Herrera: "Gabilondo, que critica todo lo que hace Ayuso, promete hacer lo mismo"
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Señoras, señores, me alegro, ¡buenos días!
Aquí están con corazón de lunes, deseo de lunes, ganas de lunes... Todo un lunes 19 de abril del 2021. Hoy sería en términos sevillanos lunes de feria, el su coche de caballos, su mediodía, su gente, su... Bueno, llorar sobre la leche derramada saben ustedes que no es precisamente la mejor de las políticas.
Vamos a ver, en este lunes sea de lo que sea, me gustaría contarles, incluso hacerles alguna metáfora algo cursi: estamos en una estación de tren esperando que llegue el tren de las vacunas. Y no solo que llegue, sino que pare porque si llega y no para vaya gracia. No, no, que pare y que se vacíe porque hemos tenido una semana de bastante actividad, de arranque de caballos, pero de parón de burro han empezado a acabarse las vacunas. Y lo que necesitamos es que sigan viniendo vacunas y ya lo que sabemos es que esta semana llega otro cargamento de Pfizer de un millón cuatrocientos, 300 mil de Moderna, otras 300 mil de AstraZeneca. Eso permitirá establecer, pues a lo mejor otro récord semanal. Si a esto se suma se lo de Janssen, que no sabemos, la están peinando, pues podríamos hablar de una semana intensa.
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Una semana intensa que nos lleve a que reciba al menos un pinchazo algo más del 19 % de la población, que es lo que hay ahora. Ahora, los que llevan ya dos pinchazos suponen el 7%. Ese 19 y ese 7 son los que han hecho que esta cuarta ola, que existir ha existido, haya tenido menos traducción en víctimas mortales, haya cambiado la edad de contagio, los mayores están todos vacunados y eso se nota, y que haya habido contagios, pero que haya habido menos fallecidos, así que toda la cautela posible.
Se está empezando a controlar la respuesta que dio la Semana Santa en algunas comunidades autónomas. Y ya le digo, cuando lleguen echamos cuentas. El material humano, el personal humano está listo y lo ha demostrado. Van a una velocidad envidiable y si tienen vacunas, vacunabn. Y entonces esto sale adelante y tenemos esperanzas de verdad para reconstruir todo lo que se nos desbarata a cuenta de la pandemia.
ARRANCA LA CAMPAÑA MADRILEÑA DEL 4-M
Hoy va a ser el primer día laborable de la campaña de Madrid en el que habrá que votar también en un día laborable. Miren, aquí cada día da más la impresión de que lo que estamos sopesando en Madrid es un revés serio para el proyecto del Sanchismo, implacable, o un reforzamiento de ese proyecto. Hay alternativas a ese oligopolio político de la izquierda que quieren formar con el separatismo, con toda la escoria del Parlamento. Luego se enfadan mucho porque les llamo escoria, pero se me llena la boca. Que el centro derecha no tengo derecho a influir en la vida política, que se limiten a dejarse ordeñar como vacas fiscales. Por eso, Sánchez está como loco.
No conseguir el Gran Arcano que no consigue descifrar es por qué no consigue Madrid. Si analizan, a Madrid le llaman homófoba, racista, supremacista, conservadora, arcaica y todo lo que quierean, pero eso lo suele desmentir, primero, la actividad económica, empresarial artística de Madrid, que es el lugar al que españoles y extranjeros quieren ir, sobre todo aquellos que no se conforman con vivir en su zona de confort.
Y una de las atracciones de esta campaña es el increíble caso de Ángel Gabilondo, el candidato socialista que crítica todo lo que hace Ayuso, pero que a la hora de la verdad promete hacer todo lo que hace Ayuso, es decir, no subir impuestos, mantener la hostelería abierta, no cerrar el Zendal, etc. ¿Pero qué le pasa a Gabilondo? Pues que tiene un peso muerto. Y ese peso muerto es llevar colgado del cuello a Pedro Sánchez. Sánchez, que solo sabe repetir lo mismo de los niños chicos.
Claro, después de esto sale Gabilondo y el hombre no tiene más remedio que echar mano de la metafísica, de la que es un gran conocedor.
A Isabel Díaz Ayuso se la ponéis votando porque si se habla de Sánchez es porque Sánchez hace por estar hasta en la sopa. Es que eso es Sánchez. Bueno, y eso es Iglesias. Esos son 'Su Sanchidad' y el marqués de Galapagar, cuyo único plan es hacer una caricatura patética de Madrid, subirle los impuestos a los madrileños porque lo piden los separatistas catalanes y para que sigan financiando su proyecto de destruir al resto de España.
Miren, el 4-M no se elije solo al presidente de la Comunidad de Madrid, también se decide si hay o no alternativa sanchismo y el propio Sánchez lo sabe y por eso se ha echado la campaña electoral encima. No le verán trabajando por las vacunas, por el turismo, por la automoción, pero es que huele unas elecciones y ahí se lanza. Es 'Su Santidad' desplegando toda esa bisutería retórica.
UN MADRID TOLERANTE O SANCHISTA
Todo eso está en juego y ustedes pueden comparar los dos modelos. En España con Sánchez e Iglesias somos récord mundial de destrucción económica y mortalidad por coronavirus; de sectarismo, de desprecio de la Constitución y de ministras hablando de niños, niñas y niñes y de ministros, ministros y ministres, que es de absoluto carajote. Yo no he visto una cosa de más carajote en los tiempos de mi vida. Está en juego esa comparación. Madrid con todas las zancadillas ha visto crecer 10 veces más su PIB que la media española, tiene tres puntos menos de paro que el resto del país, aporta 7 de cada 10 euros a la solidaridad con el resto de comunidades, recauda un 63% más por ciudadano que toda España pese a tener los impuestos más bajos. Y todo eso sin dividir España en bandos, sin despreciar al Rey, aplaudir a Otegi, sin lenguaje guerracivilista, sin meterse en su vida para decir en qué tiene que pensar, en qué tiene que creer, qué tiene que comer. El 4-M se ha convertido en un dilema que van a decidir los 2,2 millones de madrileños con derecho a voto. ¿Quieren ustedes que Madrid se parezca también a la España sanchista? ¿O que la España sanchista vuelva a parecerse al Madrid abierto y tolerante de siempre? Bueno, pues eso es lo que hay que elegir.
Y hoy en los bares se hablará mucho de la Superliga, que ahora las 10 hablaremos de eso, una especie de gran cisma que está viviendo el fútbol europeo liderado por una docena de clubes que quieren romper amarras con la UEFA y la FIFA, hacer una una nueva Champions, una Champions diferente en la que siempre o casi siempre jueguen los mismos con la incorporación de cuatro o cinco cada año en función de los que lo hayan hecho peor o mejor y no tener que jugar contra el versitis de los chuchis, que es lo que dice el Madrid fundamentalmente y el Barça y tal y que cual.