Se matricula en Enfermería en Madrid y sus compañeros se quedan de piedra al saber quién es el joven que le acompaña
Expósito cuenta la historia de Carlos, un hombre que estudia una carrera en la Universidad Camilo José Cela y que ha sorprendido a sus compañeros con su compañía
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Se calcula que en España más de 43.000 personas mayores de 60 años se han matriculado para el curso actual en alguna carrera universitaria. Aunque no es el caso de Carlos, que todavía tiene 53 años, él sí que ha decidido apuntarse para emprender cuatro años de estudios superiores en la Universidad Camilo José Cela de Madrid.
No obstante, lo que ha llamado la atención de los nuevos compañeros de Carlos no es precisamente la diferencia de edad, como explicaba este martes en La Linterna Ángel Expósito. Sino que, lo que les ha sorprendido ha sido la compañía: el joven que va con él.
Carlos se matricula en Enfermería
Carlos es uno de esos adultos que ha decidido regresar a la universidad, como cuenta en La Linterna. “Tengo 53 años, soy estudiante de enfermería y bueno compaginar mis estudios con mi profesión. Trabajo en un centro de mayores realizando labores de administración, gestión y control de calidad”. Asegura que eso fue lo que le motivó y le “incentivó para estudiar esta carrera”.
Ahora ya está en tercero de carrera y este mismo martes ya ha tenido un examen. Asistir de nuevo a clase ha sido como un viaje en el tiempo, su memoria se puso a trabajar desde que tomó la decisión. Su motivación: mejorar la vida de nuestros mayores.
“Me enamoró el tema de esta generación que se está yendo, es digna de admiración y estamos recogiendo lo que ellos sembraron”, explica el propio Carlos en los micrófonos de COPE. Pone en valor que esa generación “salió de una guerra, trabajaron como animales para sacar España adelante, y la pregunta es qué necesitan y la respuesta es profesionales de enfermería”.
La relación con sus compañeros
La toma de contacto con sus nuevos compañeros resultó más fácil de lo que esperaba, y eso que podía tener la edad de sus padres. En estos tiempos la enseñanza ha evolucionado no sólo en el aspecto didáctico. “Me preguntaron los primeros días de la universidad, claro, todos no nos conocíamos, y poco a poco se fueron formando los grupos, se acercaron los que ahora están más cerca de mí, yo les expliqué lo que me motivaba, ellos lo aceptaron y no hubo ningún tipo de problemas”, reconoce.
Por ejemplo, si nos fijamos en la tecnología, en las últimas décadas ésta ha tenido un impacto profundo en las relaciones personales. Hace 40 años una carta o una llamada a un fijo eran las únicas formas de relacionarse. “En aquella época tomábamos apuntes a mano y nos relacionábamos con nuestros compañeros, pues muchas veces en la foto copiadora porque saltabas una tía así tenías que ir a fotocopiar lo que te dejaban tus compañeros; ahora esto no tiene nada que ver”.
Quién acompaña a Carlos
David, el hijo de Carlos, tiene 22 años y después de estudiar un año el doble grado de Fisioterapia y Enfermería decidió centrar su futuro en esta última. Y es que, cuenta, su padre ha sido un espejo en el que mirarse. “Soy una persona muy empática y creo que es un valor que para enfermería es básico y siempre me ha dado la atención”, apunta el hijo de Carlos. Y es que ambos se empujaron el uno al otro para estudiar el grado junto a su padre en la Universidad Camilo José Cela. “El verano que mi padre decidió que iba a matricular en enfermería y yo estaba allá y que no sabía muy bien qué hacer, nos motivamos y pues nos matriculamos juntos”, confiesa.
Hace años que dos generaciones muy dispares compartieran aula era algo excepcional. Lo que antes en el Campus veíamos como una singularidad ahora se ha convertido en algo habitual. El placer de aprender y socializar son las principales motivaciones de los mayores de 65 para regresar a la universidad.
“A mi padre le gusta mucho estudiar, yo siempre lo recuerdo con un curso o algo, investigando esto, lo otro, por lo que no me extrañó”, apunta David en La Linterna. Aunque, reconoce, que se hizo raro que fueran los dos juntos a clase: “el que vaya y fuésemos los dos, al principio era como ir a la universidad con mi padre, sonaba un poco raro pero muy bien, muy natural todo y bien”.
Ir a la universidad con mi padre, sonaba un poco raro pero muy bien, muy natural todo"
Estudia Enfermería con su padre Carlos
Carlos recordaba de su primera licenciatura los apuntes. Ahora el material de las asignaturas pasa por Internet y la Inteligencia Artificial. “Tomábamos apuntes a mano y consultábamos con algún libro de forma puntual o al revés”, explica Carlos entre risas. “El hecho de que tener todos los apuntes colgados y todo más claro también te da pie a la distracción”, concluye.
En cualquier caso, el esfuerzo que tiene que hacer cada día Carlos es grande y le “cuesta mucho”. “Tener que trabajar por las mañanas, estoy a todas las tardes y además no solo estudiar, porque la enfermedad es una cara muy práctica”. “Cuando te toca hacer prácticas en hospitales, ya se ha casado muy tarde después de tener una jornada de prácticas. O sea O tienes que tener la atención al 100% y llego agotado”.