueva un poco en Extremadura, oeste de Castilla la Mancha y Andalucía Occidental y el viento será fuerte en el noroeste de Galicia, Cantábrico Occidental y Ampurdán. Para la semana que entra, bajada moderada de temperaturas.

Hay elecciones en el País Vasco y programa especial en COPE y TRECE. Expósito guía el de la radio y Ana Samboal el de la tele, donde estará servidora, pero al principio de la emisión vamos a tener una reñida competencia con deportes, porque a las nueve de esta noche empieza el clásico en Tiempo de Juego.

¿Qué va a pasar? Los clásicos son impredecibles. Son 90 minutos donde están en juego más que 3 puntos

Lo que está claro, después de esta semana de Champions...es que si el Barcelona gana... puede resarcirse de la eliminatoria de la Liga de Campeones y dar vidilla a la Liga (recortaría la distancia con el Madrid a 5 puntos a falta de 6 jornadas (18 puntos en juego)

Si, por el contrario, gana el Madrid (que llega exultante tras pasar de ronda en la Champions)... prácticamente tendría la Liga en el bolsillo y podrá centrarse en las semifinales de la Liga de Campeones.

Veremos qué pasa, a las 21:00 en Tiempo de Juego.

También es noticia que ayer en las Islas Canarias se protestó contra el turismo, que es cosa que choca en una comunidad que vive de ello. El 35 por 100 del PIB de Canarias proviene de aquí.

La cosa no fue menor, 60.000 personas protestaron por las molestias que produce el turismo de masas. La cuestión es que sus razones no son desdeñables y han abierto un interesante debate.

En el capítulo internacional es noticia que EE. UU. ha aprobado una inyección de dinero para armamento en favor de Ucrania e Israel. Son sus dos aliados en las guerras en curso y expresan la división profunda del mundo. Estados Unidos contra Rusia e Irán y a favor de Ucrania e Israel. Una guerra mundial de baja intensidad que no excluye sufrimientos inmensos, muertes de hombres jóvenes y familias civiles torturadas.

Y vamos a las elecciones vascas, que siempre tienen un matiz especial porque en esa comunidad nació ETA, porque sus partidarios alimentaron el odio desde allí y porque ahora han heredado sus objetivos los de Sortu y Bildu. El larguísimo programa de Bildu, que servidora ha tenido que leerse como penitencia, habla de presos políticos para referirse a los terroristas y anuncia un referéndum de independencia vinculante y unilateral si ganan las elecciones.

Como parece que las van a ganar, si se cumplen las encuestas que les dan a ellos 29 escaños y al PNV 28, bien lejos de los 10 de los socialistas y los 6 del PP, pues la preocupación está justificada. Calma, sin embargo, porque el sistema del parlamento vasco es a prueba de bloqueos y, en segunda votación, si no sale un lendakari por mayoría absoluta, que exige 38 escaños, se puede sacar lendakari por mayoría simple. No cabe pensar que PNV y Bildu se junten, así que lo más probable es que salga PNV apoyado por los socialistas y, eventualmente por el PP. Con esta solución todos contentos. Los del PNV en el poder, los socialistas fingiendo que paran a Bildu y los de Bildu beneficiándose en Madrid de los acuerdos de gobierno con Pedro Sánchez, blanqueando su imagen y preparando la llegada al poder en el País Vasco en el futuro no lejano.

La pedrea de esta noche se la llevan Sumar, Podemos y Vox. Los morados y los de Abascal apenas tienen posibilidades y puede que no alcancen el 3% necesario para estar en el parlamento local.

Son unas elecciones extrañas, en las que, sobre todo al principio de la campaña, se hablaba más de economía, sanidad, cuestiones sociales, como si este territorio rico, con un régimen financiero privilegiado, pudiese obviar su pasado demasiado reciente. Para que te hagas una idea, Madrid tiene 8000 Km cuadrados y el País Vasco, 7000, son muy parecidas de tamaño y Madrid gestiona 7.000.000 de habitantes mientras que el País Vasco apenas tiene 2.200.000. No digo que sea fácil de gobernar, pero no tiene los problemas sociales que afrontan comunidades enormes como Andalucía o Cataluña o comunidades bastante más pobres como Extremadura, o con tanto paro como Canarias.

¿Cómo no hablar, en cambio, de que 200.000 personas tienen prohibido votar porque un grupo violento las ha expulsado del País Vasco? ¿Cómo no decir que ese grupo violento está detrás del partido que va a ganar las elecciones? ¿Cómo no hablar de que nueve de sus candidatos están condenados por colaborar con banda armada?

No se puede amar lo que se gobierna si el plan es alzar nuevas fronteras, ahora inexistentes en la Unión Europea, y mirar a los vecinos como extraños.