El regalo de una niña ucraniana de 13 años que ha emocionado a Ángel Expósito: "Está envuelto en un corazón"

El director de La Linterna relata las historias de Lisa y Anastasia, refugiadas en Rumanía, y de Marin, el encargado de recibirlas en la frontera

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El regalo de una niña ucraniana de 13 años que ha emocionado a Ángel Expósito: "Está envuelto en un corazón"

Paco Delgado

Madrid - Publicado el - Actualizado

5 min lectura

Ángel Expósito ha encendido La Linterna este lunes desde Rumanía, junto a la frontera ucraniana, a través de la cual han pasado miles de refugiados huyendo de la guerra que estalló hace más de un año. Allí hay centros de ayuda a esas personas que buscan huir de las bombas, donde les reciben con “agua, café y ayuda psicológica”. Un centro donde el director del programa ha sido testigo de las lágrimas de las niñas que allí siguen con sus madres, esperando volver.

Y, concretamente, Lisa, de 13 años, ha emocionado al periodista de COPE al entregarle un regalo muy especial. “Me llamo Lisa, tengo 13 años, y vengo de Jerson, en la rivera del río Dnipro y mi pueblo ahora está ocupado”, explicaba la niña en La Linterna.

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“Ahora hay más ucranianos volviendo que marchándose”

“Estoy junto al Danubio, ese río imperial que atraviesa Viena con aguas de un color azul celeste es la frontera natural entre Ucrania y Rumania y aquí se torna verdoso, concretamente en el paso fronteriza de Isaccea”, explicaba el comunicador de COPE. “Tengo la sensación de que esto es como un gran embarcadero”, añade. En este puesto de UNICEF me encuentro con Marian, es un voluntario y charlando con él le ha contado a Ángel Expósito que estuvo trabajando en España, concretamente en Bilbao, donde vivía su hermana. Él y sus compañeros son la primera asistencia de los refugiados que dejan Ucrania y el último punto de ayuda para los que quieren volver:

En noviembre del año pasado trasladamos las cosas aquí gracias a la donación del alcalde, el sistema de emergencias del Gobierno se encarga de trasladar a la gente y buscarle alojamientos. Cuando la gente llega le ofrecemos agua, café, un psicólogo que está ocho horas cada día de entre semana”.

Según explica Marian, a partir de la frontera, se trata de una zona muy tranquila durante 50 kilómetros. “La gente viene muy cansada porque han viajado durante 5 horas, algunos andando, en coche o autocares, incluso vienen de zonas bombardeadas y el camino son dos días”. Incluso asegura que en los últimos 4 o 5 meses “hay más gente que vuelve a Ucrania que los que llegan a Rumanía”. “Salieron por miedo a las bombas y, como ahora ven que está tranquilo, se vuelven a casa”, concluye.

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Las lágrimas de las niñas refugiadas en Rumanía

Por este punto fronterizo pasó hace 5 días Lisa. “Te vas a emocionar”, advertía el director de La Linterna. Es pelirroja y tiene una gran sonrisa en la cara hasta que escucha a su madre hablar del sufrimiento de los últimos meses. Cuando su madre, Lilia, habla de la guerra, Lisa comienza a llorar.

Mientras hablan con Ángel Expósito en este centro de refugiados cercano a la frontera están abrazadas. Ellas vienen de Jerson, una zona ocupada. Salieron de allí y se instalaron provisionalmente en Zaporiya pero para que Lisa pudiera estudiar decidieron hace unos días cruzar la frontera. En Jerson está el padre, el cabeza de familia: “Allí nos queda mi marido, él está muy enfermo, intentamos tener contacto con él pero en la zona ocupada no hay buena señal, intentamos dar con él y sabemos que está vivo”.

La pequeña Lisa tiene una malformación en su mano izquierda pero eso no le impide dibujar. Esa es su gran pasión y para ello quiere estudiar. Tiene muy claro lo que quiere ser de mayor: “Diseñadora gráfica, me gusta dibujar” Lisa ya ha comenzado sus clases on line. Madre e hija van a vivir en un centro de refugiados que depende de las autoridades rumana. Se trata de un lugar que se organiza en barracones.. En cada barracón hay varios “apartamentos” por así decirlo. Estas estancias tienen una habitación, una pequeña sala de estar y un baño privado.

En ese momento Ángel Expósito revelaba el regalo que le ha hecho la pequeña: “Lisa me cuenta que está muy contenta con su nueva casa y espera poder empezar a estudiar cuanto antes. Antes de irse me ha dejado un dibujo de una paloma ucraniana envuelta en un corazón con los colores de la bandera de ucrania”, explica.

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“Ahora mis planes son que llegue la paz, Ucrania gane y pueda volver a casa”, asegura la niña.

Mientras llega ese momento Lisa va a compartir estudios con otras niñas que viven en este lugar. UNICEF se encarga de que niñas como Anastasia, de 13 años y que vivía en Odessa, sigan adelante: “Llevamos desde el 6 de marzo, más de un año. Cuando comenzó todo estábamos muy asustados, escuchamos las sirenas antiaéreas salimos a la calle, fuimos a casa de la abuela, todo estaba oscuro, no había electricidad, y lo pasamos tan mal que tuvimos que huir”

Anastasia llegó a este centro a los pocos días de iniciarse la guerra, un par de semanas después. “En Ucrania estaba ya estudiando en un programa online, y aquí sigo haciéndolo. De mayor me gustaría estudiar medicina y ser una dentista de éxito y en el futuro me gustaría volver a Ucrania para ayudar a la gente allí”, comenta en La Linterna

Con ella llegó Ana, su madre. Al llevar más de un año refugiada aquí a este lado de la frontera ya ha podido empezar a trabajar: “En Ucrania empecé trabajando en un hospital, en un centro de vacunación, pero acabé en una maternidad. Aquí en Rumanía trabajo en un jardín de infancia”.

Madre e hija llevan mucho tiempo fuera de casa.. pero esperan que esta pesadilla termine pronto

“Después del verano nos dice… Ojalá termine antes”, concluye el director de La Linterna.

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