Alejandra Suárez, en 'Herrera en COPE': “A través de mi madre la CIA contactó con mi padre”
La bióloga presenta 'Nombre en clave: Trigon', un libro en el que reúne las memorias de su padre, uno de los espías rusos más importantes de la Guerra Fría
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Su historia es digna de una película. Ella es la hija de Aleksandr Ogorodnik, uno de los espías rusos más importantes de la Guerra Fría. Y no supo a que se dedicaba su padre hasta hace unos años. Alejandra Suárez no ha querido que la historia de su progenitor caiga en el olvido y decidió relatarla en 'Nombre en clave: Trigon', un libro en el que reúne las memorias de su padre, el espía que fue contactado por la CIA en Bogotá y capturado por la KGB en Moscú. Una historia que ha querido plasmar tras conocer que su madre, Pilar Suárez Barcala, padecía alzhéimer y que comenzó en unos años particularmente difíciles. Y donde Alejandra honra a su padre, a quien ha definido como “un diplomático soviético, hijo de un oficial de alto rango de la Marina Soviética, que desde el principio estuvo muy enfocado hacia el régimen y muy convencido de que el régimen comunista y el régimen soviético era lo mejor y que, por su experiencia de vida, se fue dando cuenta de que les mentían cada día y que ese régimen no era el mejor, como ya se ha demostrado”.
Tras esto, como ha explicado la bióloga, y durante uno de sus destinos diplomáticos en Bogotá conoció a la madre de Alejandra, Pilar, y se enamoraron. Pero este no fue el final de la historia: “A través de mi madre – cuenta Alejandra – la CIA contactó con mi padre y decidieron reclutarle. Vieron que estaba muy decepcionado con su país y vieron una oportunidad de que trabajará para ellos”.
El reclutamiento de Aleksandr, como ha narrado la bióloga, fue posible gracias a su madre a quien contactaron tras “captar una escucha telefónica entre mis padres de la Embajada Soviética y consideraron que mi madre era una buena vía de contactar con mi padre”. Sin embargo, no lo consiguieron a la primera, sino que tuvieron “varios intentos fallidos” hasta conseguir que Aleksandr Ogorodnik se convirtiese en uno de los espías más importantes de la Guerra Fría.