La huida de una cárcel de Alicante que habría cambiado la Guerra Civil y la victoria de Franco: "Si hubiese escapado"

La historia de la Guerra Civil española está marcada por episodios cruciales que determinaron el curso del conflicto y, finalmente, la instauración del régimen de Francisco Franco. Sin embargo, existen momentos poco conocidos que podrían haber cambiado el desenlace de la guerra. Uno de ellos, según la historiadora Ana Velasco, fue el fallido intento de José Antonio Primo de Rivera de escapar de la cárcel de Alicante.

"Si José Antonio hubiese conseguido escapar, quizá Franco no hubiese sido luego el ganador de la guerra y el que hubiese gestionado el gobierno", destaca Velasco en una conversación con Alberto Herrera en Herrera en COPE. El fundador de la Falange Española permanecía preso desde marzo de 1936, tras ser detenido por el gobierno republicano acusado de conspiración y rebelión militar. Durante meses, varios intentos de liberarlo fracasaron, y su ejecución en noviembre de ese mismo año consolidó el liderazgo de Franco dentro del bando sublevado.

La ausencia de José Antonio dejó un vacío de poder entre los sectores más radicales y tradicionalistas del alzamiento. La falta de una figura fuerte alternativa al general permitió que Franco, inicialmente una figura más militar que política, concentrara el poder y, eventualmente, se convirtiera en el jefe supremo del ejército nacional. De haber escapado de prisión, José Antonio podría haber unificado ciertas facciones rebeldes y quizás disputado el mando a Franco, alterando profundamente el desarrollo posterior del conflicto.

El impacto de la muerte de José Antonio no solo afectó al bando sublevado, sino también a la percepción internacional del conflicto. Franco, al convertirse en el líder indiscutible, logró proyectar una imagen de estabilidad y control, algo que fue clave para atraer apoyos externos, especialmente de la Italia fascista y la Alemania nazi. La historia pudo haber sido muy distinta si José Antonio hubiese sobrevivido y liderado una corriente más falangista y menos militarista dentro del alzamiento.

La influencia internacional

Más allá de las dinámicas internas, la historiadora resalta otro episodio menos conocido pero igualmente decisivo: el asesinato del barón Gérard de Borchgrave. "El escándalo Borchgrave casi hace caer el gobierno de Largo Caballero y provocó la caída del gobierno belga", explica Velasco.

Borchgrave, un diplomático belga, fue asesinado por un grupo de anarquistas vinculados a los servicios especiales del Estado Mayor republicano en diciembre de 1936. El barón había salido de la embajada belga en Madrid en su coche oficial y nunca regresó. Días después, su cuerpo apareció en una fosa común en Fuencarral con tres tiros a quemarropa, lo que provocó un terremoto diplomático.

El asesinato de Borchgrave no fue un hecho aislado, sino un reflejo de la creciente radicalización dentro del gobierno republicano. Aunque la versión oficial apuntó inicialmente a un bombardeo franquista, las investigaciones posteriores revelaron que había sido ejecutado por sus supuestos vínculos con el bando nacional. El gobierno de Largo Caballero intentó minimizar el incidente, pero la falta de explicaciones creíbles indignó a la comunidad internacional. Este asesinato enfrió las simpatías internacionales hacia el gobierno republicano y facilitó el acercamiento de Bélgica a los sublevados, hasta el punto de que el 13 de enero de 1939, el país reconoció oficialmente al gobierno de Franco.

El caso Borchgrave no solo agitó la política española, sino que tuvo consecuencias directas en Europa: la dimisión del ministro socialista belga Émile Vandervelde, la crisis en el gobierno de Paul van Zeeland y el deterioro de las relaciones diplomáticas entre ambos países. La percepción de que el gobierno republicano había perdido el control sobre sus propias milicias alimentó la propaganda franquista, que aprovechó este hecho para reforzar su imagen de orden frente al caos republicano. El asesinato del barón fue comparado por algunos sectores con el de José Calvo Sotelo, consolidando así la narrativa de un gobierno republicano incapaz de garantizar la seguridad, incluso a diplomáticos extranjeros.

Además, la negativa del gobierno republicano a asumir responsabilidades, junto con su decisión de llevar el caso ante el Tribunal de La Haya, evidenció la debilidad diplomática del bando republicano. Aunque finalmente se acordó el pago de una indemnización de un millón de francos belgas, el daño a su reputación internacional ya estaba hecho. Más información sobre este episodio clave puede encontrarse en el análisis de La Guerra Civil y la diplomacia internacional.

¿Y si la historia hubiese sido otra?

La combinación de estos acontecimientos evidencia lo volátil del equilibrio de fuerzas durante la Guerra Civil. La ejecución de José Antonio y el asesinato de Borchgrave influyeron, cada uno a su manera, en la consolidación del poder franquista. La falta de una oposición interna fuerte dentro del bando sublevado y la pérdida de apoyos internacionales por parte del gobierno republicano facilitaron el ascenso definitivo de Franco.

Como subraya Ana Velasco: "Son episodios que muestran que la historia pudo haber sido muy diferente". Si José Antonio hubiera logrado fugarse y disputar el liderazgo a Franco, el bando sublevado podría haberse fragmentado, debilitando su ofensiva militar. Del mismo modo, si el escándalo Borchgrave hubiese derrumbado al gobierno republicano, la guerra civil podría haber tomado un giro aún más internacional, con implicaciones diplomáticas impredecibles.