El mensaje de la madre de Miguel Ángel, guardia civil asesinado en Barbate: "Me lo llevaron a la muerte"
Francisca María Gómez desvela la conversación que tuvo con su hijo cuando le dijo su nuevo destino: "Le dije que estaba en peligro"
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Francisca María Gómez es la madre de Miguel Ángel González que, junto a su compañero David Pérez, fueron asesinados el pasado viernes en Barbate tras ser embestidos por una narcolancha. “He pasado unos días muy malos pero hoy me he levantado diciendo: Dios, tengo que darle voz a mi hijo”, explicaba en los micrófonos de COPE al jefe de Interior, Juan Baño.
Ya que él “no tiene voz”, explica, “no voy a parar hasta que se haga justicia”. Recuerda que habló con su hijo por última vez dos días antes de la tragedia. “Él era conmigo tan hermético que no me contaba cuando se metía en peligro para que no sufriese”, relata emocionada. “Pero yo sabía que en este destino iba a estar en peligro y se lo dije”, en referencia a la costa de Cádiz.
“Él me decía: “Mamá es lo que me gusta”. Era un guerrillero y no podía estar en un Land Rover poniendo multas, si no en los sitios que él sabía que él hacía falta”, confiesa Francisca. Miguel Ángel llevaba dos meses nada más en ese destino y había adelantado a todos los compañeros, como cuenta su madre. “El sargento habló conmigo y me lo dijo, da ánimo a todo el mundo. Aún no puedo hablar de él en pasado”.
Cómo se enteró de la muerte
Cuenta Francisca en COPE que el viernes fue a su casa el psicólogo de la Guardia Civil, el comandante de su hijo y todos los amigos desde los cuatro años. “Cuando miré por la mirilla y vi tantos hombres en el descansillo de la puerta y a un amigo desde los cuatro años que me dijo “Paqui soy el Pela, abre” y le vi la cara, dije 'mi niño no, mi niño no, y ahí me derrumbé'”, recuerda emocionada.
Del funeral de Miguel Ángel asegura que no vio el momento en el que el ministro de Interior puso la medalla a su hijo pero que, de haberlo hecho, no lo habría permitido: “porque no me di cuenta, si no no se la pone”. “Mi hijo tenía muchas medallas porque se las había merecido, pero esta no, esta no le sirve para nada”.
Y es que recuerda una de las últimas intervenciones de Miguel Ángel como agente de la Benemérita. “En un alijo de drogas que se partió la barca sacó a uno del agua, lo salvó, lo metió en la zodiac y sacó todos los fardos”. Según su madre, Miguel Ángel se quejaba mucho de que no había “ni chalecos antibalas ni una pistola en condiciones”. De hecho, subraya que en el ataque del viernes “él iba en la proa, siempre iba delante, por eso la lancha le dio de pleno”.
“Él se quejaba incluso al comandante de que tenía un Land Rover en el taller y no podía arrastrar la zodiac. Y al día siguiente tenía el coche y el comandante le dio la mano y le dijo que hacían falta más como él”, relata.
El mensaje a los que vitoreaban a los narcos
La principal petición de Francisca es que la muerte de su hijo no caiga en saco roto. “Que por lo menos sirva para que no le pase a nadie más lo que estoy sufriendo, y para que pongan más medios”. La pregunta que se hace tras la muerte de su hijo es cómo iban a luchar con una zodiac de cinco metros con una planeadora de 14 metros de los narcos. “Imposible. Las tres patrulleras estaban averiadas, y por eso no salieron y lo tuvieron que hacer en un flotador. Me lo llevaron a la muerte”.
A Francisca no le consuela que los culpables estén en la cárcel porque, mantiene, “tienen mucho dinero y mucho poder porque, en cuanto puedan van a pagar la fianza y van a volver a estar en la calle haciendo lo mismo”. Se muestra indignada con algunos vecinos de Barbate que aplaudieron la muerte de los guardias civiles y les manda un mensaje. “Les diría que se pongan el uniforme y se metan en la zodiac, que se mojan, y a Marlaska, que se ponga un uniforme y se meta en la zodiac”.
“Sin embargo en los Goya sí. No entiendo que Sánchez esté en los Goya, porque tanto él como Marlaska tienen las manos manchadas se sangre, tienen culpa”, critica.
Por último, ha querido hacer un retrato de cómo era Miguel Ángel: Buen hijo, buen padre, buen hermano, buen amigo. “Los compañeros han venido desde Galicia a darme el pésame, desde Cartagena, de Madrid y de toda España”, destaca. Amigo de sus amigos, siempre número uno, un atleta. Corría y nadaba porque el agua era su vida. Los amigos que tiene los tiene desde que tenía cuatro años. “Mi hijo es un héroe”.