Tenemos una oportunidad enorme en el mundo del trabajo, debería contribuir a una buena salud mental

El monólogo de Irene Pozo en la Linterna de la Iglesia

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Esta semana, en la que hemos celebrado la Jornada Mundial por el Trabajo Decente, he tenido la oportunidad de participar en un encuentro donde se hablaron de muchos de los retos que tenemos como sociedad, pero también como Iglesia. 

El mundo del trabajo plantea grandes desafíos en el mundo actual. Estamos hablando de una prioridad humana, por lo tanto, y como recuerda el Papa Francisco, es también una prioridad cristiana.

No hay que perder de vista que el trabajo es lo que le permite a una persona poder desarrollar un proyecto de vida… Es decir, acceder a una vivienda, formar una familia, o simplemente el poder desarrollarse en la propia sociedad … El trabajo es un derecho reconocido, lo que pasa que muchas veces detrás de ese derecho nos encontramos situaciones muy injustas.

La evangelización del mundo del trabajo surgió precisamente como respuesta a las situaciones de injusticia y deshumanización que se padecían y aún hoy se padecen en la actualidad. La Iglesia nos recuerda que la realidad laboral en España es preocupante: el desempleo estructural, la alta tasa de temporalidad, la pérdida de poder adquisitivo de los salarios, las dificultades de la conciliación laboral y familiar o el aumento de las enfermedades psicosociales comprometen la estabilidad de los proyectos vitales de millones de personas en nuestro país.

Y me quiero detener en este último punto, porque creo que hay una labor importante que hacer en las empresas respecto a la salud mental. El estrés, la ansiedad, la depresión… son trastornos que cada vez afectan más a los trabajadores. Solamente, en los últimos 5 años, se han duplicado las bajas laborales por salud mental. Un dato que crece hasta el 88% si nos fijamos en los jóvenes menores de 25 años… ¿Qué nos está pasando? Tenemos una oportunidad enorme en el mundo del trabajo, algo tan vital en la vida de una persona, debería contribuir a una buena salud mental… Pero a veces todo se da la vuelta…

Creo que merece la pena reflexionar sobre esta cuestión que además sufren de manera tan significativa las nuevas generaciones, que al final son nuestro mañana… A mi me gusta mirar a la Doctrina Social de la Iglesia porque en ella, el trabajo y la situación de los trabajadores, ocupan un lugar central.

Al final de trata de mirar a la persona, al entorno en el que vive, al mundo en general para darnos cuenta del derecho que tenemos cada uno de nosotros a tener un trabajo digno que nos permita desarrollarnos plenamente como seres humanos.

Me consuela saber que en la Iglesia, que también forma parte de la sociedad, hay personas e iniciativas fantásticas luchando cada día por esto. Pero también cada uno de nosotros, en esa sinodalidad en la que venimos caminando, tenemos que ser conscientes de la importancia que tiene un trabajo decente. Porque pequeños gestos en nuestro entorno, pueden cambiar muchas cosas. Ya lo decía Madre Teresa: “No tenemos la solución de todos los problemas del mundo en nuestras manos, pero frente a los problemas del mundo tenemos nuestras manos”.

Cuidemos el trabajo. Eso hará que se convierta en esperanza para muchos.

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