"Un terrorista condenado compareció en el Congreso, con el permiso del inclasificable felón, Pedro Sánchez"

Señoras, señores, me alegro, buenos días. 

El viernes es 14 de febrero, oído cancillos nubosos en el norte de la paninsula con lluvia en Galicia, y el cantábrico van a caer nevadas en los Pirineos a partir de los 1.600 metros. Las temperaturas pues suben un poco. Como sube hoy, hay la temperatura del amor. En un día tan natural como es este día de los enamorados. Y que les voy a decir.

Luego están los que dicen, no, no, no, yo no entro al juego, de una estrategia comercial que Pepín Fernández en su día inauguró. Galerías preciados, el día de los enamorados, hoy te quiero ir más caller y me ha como... Y aquella medalla que creo ver al dedo del medio levantado o algo así, hoy te quiero más caller y menos que mañana. Bueno, pues... Vamos, fin, que cada uno, ¿verdad? 14 de febrero significa que estamos en la mitad del mes de febrero, que tiene 28 días.

Así que cada uno, otro minuto. Bueno, hoy hay dos asuntos fundamentales de los que quiero hablarles y tres si me apuran, cuatro si tenemos tiempo. Uno que es una fotografía de la infamia, que es la presencia en el Congreso de un terrorista condenado a 43 años por asesinar en Barcelona, aquel 17 de agosto, con la famosa fragoneta que iba por las ramblas como loco y que, además, formaba parte o era el que se salvó de la explosión de las bombas en la casa de Alcanar, donde estaban preparando explosivos para atentar en Cataluña.

Oigan ustedes, un golpista, huido de la justicia, obliga a que comparezca en el Congreso, nada menos que un terrorista condenado, con el permiso del inclasificable felón, que se llama Pedro Sánchez, a través de su persona interpuesta, que es Francina Armengol.

¿Para qué? Para difamar al Estado español y al CNI. Por supuesto, sin pruebas. Y eso, ¿cómo es posible que pase? Pues porque lo exigió Junts y Sánchez dijo, sí, claro, un asesino, un asesino condenado a 43 años, que va esposado desde la cárcel de Córdoba, hasta el Congreso, para decir que el CNI y el Estado español utilizaron al imán de Ripoll, como el hombre que bla, bla, bla, y secundar esa demencial, enloquecida teoría de la conspiración, que manejan los puyamón, etcétera, etcétera.

Donde y como más daño se pueda hacer a España, ahí estará el independentismo catalán en este caso. El otro también. Y lo grave de todo ello es que eso sea secundado por un partido como el Partido Socialista, porque le necesita. Permitir a un terrorista, que ya mete terrorista al Estado en el propio Congreso, y que un juez además autorice la salida del individuo en vez de hacerlo telemáticamente, es absolutamente un infame. Pero si quieren hablar de eso luego.

Porque, que sea San Valentín, No nos libera de que Donald Trump nos siga atizando con el látigo del Ninguneo y los aranceles. Trump, oye, asómense a cualquier medio de comunicación, el titular fundamental es ese. Trump prácticamente ninguneó Europa. Trump prácticamente atiza a Europa con varias cosas. Primero quitándola de medio en la negociación bilateral para la paz en Ucrania y diciéndole de más a Europa espabilaos y buscar vuestra propia defensa.

Y segundo, cuando Europa se estaba alamiendo de la herida de haber sido arrincorada en el planteamiento para acabar la guerra de Ucrania, anuncia una batería de aranceles recíprocos para castigar a Europa por aplicar el IVA a productos estadounidenses. Cosa que es un poco tramposa. Porque el IVA es un impuesto al consumo que se cobra a cualquier producto. No es que se le aplique a los americanos por ser americanos.

Pero Trump pretende con esta medida apretar un poco más en las clavijas a productos europeos como que los automóviles, como los chips, como los insumos farmacéuticos y lo hace con una estrategia absolutamente civilina que consiste en no plantear un calendario demasiado concreto, así vaporosamente, para emplear la guerra arancelaria como una palanca de negociación.

El último memorándum que ha firmado con un rotulador de punta gorda, eso que utiliza, solo apunta a que esos aranceles podrían entrar en vigor a partir de abril y que se irá decidiendo en función del superávit que tenga unos Estados Unidos con cada país en concreto. En eso a nosotros no nos va demasiado mal, debo decir. Pero bueno, Trump va a cara de descubierta, reconoce que busca imponer una relación no igualitaria, sino beneficiosa para Estados Unidos.

Si no veo que yo te vendo más a ti que tú a mí te aplico a los aranceles. El problema de esta estrategia es que Estados Unidos se va a ganar una fama de país hostil que solo busca imponer una fuerza económica al precio que sea y eso va a ser difícil de maridar con la idea de ser el defensor de la democracia, el libre mercado, nuestro gran socio, gran amigo y todo eso.

El caso es que lo mismo es por eso que Trump va a querer hacerse la buena persona que cuando le han preguntado ¿Por qué desata esta guerra con Europa ahora? ¿Por qué no lo hizo en el primer mandato? Porque dijo bueno, es que lo estaban pasando tan mal con el Covid y entre esos países ha vuelto a mencionar a España.

No se iba a poner aranceles en 2019 pero le dimos pena con tanta muerte a cuenta del Covid. Pues con esos bueyes hay que arar. Luego Trump primero por Faso por Nefast tiene a España en el punto de mira para todo. Y segundo porque está obsesionado con pegar un rejonazo a Europa aunque sea de magoja aunque sea falseando la realidad.

Porque es mentira eso que dice de que él iba a ser un arancel engubierto que los europeos estamos aplicando a sus productos. Estados Unidos también tiene un impuesto específico para algunos productos europeos. Aquí estamos ante un cambio de estrategia en la que Estados Unidos se va a entregar a Chovenismo Económico.