Así se prepara la Semana Santa desde dentro

Virginia lleva más de 30 años en la Archicofradía de Jesús de Medinaceli. Sus primeros recuerdos son de cuando acompañaba a su abuela a la iglesia a comprar un cordoncito de Jesús. Desde entonces, la tradición ha pasado de generación en generación. En los muros de la basílica se han casado sus hermanas, se han bautizado sus sobrinos y se seguirán celebrando todos los sacramentos que ocurran en la familia.

La basílica está en pleno Barrio de Las Letras, en Madrid. Jesús está en su trono, los fieles se amontonan para verlo. Los floristas están colocando las cuatro mil flores que acompañarán el paso. La calma del ambiente se mezcla con la emoción y con los nervios de los preparativos.

En 2019 la procesión no salió. Llovió toda la tarde y solo pudieron recorrer unos pocos metros. La pandemia prohibió las de 2020 y 2021. Así que este año, es especial. Virginia se prepara con su túnica, su capirote, un cordón dorado, los guantes blancos y la vela. Dice que irá cerquita de Jesús, todo lo que pueda. Y dice que nunca le pide nada, pero este año rezará por dos cosas: por salir el año que viene y por la paz en Ucrania.

Carlos es costalero de la Hermandad de la Esperanza Macarena, en Sevilla. Ya está listo para salir. Lo más grande que existe en esta vida, dice, es la Macarena. Es parte de su familia, de su tradición, está dentro de su cuerpo. Lleva preparándose todo el año para este momento, para levantar a la Virgen junto a sus compañeros. Se viste en casa mientras escucha el “Pasa la Virgen”, su marcha favorita de Semana Santa. Dice que refleja muy bien el recorrido del paso: “desde que sale hasta que termina”.

Ricardo es cofrade de la Hermandad de las Siete Palabras de Jesús, en Soria. Dice que allí las figuras son muy sobrias, como los castellanos. Llevan dos pasos de los que están muy orgullosos y una banda infantil que les emociona cada vez que salen. Ricardo es Hermano Teniente y director de la banda. La noche de antes será la peor del año, no dormirá nada... lo sabe más que de sobra, porque lleva 35 años acompañando al Señor.

Son las horas previas al gran día. Los nervios, la emoción, la gratitud, las peticiones... todo se amontona en un solo sentimiento, en el de la Semana Santa, el de la tradición, el de la herencia de nuestra familia. 364 días resumidos en uno solo.