Luis del Val: "Hemos visto los insultos de escaso patriotismo al presidente de Ferrovial por parte de Sánchez"

No me imagino al canciller alemán echándole una bronca, en público, al presidente de Volswagen, porque este decidiera montar su más importante planta de automóviles eléctricos en Francia. O al primer ministro de Países Bajos, acusar de mal holandés al presidente de Philips, porque este trasladara España su domicilio fiscal. Y, menos en vísperas de asumir la presidencia temporal de la Unión.

Pero no hay que imaginarse nada, porque hemos visto y escuchado las amenazas y los insultos de escaso patriotismo al presidente de Ferrovial, por parte del presidente del Gobierno y sus sumisos y obedientes ministros. Hombre, si Pedro I, El Mentiroso, fuera licenciado en Filología Hispánica, lo entendería.

Hemos visto los insultos de escaso patriotismo al presidente de Ferrovial por parte de Sánchez

Pero es que resulta que es doctor en Economía -aunque sea bajo sospecha- y parece que se ha olvidado que las empresas no son cuarteles patrióticos, sino entidades que buscan el beneficio, y cuanto más beneficio logran, más puestos de trabajo crean, y más impuestos pagan.

Esa cara de cornudo enfadado de Sánchez, parece la de un niño soberbio, al que le acaban de explicar que lo de la cigüeña, que viene de París, se lleva a cabo por otros procedimientos, y está enfadado.

Menos mal que por lo de las visitas al Congreso del caso del Tito Berni está menos preocupado, y, en realidad, parece que -mordidas que ya nos explicarán aparte- la intención del diputado socialista debía ser que el día de Puertas Abiertas del Congreso le parecía poca cosa y, por su cuenta, había inventado un sistema de visitas turísticas guiadas para empresarios.

Porque, como explican los encausados, lo más normal del mundo es que cada día un grupo de empresarios se den una vuelta por el Congreso. Como en todos los parlamentos del mundo. Y, encima, el marido de la Directora de la Guardia Civil, parece que está investigado, porque recibía importantes ingresos de empresas a las que la Junta de Andalucía de la etapa socialista regaba con millones de euros, como Isofotón, que fue agraciada con 44 millones de euros, antes de cerrar. No hago otra cosa que hacerme eco de la portada del diario ABC. Parece que en este caso no hay cenas, ni samaritanas del amor, pero pegas una patada y sale un millón de euros que, luego, desaparece. Ya sólo nos faltaban el marido y el cuñado de la D.G. de la G.C.