Schlichting: Las vacaciones no son para huir del horror. Son para recuperar la miradas del principio"
- 3 MIN
Este año 'Fin de Semana' está con vosotros desde el principio de temporada, poniendo marco a Carlos Herrera, que mañana os saludará magistralmente cuando os despertéis.
¡Cuántos nos saludábais ayer desde los coches, enviábais vuestros mensajes y nos alegrábais el programa! Millones de personas retoman mañana lunes el trabajo, en casa o fuera, y en esta sociedad medio tonta que estamos haciendo no hacemos sino repetir lo malo que es eso, lo que nos cuesta, lo triste que es el síndrome postvacacional. De eso nada, aquí estamos felices. De vernos los unos a los otros, de poder trabajar para ti y de asomarnos todos los findes a la inmensa ventana de un mundo que no hace cada día sino aumentar nuestra curiosidad.
Hagamos un juego, cuando superes la caravana y entres en tu pueblo o ciudad, mira despacio, con la vista renovada de las vacaciones. Te sorprenderás con cosas que antes ni percibías, tan asimiladas las tenías. Una calle, una esquina, un árbol en el que ni caías, de tan asimilado que lo tenías. Las vacaciones son para refrescar la mirada.
Y luego vienen las personas, vecinos, amigos, compañeros de trabajo. Son nuevas las personas, que vienen atezadas y rejuvenecidas, ahítas de sol y descanso. Las plantas han crecido una cuarta en sus tiestos y tienen aspecto cimarrón, asilvestrado; la vivienda está tibia y algo carente de vida, como si un fantasma solitario la llenase de vacío. Hay mucho correo saliéndose del buzón.
Es verdad que volver tiene un punto de esfuerzo. El primer día en la oficina es de saludos y narraciones playeras y es imposible concentrarse y se sale mareado y confuso, admirado del ritmo. Está uno lento como tortuga aletargada, corto de reflejos, incapaz de saltar a toda velocidad de una cosa a otra. Luego, poco a poco, vas cogiendo ritmo, los pensamientos se desperezan, te vas haciendo eficaz.
Pero, cuando eso pase, conviene recordar la inocencia del regreso. La sorpresa que causaron las cosas hoy al volver, cuando brillaron como al principio del mundo. Como verdaderamente son.
No te pierdas hoy esta experiencia. Las vacaciones no son para huir del horror, como nos cuenta esta cultura desesperanzada. Son para recuperar la mirada del principio. Para entender que tener un día entero como hoy, a nuestra disposición, tal vez un curso entero, es un regalo desconcertante, que podía no darse.
Te espera tu oportunidad. La vida. La inmensa cantidad de encuentros, hechos inesperados, amistades, carcajadas, tristezas y alegrías que la carpeta de los días te reserva. Saboréalas desde el principio. No te creas eso de que volver es una pena.
Porque todo retorno es un comenzar de nuevo y nosotros, no se sabe por qué, hemos sido hechos para empezar. No para terminar, acabar, cerrar, morir, sino para comenzar siempre.
Y si cada día te acuerdas de lo ingenuo y bello y nuevo que eran tu pueblo o tu ciudad cuando regresaste hoy, caminarás más eficazmente hacia el destino, que también es ingenuo y bello y nuevo. Y comprenderás que te gusta estrenar siempre, que estás hecho para iniciar. Y que las vacaciones te han servido para no caer en la trampa de creerte viejo en un mundo que, por el contrario, nace cada día de nuevo. Bienvenido a la aventura. Tú aventura.