Fiona Ferrer: “Decidí que la moda era superficial y que nunca me dedicaría a ello y mira dónde estoy ahora"
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Ella domina ese mundo de las apariencias. Sabe lo que hay delante y detrás de un flash o de un like. No se conforma con una cosa. En su nueva novela, La estilista, ha querido transmitir lo bueno y lo malo de un sector donde se reúnen diferentes profesionales: desde modelos y periodistas hasta fotógrafos y estilistas. Ella ya tiene que pensar en qué es lo que no ha hecho en el mundillo, porque ha hecho casi de todo. La protagonista de su libro tiene mucho de ella “pero os dejo decidir cuánto de Frida y cuánto de Fiona hay en el libro”. Hay luces y sombras: “hablo de la depresión y me considero una valiente por hacerlo y pienso que tenemos una responsabilidad de explicarle a la gente que el mundo fenomenal, no existe.”
Desde que descubrió la moda en París, “decidí que el mundo era muy superficial y que nunca me dedicaría a ello y mira dónde estoy ahora”. Y es que le ha encontrado la parte humana de la profesión: “la gente ve la foto final pero la perfección no existe y no atrae al mismo tipo de hombres y mujeres”. Todo lo que sea diseño, arte, decoración, es moda. Fiona ha trabajado en todas esas alternativas pero sobre todo se define como empresaria. Viniendo de familia textil sabe que un jersey está compuesto por un tejido, una persona que lo confecciona, y un marketing que hace que llegue.
El libro se convierte también en una guía de lugares donde comer, donde pasear, lugares mágicos para disfrutar, y asegura Ferrer en Herrera en COPE que faltan muchos: “mi editora no me ha dejado poner todos asique seguro que habrá segunda parte”.
Reivindica poner en valor, esta nueva profesión de influencers y prescriptores, que lleva mucho esfuerzo. Si su cuenta de Instagram tiene muchos seguidores, Fiona piensa que es “porque soy natural y cercana”. Comparte fotos del día a día, de proyectos y alegrías que no se quedan solo en este último libro y es que Fiona siente que hace todo lo que le gusta, y sigue una filosofía encomiable: “Cómete el mundo sin comerte a nadie”. Nada más que decir señoría.