"Para chiringuito, los fabricados por, desde y para Begoña Gómez, en la privada y en la pública"

Ángel Expósito reacciona a las medidas anunciadas por Sánchez para las universidades este martes

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Tras un par de días en Argentina y otro día volando entre y de vuelta, pues ya estamos aquí. Y te prometo que cuando aterrizas y vuelves a encender el móvil, el panorama se te vuelve desolador. El mundo está como está, indudablemente, pero lo nuestro es de traca. A ver si me explico. Aterrizas y cuando Christian, el sobrecargo, dice que podemos encender el móvil o cuando Loreto, la comandante, nos va avisando que nos estamos acercando, que ha sido un vuelo muy agradable, la temperatura.

Abres y te encuentras con la nueva ley de universidades, los ecos de la vicepresidenta del gobierno y número dos del PSOE cargándose, como ella sabe, el Estado de Derecho. Me voy a centrar en el tema de la ley de universidades, presentada como la solución para acabar con los chiringuitos y por la mejora de la calidad educativa y los títulos. ¿En serio? Y lo dice el mismísimo gobierno del presidente. ¿Ya nadie se acuerda de aquello?

El presidente del gobierno anuncia la norma con ese bombo y platillo, sin que se le mueva una mota de maquillaje, ni un pelo, sin una mueca como diciendo, madre mía, qué cosas tengo que contar. No, no, el mismo que sacó la carrera en una privada, que le aprobaron la tesis en otra privada y que firmó con sus santos asesores aquel fraude de la tesis fake. ¿En qué quedó todo aquello? Pues seamos sinceros, en nada. ¿Acaso no nos acordamos del bochorno?

Y es que para chiringuito, los fabricados por, desde y para Begoña Gómez. En la privada y en la pública, por cierto. Hasta el punto de que la mega experta mundial en marketing y recaudar fondos, resulta que no hubiera podido matricularse en su propio chiringuito porque no tenía titulación. Pero eso sí, pudo ser la directora.

Por cierto, en la construcción de un chiringuito también es fundamental el software. Así que ahí también habrá que empujar. Y ya puesto, os propongo que en el desarrollo de la nueva norma sea la propia Begoña quien la explique en Moncloa para que nos enteremos de lo que vale un peine. ¿A qué no hay?

Y una última pincelada sobre este conejo sacado de la chistera para que no hablemos de las cosas, yo que sé, de María Jesús Montero, por ejemplo. Me pregunto, ¿los conservatorios de música o las direcciones de artes escénicas también entran en la categoría de chiringuito educativo? Hay mucha gente que estudia música. Hay muchos conservatorios de primerísima. Recuerda este momento de gloria.

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