La mirada económica de Gay de Liébana: "La cosa no está para subir impuestos feroz ni mansamente"

El proyecto de Presupuestos para 2021 es imprescindible para que se empiecen a movilizar los 140.000 millones de euros del fondo de reconstrucción europeo

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La mirada económica de Gay de Liébana: "La cosa no está para subir impuestos feroz ni mansamente"

Gay de Liébana

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El profesor José María Gay de Liébana analiza en 'Herrera en COPE’ las claves económicas del día.

Con la vuelta al colegio y temor al virus, con la economía española colapsada y sin capacidad de reacción por la falta de ayudas y subvenciones a las empresas, emerge algo de sensibilidad y cordura en el gobierno. La maquinaria presupuestaria está en marcha porque, con fecha tope el 1 de octubre, hay que presentar el proyecto de Presupuestos para 2021 en Bruselas, que son imprescindibles para que se empiecen a movilizar los famosos 140.000 millones de euros de la ansiada reconstrucción. Y los números se han de ajustar a la racionalidad y sensatez que imponen las circunstancias. La cosa no está para subir impuestos feroz ni mansamente. Así que calma chicha tributaria. No habrá aumento del impuesto sobre Sociedades ante las penurias empresariales, ni del IRPF que flagelaría a la abofeteada clase media. El horno tampoco está para bollos, Don Carlos, en lo tocante a aumentar el IVA, pero podrían reajustarse tipos reducidos y ojo ahí por el impacto de tal decisión en la merma de poder adquisitivo para rentas bajas por más que se esgrima que los tipos reducidos de IVA benefician a las rentas altas. Con todo, el Gobierno sí maneja una subida de algunos impuestos especiales – carburantes – y medioambientales, aunque las caídas de recaudación en casi todos los tributos harían recomendable dejar las cosas como están y esperar a retocar impuestos cuando se normalice nuestra economía, cosa que va para largo, y dudo que sea antes de 2022.

Y esta semana se pone a rodar la regulación del teletrabajo, con consenso entre las partes. Mejor así, porque lo de teletrabajar se puede hacer desde cualquier rincón del mundo que disponga de conexión a internet. Si aquí las exigencias legales son excesivas, el teletrabajo se hará desde allí y habrá menos empleo acá que allá; no sé si me explico…

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