"Creen escuchar la voz de sus familiares detrás de las paredes y empiezan a picar como locos": El horror en la cárcel de Sednaya, en Siria
El periodista Mikel Ayestaran describe a Carlos Herrera la desesperación de miles de familias que buscan a sus desaparecidos en una de las peores cárceles del país
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Voces detrás de las paredes y, al mismo tiempo, un silencio atroz en un lugar maldito. Es lo que están encontrados miles de familias en la prisión de Sednaya, en Siria.
Tras la caída del régimen en el país, todos los presos han sido liberados, pero son muchos los que fallecieron y a los que todavía están buscando sus familias.
En esta cárcel de Sednaya, una de las más duras del país, ha estado el periodista Mikel Ayestaran, que ha narrado a Carlos Herrera la terrible situación que se ha encontrado entre aquellas paredes.
"Es un lugar terrible, realmente. Una cárcel de máxima seguridad en lo alto de una montaña con todo el perímetro minado. Cuando llegas allí, lo que encuentras es a los equipos de rescate y a los milicianos ahora en el poder, repitiendo cada cierto tiempo que ya no queda nadie con vida, pero las familias que están allí, cientos y cientos de personas, no les escuchan", ha comenzado explicando.
La desesperación de las familias
Las familias que todavía buscan a seres queridos desaparecidos se cuentan por miles: "La gente está desesperada y lo que sí escuchan o les parece escuchar son voces detrás de las paredes, voces de sus familiares que vienen desde el subsuelo y entonces corren hacia esos puntos y empiezan a picar como locos en una cárcel que tiene unas paredes que en muchos casos están recubiertas de metal. O sea, es una batalla imposible".
Creen escuchar voces detrás de las paredes"
Periodista en Oriente Medio
"El hedor en las celdas es insoportable y una cosa que realmente te conmueve es cómo la gente se te acerca para contarte su historia y que todas las historias se repiten. Sus familiares fueron detenidos un día en plena calle y desaparecieron para siempre.
Es la historia de decenas de miles de personas en este país, un país con decenas de miles de desaparecidos y es imposible dar consuelo a estas familias.
Los servicios de rescate insisten, les explican que han utilizado sistemas de todo tipo de tecnología para intentar detectar gente con vida, que no hay celdas ultrasecretas, se lo explican, pero no importa, ellos vuelven cada día intentando buscar a sus seres queridos, pero lamentablemente lo único que reciben de este lugar maldito es el silencio", añade el periodista.
Un centro de terror a escasos metros de una ciudad turística
Uno de los aspectos más llamativos que destaca Ayestaran es la ubicación de la prisión: "Las familias saben que todo era posible en estos lugares ultrasecretos que tenía el régimen. Estamos hablando de una prisión que está a apenas 30 kilómetros de Damasco, en Sednaya, que es una localidad también famosa porque es mixta cristiana musulmana, es uno de los lugares de los hits turísticos que se podían visitar en la época del régimen.
Pero a muy pocos metros de las iglesias y los monasterios que visitaban los turistas se encontraba este auténtico centro de terror, donde organizaciones como Amnistía Internacional aseguran que son más de 30.000 las personas que habrían sido torturadas y que habrían desaparecido".
El día de la liberación
Por otro lado, ha recordado las imágenes del día de la liberación: "Son realmente estremecedoras, con gente que, sobre todo, era una cárcel que se levantó en los 80, dirigida a purgar el ejército. Lo que pasa es que a partir de 2011, cuando se produjo la Primavera Árabe, se llenó de activistas políticos, de opositores y de gente que vivía en barrios de mayoría opositora que simplemente les cazaron en un puesto de control rutinario y desaparecieron para siempre.
La pregunta entre los familiares era lo mismo. ¿Lo has encontrado? ¿Has visto alguna huella? ¿Recorren celda por celda? Es un lugar inmenso, laberíntico, con cinco plantas, con lo cual se puede imaginar uno la angustia, que tienen los familiares intentando buscar algo, una prenda, una huella en la pared, alguna marca.
El primer día los servicios de rescate, también con ayuda de tecnología, también de países como Turquía, por ejemplo, detectaron en el subsuelo, en cinco plantas bajo tierra, detectaron lugares donde había este tipo de celdas de máxima seguridad, auténticos agujeros, donde apenas llegaba el oxígeno, y sacaron a la gente que estaba allí".