Se reactiva el caso del triple crimen de Burgos 19 años después: "Estaba muy nervioso, se volvió medio loco"
Nacho Abad detalla en 'Herrera en COPE' las claves de la última hora que pueden hacer que el principal sospechoso se pueda a sentar en el banquillo
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Nacho Abad nos sitúa en junio de 2004. La familia Barrio: Salvador, Julia y Álvaro están durmiendo cuando, sobre las cinco de la mañana, alguien que tiene las llaves de su casa, entra para asesinarlos. Un total de 99 puñaladas les asestó el desconocido.
Tres años más adelante, en 2007, la policía detiene al hijo mayor, Rodrigo, el cual estaba viviendo fuera, en un colegio mayor. Es imputado y se le atribuye el 'Síndrome del Príncipe Destronado'. Esta patología se basa en que él creía que los padres querían más a su hermano pequeño y él sufría envidia. Sin embargo, a la Fiscalía y al juez no les convence esta versión de los hechos y el caso se archiva, exculpando a Rodrigo.
Salvador fue enterrado en La Parte de Bureba, localidad de Burgos de la que era alcalde. Al día siguiente del asesinato, aparecieron unas pintadas "donde le llaman lindezas como 'cabrón', escritas a mano con unas pinturas", nos explicaba Nacho Abad. La prueba grafológica para determinar quién había sido el autor concluye que son de un tipo llamado Ángel Ruiz, que es detenido.
Otro asesinato, ¿mismo autor?
Un nuevo salto en el tiempo nos lleva hasta 2011. Doña Rosalía, de 85 años, se encontraba paseando por el lado izquierdo de la carretera. Un coche que circulaba por la derecha cruza los carriles y se la lleva por delante, matando a la señora. El conductor se da a la fuga tras recuperar el control del coche.
Pasó un año y apareció el coche, fundamental para esclarecer este asesinato por atropello. En su interior, se encontró un pelo de Ángel Ruiz, que es preguntado por su relación con el dueño del coche. El sospechoso, "por ese y otros mil indicios más", relataba Abad, fue condenado a 18 años de cárcel.
Una declaración clave
Hace apenas unas horas, una nueva persona ha prestado declaración ante el juez. Esto ha sido lo que ha provocado la reapertura del caso del triple crimen de Burgos. Un preso, de la confianza de Ruiz, se enteró de que se había descubierto quién fue el asesino de Rosalía porque habían encontrado un pelo del criminal. Además, escuchó que se iba a investigar en las casas de los asesinados y los sospechosos para buscar coincidencias con los pelos del chico, su padre y la relación con el dueño del coche.
Desde ese momento, el preso comenzaba a notar a su compañero en la cárcel, Ángel Ruiz, con un "gran nerviosismo y se volvió medio loco", detallaba Nacho Abad. Por el cambio de actitudo, fue a preguntarle directamente. La claridad de la respuesta que le dio ha sido lo que ha desencadenado que se reabra el caso. "Ya te digo yo que el niño no fue el que asesinó a sus padres", le aseguraba Ángel Ruiz.
La llamada de Ángel Ruiz a un familiar
Los indicios y las pruebas, nos cuenta Nacho Abad, "no están lo suficientemente aquilatadas como para poder sentarlo en el banquillo". Por eso, la figura del preso puede ser crucial para poder hacerlo. Lo que sí se ha conseguido es que Ruiz prestara declaración también, un día antes que esta persona. Pero lo más revelador es lo que le cuenta a un familiar por teléfono tras el interrogatorio.
Las tres ideas que saca Abad de la conversación son las siguientes:
- Comenta que el niño no fue, tal y como contó al preso.
- Asegura que no conoce al alcalde y su familia, cosa que es falsa. "Salvador cosechaba las tierras de la familia y hablaban con frecuencia", explicaba.
- Las llaves. El asesino de la familia pudo entrar porque tenía la llave de su casa. "Cuando registran la casa de Ángel Ruiz encuentran más de 100 llaves que no le pertenecen, más de 100", insistía. Una de ese centenar corresponde al despacho de Salvador de la época en la que era el alcalde.
"Vamos a ver qué pasa, si finalmente se sienta en el banquillo o no", concluía Nacho Abad.