Luis del Val: “Armando Manzanero, el penúltimo cantante de boleros, porque el bolero nunca muere”

Recuerda Luis del Val la figura de Armando Manzanero tras su fallecimiento por covid-19 "el penúltimo cantante de boleros"

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Luis del Val

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Luis del Val pone el foco de la imagen del día de "Herrera en COPE" en el recuerdo a Armando Manzanero

El bolero nació en Cuba, pero hizo el bachillerato en Méjico. Penetró a través de la península de Yucatán, y precisamente allí, en la ciudad de Mérida, que bautizó así un sevillano en el siglo XVI, nació Armando Manzanero, hijo de músico, pianista, primero, y el penúltimo cantante de boleros, porque el bolero nunca muere.

Ayer, cuando se difundió la noticia de que había caído también por la pandemia que no cesa, me sonaron por los adentros las letras de algunos de sus boleros que tan de moda se pusieron en España, cuando él vino aquí, en un momento en que ya se celebraban los funerales del bolero. Pero en Florida Park, en directo; y en televisión, a través de la pantalla, Armando Manzanero contaba cosas comunes y las convertía en una historia romántica, a través de unas letras que coquetean con lo cursi, pero es que si a la vida le quitas lo cursi se queda reducida a una declaración de Hacienda, un spot publicitario del presidente del Gobierno, y el susto por no encontrar la tarjeta de crédito. La vida no es eso. Manuel Vázquez Montalbán decía que la vida no era un tango, porque la vida es un bolero. El tango es más trágico, a veces más llorón, mientras el bolero, sin renunciar al melodrama, suele sustentar un poso de esperanza, y cualquier cursilería, acompañada de música, viene a ser como una humilde flor silvestre, envuelta en celofán y con un lazo.

Puede que a la generación del rap el bolero les parezca una pieza de museo, pero se sigue cantando e incluso se adapta con nuevos atuendos como la bachata o el bolero salsa, pero es el bolero de siempre, el de Machín, el de Lucho Gatica, el de María Dolores Pradera, el de Chavela Vargas, el de Armando Manzanero.

En estos tiempos, ningún país es para románticos, y el bolero habla de amor, pero es que todas las grandes novelas, desde Ana Karenina hasta Rayuela, pasando por Madame Bovary, hablan de amor. De acuerdo, no es literatura, pero si escuchas que “esta tarde vi llover y no estabas tú”, puedes sentir una punzada que te recuerde otras tardes de lluvia, un noviazgo perdido, una nostalgia repentina, una emoción, y la voz de Armando Manzanero, un día después de su último compás.

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