La reflexión de Luis del Val por la baja laboral por dolores menstruales

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La baja laboral por dolores menstruales se queda corta y es necesario ampliarla. Hay que promover, lo antes posible, la baja laboral por orquitis o cualquier otra molesta inflamación de los testículos. Esto es urgente para evitar que el capitalismo burgués opresor -como se denomina en los manuales de izquierda- tenga excusas para volverse más machista todavía. Imaginen a un capitalista burgués opresor, que tiene un bar con cuatro empleados. Dos son mujeres y dos son hombres. Un día, una de las empleadas se da de baja por dolores menstruales, o sea, que el patrón capitalista se queda sin el 25% de la plantilla. A lo mejor coinciden las dos empleadas, lo que significaría el 50% de la plantilla. ¿Cuál sería la consecuencia? Que el capitalismo burgués opresor contrataría más hombres que mujeres. Ahora bien, si los hombres pueden aducir dolores testiculares para darse de baja, estableceremos una igualdad que no produce excusas para la discriminación.

Naturalmente, estas bajas laborales deben ser automáticas, porque un médico sabe si un cuerpo está infectado, o se nota alguna inflamación, pero no dispone de medios que le indiquen el grado de dolor. El dolor es algo personal y subjetivo, así que estableceríamos la baja laboral bajo palabra de honor, un avance impresionante, llevado a cabo por esta ciudadana, a la que su marido puso de ministra, y a la que nunca agradeceremos bastante este avance, que va a dejar estupefactos a todos los países de la Unión Europea.

Es cierto que los casos de orquitis no son preocupantes, y en España se registran unos 50.000 casos anuales, pero no hay porqué llegar a la enfermedad inflamatoria, y se deben atender los molestos prolegómenos que, como en el caso de los dolores menstruales, quién mejor conoce su intensidad es quien los sufre. Aparte, sin disponer de datos empíricos, creo que la inflamación testicular avanza de una manera tremenda en España. Oigo hablar a mis amigos, a los taxistas, a los empleados de banca, a los camareros, y por las expresiones que utilizan, intuyo que la cantidad de tonterías y disparates, influyen en el cuerpo y en la mente, y debe haber ya millones de españoles que, los pobres, tienen hinchados los testículos.

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