Diego Garrocho: "A Gadamer, filósofo de 102 años, le preguntaron sobre el secreto para mantener su inteligencia ágil y la respuesta fue sencilla"
El profesor de Filosofía responde en La Linterna a por qué es importante mantener la memoria

Madrid - Publicado el
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¿Por qué es importante tener memoria? La memoria es una facultad que hoy se encuentra cuestionada. De hecho, casi todos los ignorantes suelen menospreciarla y había un ministro de universidades que decía que ya no hacía falta ejercitarla porque ya está todo en internet. Reducir la memoria a un mero almacén de información es un absurdo que sólo demuestra el extravío de quien decide describirla de ese modo. La memoria es una facultad esencialmente humana porque nuestra identidad es precisamente memorativa.
Los seres humanos construimos nuestra identidad a través de una narración personal atravesada de recuerdos y, sin embargo, la utilidad de la memoria no radica únicamente en recordar aquello que fuimos. Aprehender algo, con H, requiere retenerlo, sujetarlo, incorporarlo a lo que ya somos. De ahí que la memoria sea una parte esencial de la educación. Pensar que no tiene sentido ejercitarla porque algún día olvidaremos lo aprendido es algo tan absurdo como decir que no merece la pena viajar porque habrá algún día que tendremos que regresar de ese viaje que hemos emprendido. Para Platón, la memoria era la marca de lo humano y convirtió el recuerdo en su forma privilegiada de conocimiento.
Para San Agustín, la memoria se convirtió en una de las tres potencias del alma y para Dante también la memoria, así lo cifra en el canto quinto de su paraíso, es lo que nos conduce a la ciencia verdadera que exige retener aquello que se aprende. Ejercitar la memoria equivale a ensanchar el canal de nuestra conciencia, aunque esto también tiene su lado oscuro. Pero más allá de esa persecución de la memoria y de esos recuerdos que no queremos que lleguen a nuestra conciencia merece la pena subrayar una última utilidad.
Gadamer, un filósofo que vivió hasta los 102 años, fue preguntado en una ocasión sobre el secreto para mantener su inteligencia ágil hasta esa edad tan anciana y su respuesta fue muy sencilla. Lo que sugería Gadamer era que había que aprender un poema de memoria y no utilizar nunca el ascensor. Eso sí, tan poema es un haiku de tres versos como la Ilíada o la Odisea, así que me hubiera gustado preguntarle a Gadamer de qué tamaño tenía que ser ese poema para ejercitar la memoria y mantenernos lúcidos hasta esa edad anciana.