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Hace un año tuvo lugar una conversación entre el por entonces ministro de exteriores, Josep Borrell, y un importante mandatario venezolano (de los no chavistas) que visitó España. Durante aquel diálogo Borrell le hizo al venezolano la siguiente confidencia: "Desde España, entiéndalo, haremos lo que podamos porque nuestros socios parlamentarios son los que son".
Sin embargo, esto fue hace un año, o sea doce meses... Si entonces, un ministro del Gobierno de España reconocía que no había mucho que pudieran hacer por mitigar la situación en Venezuela, imagínate lo que será a día de hoy con Podemos ocupando cinco ministerios y con Pablo Iglesias de vicepresidente. La mejor muestra de ello es que Pedro Sánchez no recibe al presidente interino de Venezuela, Juan Guaidó, con el objeto de no molestar a su socio preferente de Gobierno.
Por lo visto, todavía hace falta señalar que Venezuela está sufriendo el mayor éxodo de la historia: más de 6 millones de personas habrán salido del país a finales de este 2020. A esta circunstancia se le suma la miseria, la violencia, el narco y la corrupción del régimen bolivariano de Maduro. Todas estas plagas a la vez en un solo país.
Bueno, pues Pablo Iglesias sigue dando palmas con las orejas por toda la pasta que él y todos sus amigotes trincaron del régimen de Chávez. Zapatero, por su parte, de manera inaudita mantiene un apoyo al régimen absolutamente vergonzoso.
Conclusión: Sánchez no recibe a Guaidó para no molestar a su socio de Gobierno y, quién sabe, si a su predecesor. Qué ignominia.