El exagente del CNI que sobrevivió al atentado en Irak en 2003: "Los jóvenes no saben lo que ha pasado"
José Manuel Sánchez Riera pasa este miércoles por los micrófonos de 'Herrera en COPE' para narrar el trágico suceso y contar las secuelas que todavía sufre
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El 29 de noviembre de 2003, la vida de José Manuel Sánchez Riera cambió por completo. Es exagente del CNI y superviviente al atentado de Irak que sufrió en esa fecha. Todos sus compañeros fallecieron. Solamente él sobrevivió. Transitaban una carretera en Irak, es la ruta Jackson. La vía principal entre Bagdad y el sur. Ellos habían estado comiendo. Estaban en una zona complicada y, al final del viaje, se desencadena todo.
Este miércoles, ha pasado por los micrófonos de 'Herrera en COPE' para contar su historia y de qué modo el trágico suceso le cambió la vida.
Los ocho proceden del Ejército. Van en dos vehículos. Y fuertemente armados, comienzan a disparar. "Yo iba en el segundo vehículo, fue realmente al entrar en una pequeña población cuando oímos un ruido potente de motor que salía por nuestra derecha. Arrancó y comenzaron los disparos".
Cuenta que no tiene la certeza de si sabían quienes eran. Los primeros disparos "no acaban, en principio, con la vida de nadie. Es la situación caótica inicial. Aunque estamos preparados para este tipo de circunstancias, nunca lo estás".
Llegan a una pequeña aldea muy dispersa y, en esos momentos, narra que no se fijaron en exceso en el paisaje.
Lo que ocurrió es que "Alfonso (uno de sus compañeros) dice que le han dado. Salimos de la carretera. Y aparecemos en un lugar en el que hay unas pequeñas casas".
El vehículo queda inutilizado, dice Sánchez Riera, que baja con otro compañero. "Vimos como era la situación en nuestro coche y como estaban Alfonso y José Carlos". El coche de los atacantes desapareció, creían que iba a acabar el ataque, pero no fue así.
Tenían la munición justa. Eran armas de defensa personal y cercana. En esa situación, un compañero le pide que vaya a por otro vehículo o que salga a pedir ayuda.
"Todo esto sucede en una secuencia de movimientos y llamadas. Desde las casas, nos hacían fuego, y viendo que las posibilidades de defensas eran las que eran, me dijo que fuese a pedir ayuda. Subí hasta el otro coche. Ahí estuve un tiempo. Me impactó algo en el costado y seguí".
A unos doscientos metros hacia el norte sí había vehículos parados y un atasco. En el trayecto, cruzó la carretera e intentó parar un coche. "Ahí la turba me redujo y empezaron a golpearme. Me metieron de pie en el maletero. Es una situación muy extraña".
Tenía todas las papeletas para haber sido pasaportado en ese momento de una y otra forma. "Me bajaron del vehículo, me dieron golpes y patadas. Se acercó un individuo y me dio un beso y se fue. Hay que entender que, igual que los otros me mataron, ellos tampoco querían ver el resultado final".
"Hubo momentos en los que yo quería morir"
¿Quién era ese señor y qué poder tenía? Explica Sánchez Riera que "cambió la situación tras ese beso. Desapareció la gente que me metió en el maletero y aparece otra. Muestra cierta ayuda. Sabemos que él se acercó porque había ataque a occidentales y eso fue lo que me salvó", narra a Carlos Herrera.
Se montó en un taxi y el conductor le ofrece llevarle a una Comisaría. "Vino una patrulla, me monté en el primer coche y conté que me estaban atacando hacia el sur. Todavía los atacantes estaban haciendo fuego".
Respecto a las veces que ha revivido lo ocurrido a lo largo de su vida, indica que una vez al día mínimo. Creía que iba a morir y que no iba a volver a ver a su familia. "No hay emotividad. En esos momentos, tú haces lo que tienes que hacer. Le damos poco valor a la vida humana, incluso a la propia. Hubo momentos que yo quería morir", cuenta en los micrófonos de 'Herrera en COPE'.
Volvió en el mismo avión que sus compañeros fallecidos. Asegura el ex agente del CNI que lo único que recuerda de su llegada a Torrejón es que "era un día muy lluvioso. Salió todo el mundo del avión. Yo me quedé. Y dos horas después salí con la persona a la que le tocó acompañar a mi mujer durante la tarde del sábado dándole noticias. Nos conocíamos desde los 14 años. Ahora, aparte de uno de mis mejores amigos, es uno de mis ídolos".
Lo que sí se ha sabido es cómo tuvieron que ser los últimos minutos de sus siete compañeros. Se defendieron hasta la última bala. Y Sánchez Riera, 20 años después, asegura que lo ocurrido le va a acompañar hasta el final de sus días. Lo sucedido sirvió para hacer cambios.
"Todas las generaciones, incluidas las de mis hijos, están huérfanas de conocimiento"
"Después del atentado, se cambió toda la forma de funcionar y ha salido bien. Aprendimos mal, pero el resultado ha sido muy positivo". La vuelta a su trabajo y a la vida familiar, fue complicada.
Le ayudó en el principio y fue "una montaña rusa de situaciones y de momentos mentales. Tengo estrés postraumático. Ha habido momentos que han sido tremendamente complicados hasta el punto de estar un año de baja. Te quedan todas las secuelas y los problemas los tuve en mi núcleo familiar".
Desde el 2014 está retirado. Ahora, el destino ha querido que su labor sea defender la memoria de las víctimas del terrorismo. "Me fui a Valencia por circunstancias de la vida e ingresé en la asociación de víctimas del terrorismo. Somos 320 socios. Soy presidente".
Por último, ha asegurado que "todas las generaciones, incluidas las de mis hijos, están huérfanas de conocimiento. No saben lo que ha pasado. Y ahora sí hay ciertos proyectos para recuperar esa memoria. Y en esas estamos en las asociaciones, aparte de apoyar a las víctimas".