Nicolás Redondo: "Con lo que ha pasado en el Congreso hemos vuelto a ser una anomalía en Europa"

El expulsado del PSOE presenta con Expósito su libro 'No me resigno' y recuerda su infancia y los años de su padre junto a Felipe González

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Escucha la entrevista de Expósito a Nicolás Redondo tras la investidura de Sánchez como presidente

Paco Delgado

Madrid - Publicado el - Actualizado

4 min lectura

Nicolás Redondo Urbieta fue un histórico líder sindical que dirigió UGT durante 18 años y fue decisivo en la elección de González al frente del PSOE. Una figura clave de nuestra historia, un legado bien defendido por su hijo Nicolás Redondo Terreros. Así lo ha mantenido durante muchos años en el Partido Socialista, hasta que fue expulsado hace unos meses tras sus críticas a las decisiones de la actual dirección.

“Son 40 años de afiliación, es la historia de mi padre y de mi abuelo. Mi biografía es el PSOE pero sé distinguir entre la catedral, que es el PSOE, y el deán de la catedral, que es Pedro Sánchez”, reconocía este viernes al director de La Linterna, Ángel Expósito. Redondo presenta un libro titulado 'No me resigno', la misma frase que pronunció hace unas semanas en Herrera en COPE sobre el proyecto de la Ley de Amnistía.

Ahora, y la ley ya presentada ante el Congreso y con Sánchez elegido presidente del Gobierno tras la investidura, Redondo lamenta que España está en regresión. “Desde hace unas semanas, y el otro día en el Congreso, hemos vuelto a ser una anomalía en Europa, nadie entiende que se pueda negociar con un prófugo y que un Gobierno dependa de un partido que declaró la independencia, no se ha arrepentido y ha dicho que lo volvería a hacer”.

Así, ha querido deshacer una mentira: “había otro Gobierno posible”. “Este no era el único posible, es mentira. El más normal, más razonable, más europeo, pasaba por el acuerdo de los dos grandes partidos y eso, por desgracia, el PSOE lo desechó”, recuerda en COPE el colaborador.

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Los años dorados del PSOE

Y es que, como él mismo reconoce, la historia de la familia de Nicolás Redondo está ligada a la del Partido Socialista y, así, desvela que Felipe González conoció a Willy Brandt a través de su padre. “Alfonso Guerra y él hicieron un PSOE reformista, más parecido al de Olaf Palme que a Miterrand. Hay muchos motivos para criticar al Partido Socialista de aquella época, pero el momento en que mejor sirvió a España fue de 1972 hasta que gana Aznar”, subraya.

Unos años de los que destaca una imagen: la de Alfonso Guerra, dirigente socialista, y Fernando Abril-Martorell, de UCD. “Es una imagen que representa muy bien lo que fue la Transición, eran dos personajes distintos, puntiagudos, con unas aristas muy claras”.

“Estos señores, que no se conocían, que venían de posiciones antagónicas, por la noche en el Paseo de la Habana hablaban y paseaban para solucionar los problemas que no pudieron solucionar los padres de la Constitución. Supieron adaptarse y rechazar muchas cosas por el bien común”.

El destierro de su padre

Sin duda, uno de los recuerdos más vívidos de Nicolás Redondo durante su infancia fue el destierro de su padre. “Yo era un niño, yo tenía 8 años, recuerdo que alguien interrumpió la clase de la escuela, el maestro abrió la puerta, una vecina le habló al oído, me sacó de clase, fuimos a casa y empezamos un viaje a las Urdes con Enrique Múgica conduciendo”, rememoraba.

Así, se lanzaba a contar una divertida anécdota sobre un momento de desesperación familiar: “Fuimos allí porque a mi padre le habían desterrado y allí le pasó una anécdota, que fue que el coche de Policía le dejó en la plaza del pueblo son un petate y sin dinero, y fue donde la Guardia Civil para que le dejaran dormir, le dijeron que no y fue donde el cura. Por una calle pasó un señor con un burro, Felipe, que le dijo que en el pueblo nadie duerme con el cielo de techo y le dejó una casita pequeña. Le dijo “quiero que sepa que yo fui del Bando Nacional, pero eso a mí ya no me importa, ¿y a usted?”.

También ha tenido palabras para su abuelo, que tuvo dos penas de muerte y estuvo en un campo de trabajo. “Le habían juzgado y la gente de Barakaldo, que les habían apoyado y muchos eran del Régimen, lo habían hecho porque mi abuelos les había escoltado en coche a la cárcel de Bilbao, evitando que les mataran con las sacas”.

“A mi abuelo le expulsaron de todos los sitios, no pudo trabajar, estuvo toda la vida luchando contra el franquismo. Era un auténtico anti franquista, no como los que tenemos ahora”, cuenta orgulloso.

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