Herrera: "Las falsas lágrimas de Ana Julia Quezada hoy en día se revelan terriblemente sarcásticas"
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Señoras, señores, me alegro, buenos días:
Es lunes 12 de marzo del 2018 y son las 08:00 de la mañana, las 07:00 en Canarias, de un día de lunes en el que no podremos nunca olvidar las sensaciones que tuvimos ayer domingo cuando conocimos el desenlace, por otra parte previsto por algunos, de un caso que había sobrecogido prácticamente a toda España. El caso de la desaparición del niño Gabriel Cruz, hace 13 días, en su localidad, en la pedanía del pueblo, del parque natural del Cabo de Gata, en Níjar, donde vivía. Aquel niño salió de casa de su abuela y no se volvió a saber de él. 13 días angustiosos de búsqueda de ese pequeño de 8 años que finalmente fue localizado en el maletero de la pareja de su padre como ustedes ya saben.
Podríamos titular como decía Luis del Val hace un momento: “Han asesinado a un ángel”. Y es el día en el que de nuevo, de nuevo, tenemos la constancia de que la maldad existe; de que el mal en estado puro circula libremente y extirparlo absolutamente de la sociedad esta, aquella, la otra, la de más allá es… Tenemos que saber que es imposible porque el mal forma parte de la esencia del ser humano, y aquí se ha revelado en toda su crudeza, en toda su crudeza.
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Después de haber conocido los detalles ayer a mediodía aproximadamente que desveló la Guardia Civil después de la detención de esta mujer, todo estupor es poco porque efectivamente, a pesar de que se sospechara y levantara sospechas, no ya solo entre los investigadores, el cinismo de la detenida ha sido colosal. Las falsas lágrimas de Ana Julia Quezada hoy en día se revelan terriblemente sarcásticas.
Bien, como saben ustedes, como a estas alturas seguramente ya conocen, las fuerzas de seguridad sospechaban de Ana Julia Quezada por varias razones. Lo primero que hace un cuerpo policial es investigar el entorno de la familia del desaparecido para ir eliminando, como las capas de una cebolla, a determinadas personas e ir investigando en otros lugares. La investigación levantó en primer lugar las sospechas de la Guardia Civil cuando, efectivamente, esta mujer dijo que había perdido los teléfonos móviles. Su teléfono móvil por una primera vez, había vuelto a encontrarlo y cuando se lo volvieron a pedir, lo había vuelto a perder.
Pero todo cambió cuando el 3 de marzo, de forma supuestamente casual, ella había encontrado la camiseta del niño junto a una depuradora en una zona que estaba, que había sido ya inspeccionada. Una camiseta que estaba seca, que no había visto nadie, y que estaba seca a pesar de que había llovido mucho. En ese momento la Guardia Civil se puso en alerta y saben por su propia experiencia, tal y como nos han contado a algunos, que quien puso la camiseta lo que quería es que la camiseta fuera encontrada, y no solo que fuera encontrada, quizás lo que quería era alejar la investigación de donde realmente estaba Gabriel.
¿Qué había pasado? La Guardia Civil, recuerden ustedes, encarceló al primer sospechoso que era el hombre que acosaba a la madre de Gabriel. Y cuando descartó que pudiera ser, porque efectivamente cuando despareció Gabriel este hombre estaba en Antas, a muchos kilómetros, y la coartada era real, dejó al criminal en la cárcel por cuanto que había violado la distancia y el alejamiento al que estaba condenado porque de esa manera también el criminal real entonces actúa como si no estuviera en el foco. Y por lo tanto, al actuar con más confianza, en algún momento cometió el error.
¿Qué paso después? Que la Guardia Civil decidió tenderle una trampa. Y esperar un movimiento en falso o algo que la delatara. ¿Qué le dijeron? Le dijeron que en una de las ultimas charlas que mantuvieron con ella, que había imágenes de una cámara o de varias cámaras de algunos hostales cercanos en el que se había percibido la presencia de algún coche con matrícula incluida. Es ese momento ella se sintió hostigada o se sintió investigada muy de cerca y hubo que esperar.
Lo que hizo la Guardia Civil fue agitar el árbol, como dicen en esas técnicas de investigación. Y sencillamente hubo que esperar. Efectivamente, a primera hora de la mañana, Ana Julia Quezada salió con su pareja, el padre de Gabriel, de la casa de Las Hortichuelas, dejó a Ángel en un hotel, donde iba a hacer una entrevista en televisión, y condujo 5 kilómetros hasta las proximidades de un pozo situado en una finca familiar en Rodalquilar. Y los agentes la vieron coger una manta y algo dentro de esa manta, lo introdujo en el maletero del coche y se trasladó hasta Vícar. En Vícar la estaban esperando. Previamente los agentes la habían filmado y la habían fotografiado para que no hubiera ninguna duda. Cuando llegó a Vícar, poco antes de meter el coche en el garaje del domicilio, un coche de la Guardia Civil camuflado le bloqueo la entrada, y el que la estaba siguiendo por detrás le bloqueo la salida. En ese momento bajaron los agentes y le dijeron: “Abra usted el maletero”.
Cuando abrieron el maletero y desenvolvieron la manta, vieron el cuerpo de Gabriel lleno de barro. Fue el momento en el que se la detuvo. Ella dijo algunas frases de yo no he sido o… Hay varias versiones… Bueno, yo no he cogido el coche, yo no… El caso es que ahora mismo permanece detenida en las dependencias de la Guardia Civil y la investigación tiene que aclarar todavía muchas cosas. Primero, si actuó sola o no actuó sola. Manejar un cuerpo de un niño de 8 años tampoco es tan sencillo. Hombre, no es imposible pero requiere… Un peso muerto de un niño… En fin, requiere trabajo. Segundo, cuándo murió Gabriel. Tercero, de qué manera murió Gabriel. Y luego, si quieren ustedes, además de dónde escondió el cuerpo, cuál fue el móvil del asesinato. ¿Celos patológicos? Tal vez. La… ¿El intento de obtener algún secuestro? Tal vez. Ella fue la que, en principio, era partidaria de aumentar mucho la recompensa si se encontraba por alguna pista por la que se encontrara a Gabriel. Lo cierto es que esta noticia luego tiene, además, muchas otras ramificaciones que si quieren ahora les vamos a contar.
Solo cabe decir una cosa, además de la constancia de que el mal existe: ¡Viva la Guardia Civil! ¡Larga vida a la Guardia Civil!