Verónica Zumalacárregui relata su experiencia grabando un programa culinario en África: "Ha sido un reto"

La presentadora de Canal Cocina, Verónica Zumalacárregui, ha pasado por los micrófonos de 'Herrera en COPE' para hablar sobre su último programa en tierras africanas

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Redacción Herrera en COPE

Publicado el - Actualizado

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Verónica Zumalacárregui está de estreno, el 27 de julio se estrena en Canal Cocina, "Me voy a comer el mundo". Así se llama su último proyecto profesional. Este viernes, pasa por los micrófonos de 'Herrera en COPE' para contarnos curiosidades de su trayectoria y todos los detalles de ese estreno.

"Llevo ya ocho años grabando "Me voy a comer el mundo" y estoy plenamente satisfecha, pero me faltaba explorar un poco más profundamente el continente africano. Ya había estado a nivel personal en pocos países, pero lo que quería era ir con las cámaras para hacer lo que hacemos siempre en Canal Cocina, adentrarnos en las casas locales de todo el mundo. Me faltaba el continente africano y por fin lo hemos conseguido", cuenta Verónica sobre su visita en África.

Empezando por la preproducción, asegura que "ha sido todo un reto grabar en África".

"Es muy difícil preproducir un programa desde España en África. Cuando estamos preparando un rodaje desde Japón hasta Eslovenia, podemos contrastar información no solo hablando por teléfono, sino mirando videos en Internet, curioseando en Instagram... En África eso es imposible porque no hay videos de YouTube de todos los mercados que yo quiero conocer para decidir a cuál vamos a ir. También es difícil hablar con los africanos a cualquier hora. Cuando llegaba la hora de hablar no me cogían el teléfono".

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¿Qué supone la grabación de un programa en África?

"El proceso es un poco el de siempre, pero con muchas más complicaciones. Empezar a hacer un research y una investigación en términos culturales y gastronómicos de ese país o esa ciudad en concreto y empezar a hablar con los habitantes de ese lugar para ver cuáles son sus mercados y restaurantes favoritos. También convencerles para que me dejen traspasar las puertas de su casa y de su cocina para cocinar con ellos", comenta Zumalacárregui acerca de como comienza a crear el contenido del programa.

Con cámaras y todo tipo de equipo, los locales de esos lugares no están acostumbrados a ver un equipo de personas muy pendientes de ellos. "De hecho, en algunas culturas nos pasó, en Nairobi, creen que las cámaras les roban el alma. Hay muchos mercados en los que hemos sido disuadidos de grabar y en los que e un poco incómodo y también hemos aprendido a filmar de otra manera. Explicar por qué grabábamos y pidiendo permiso antes", subraya Verónica acerca del proceso de grabación.

En otras culturas a lo mejor las costumbres europeas se ven de otro modo. "Enseguida entré en su forma de comunicarse a través de ese lenguaje no verbal", dice Verónica sobre su interacción con los locales.

En Kenia, lo más impactante, es la sensibilidad, de hecho hay un disclaimer al comienzo del programa alertando este hecho. "Hemos grabado con la tribu masái y ahí han puesto a prueba mi curiosidad gastronómica más que en cualquier otro lugar del mundo. Me pusieron a prueba con ciertas aventuras culinarias, que tiene que ver con los animales (como los sacrifican, cocinan y comen). Ha sido duro", comenta.

El matatu es el autobús público en Kenia que suele trasladar a la gente desde Nairobi, la capital, hacia las afueras. "Por las tardes ponen una música y unos altavoces con los que es imposible hablar, está la música superalta. Tienen mucho ritmo bailando. Aunque vayas de turista, hay que cogerlo sí o sí", dice sobre el autobús urbano.

Con los masáis la primera prueba que tuvo que superar Verónica fue "ver como le clavaban una flecha en la yugular de una vaca y salía un chorro de sangre. Los masáis beben directamente de ese chorro". Esa sangre se mezcla con leche recién ordeñada de la vaca. A una oveja también la sacrificaron. "Verlo y vivirlo es bastante impactante".

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Verónica Zumalacárregui relata su experiencia grabando un programa culinario en África

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Comida callejera y condiciones de higiene

"Lo que me anima a probar todo a cada sitio al que voy, es que me da vergüenza decirles que no", cree sobre la comida local. A lo mejor comer una pata de jamón a alguien en otro rincón del mundo, podría parecerle un sacrilegio.

"En Nairobi es donde más comida callejera he visto y he probado. En Uganda también, en Senegal también hay la verdad, pero en Kenia es que la gente come en la calle de manera habitual, en lugar de ir a un restaurante con menú del día, comen en la calle. He de decir que está muy rico, la gente me pregunta, ¿pero qué estómago tienes, eres capaz de comer en cualquier sitio?", dice Zumalacárregui acerca de la comida callejera africana.

"La gente piensa en África y piensa que faltan condiciones de higiene y de salubridad. No voy a decir que calidad tiene el agua porque no lo sé, pero es verdad que ellos a la hora de cocinar y de comer se lavan las manos constantemente. De hecho, tú te sientas en un restaurante de cualquiera de estos países, de Kenia, de Senegal, de Uganda… Lo primero que hace una camarera al verte es acercarse a tu mesa con una palangana de agua y una pastilla de jabón para que te laves las manos antes de comer. Y cuando terminas, porque muchas veces se come con la mano, vuelve para que te laves las manos después", considera acerca delas condiciones higiénicas.

En Senegal, hay una isla constituida y formada por conchas blancas. "Cuando baja la marea, las mujeres van a recoger berberechos y los cerdos con el hocico desentierran navajas. Y se las comen", dice sobre la comida en Senegal. "Es ese destino para los viajeros que quieran conocer África y no se atrevan. Es excitante porque tiene un componente exótico. Puedes arrancar tú mismo una ostra de los manglares y comerla allí", concluye.

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