Un médico residente visita a un paciente en urgencias y, al examinarlo, no espera lo que le pasa al segundo de atenderle: "De milagro"
Lo cuenta este 'Fósforo' que, tras décadas de la anécdota, no puede olvidar lo que le pasó. Y no es para menos

Un médico residente visita a un paciente en urgencias y, al examinarlo, no espera lo que le pasa al segundo: "No me mató de milagro"
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Un tema del día. Un teléfono: el 900.50.60.06. De momento, el teléfono no varía. Pero el tema del día, sí. En esta ocasión, queremos que nuestros 'Fósforos' nos hablen sobre lo siguiente: ¿qué rompió, qué tocó por error? ¿A qué botón le dio?
Francisco es el primer oyente que, desde Jaén, nos cuenta que estaba con su mujer visitando a los abuelos de su chica. La abuela empezó a vomitar. Le mandaron a una sala. Vio un barril pequeño y se le ocurrió tocar el grifo. "Y te puedes imaginar. Empezó a salir vino por todos lados. Le daba la vuelta y el barril estaba picado por detrás. Era muy divertida la situación. Y yo estaba sola en aquel momento. Yo llamaba a mi mujer, me decía que no podía y yo le decía: 'que esto es peor'. Ya iba apañao".

Ya se empezaron a asomar porque eso olía. El pobre abuelo se dio cuenta y le decía que cómo podía ser, que llevaba eso ahí 40 años puesto.
Manuela, inmediatamente después, dice que ella ni tocó ni rompió. Se fue a unos grandes almacenes. Hace ya décadas. Su marido le dijo que iba a ver las cosas de electrónica y ella se fue a ver cuadros. Y, de repente, empezaron a caerse. Parecía un dominó. "Y yo así delante de los cuadros: 'Yo no he sido'. Aquello fue un estruendo. Llegó abajo. Era una estantería enorme. Detrás de mí, estaban las cosas delicadas. Empezaron a llegar dependientes. Yo no había visto tantos dependientes juntos", cuenta provocando las risas de los colaboradores de 'Herrera en COPE'.
El asunto acabó peor todavía... porque la estructura mecánica también cayó. Al rato, apareció su marido y le preguntó por lo que había pasado.
Ginés dice que él no ha tocado nada para que se rompa. Pero su mujer, sí. Hubo una temporada en la que trabajaban en la misma empresa. Ella tenía su teléfono y vio un cable por ahí suelto "y lo enganchó en su teléfono. En otro hueco que había. En 10 minutos, se cayó todo el sistema informático. Ella no sabía qué decir. Intuía que había sido su culpa y estaba callada". Al rato, ella llamó al informático y le dijo la historia. Lo desenchufó "y la mujer no sabía dónde meterse. Empezó a funcionar. Se formó el lío".
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¿Luis tocó algo por error? Afirma que es médico y, hace 30 años, era estudiante. Iba pasando el rotatorio de plantas con un catedrático "y nos dijeron que nos iba a enseñar un pie momificado que iba a ser amputado porque no tenía solución. El catedrático nos dijo que el pie no tenía sensibilidad y que podíamos tocarlo sin ningún problema. Yo le hice caso. Agarré un dedo del pie, lo moví, y me lo quedé en la mano. Yo no sabía dónde meterme porque yo quería pegar el dedo en el pie como si fuese con pegamento. El catedrático no me mató de milagro".
Este 'Fósforo' fue a agarrar del dedo e "hice un movimiento un poco bruto. Cuando yo vi el dedo en la mano...". Luego, cuando este médico intenta colocarlo "se cayó a las sábanas de la cama. Y la cara del responsable. Después me dijo que no pasaba nada".
"a las 10 de la noche se fue la luz en plena boda"
Así que, ese simple gesto, le ha marcado toda su trayectoria médica. No puede olvidar ese instante en el que tocó ese dedo.... porque acabó de la peor forma posible. Pero, por suerte, todo quedó en una anécdota.
También recogemos el testimonio de Francisco. Él es fotógrafo de bodas. Siempre lleva un equipo fotográfico importante y muchas baterías. El día antes, "ya notaba que uno de los cargadores pegaba chispazos un poco raro. Allí, dejamos a la boda sin luz. A las 10 de la noche. Estamos hablando de que no hay horno, no se puede calentar nada, nos quedamos sin nada. Yo encendí un LED pero por hacer un poco el favor. Para que viesen que me preocupaba".

Novios en una boda
Quedaba todavía "media hora, el dueño del sitio no sabía qué había pasado. Hasta que llegó el electricista. Y, al final, todo perfecto".
Por último, hablamos con Marimar. Su marido acudió por primera vez a su casa en Navidad. En esas fechas, siempre sacan las mejores copas. Y lo primero que hizo, su por aquel entonces novio, es romper una de las cosas. Las caras fueron un poema "y lo que hicimos fue guardar la copa, pegarla y ponérsela en la siguiente que tuvimos. Se quedó bien".