Foto de Cierre (27-01-2018) - Hoy es siempre todavía

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Me quedo con una foto que aparece en las páginas de opinión de la Vanguardia. Es una imagen con un tratamiento del color como el que daba el revelado de las polaroids: algo desleído. Está tomada en verano, en ese tiempo dulce en el que el calor todavía no aprieta mucho, antes del estío. Un viejo avanza bajo la bóveda formada por copas verdes de árboles recios. Verde bóveda sobre un suelo verde. El anciano, de espaldas, camina apoyado en un cachava rudimentaria. La agilidad de los años mozos queda muy lejos, los pies inseguros tantean antes de dar un paso, la mano en la espalda parece buscar un equilibrio cada vez más difícil.

Quizás a la mente del abuelo haya vuelto en esta mañana de paseo la memoria del algún instante de la infancia, o el recuerdo de ese vibrante momento en el que su olor, el de ella, su gesto delicado al ordenarse el pelo, el tono de su voz abrió el universo infinito de un amor que ha durado décadas, quizás... aunque la memoria del tiempo perdido es un dulce, como sabe el anciano, que en muchas ocasiones llega acompañado del veneno de la nostalgia, dulce nostalgia peligrosa como una mala serpiente.

El anciano rechaza con un gesto brusco la tentación del lamento y mira, mira hacia adelante, que empezar a marcharse es siempre empezar a llegar a otro sitio, esta vez el definitivo. Que el tiempo está viniendo. Quizás el viejo ha leído antes de salir de casa una inteligente frase de Camba que cita hoy un columnista: “Hoy es siempre todavía”. Todavía el camino está por delante, hay achaques, dolores, heridas, hay heridas que no se cierran nunca, pero hoy es todavía, todavía hay una vida por vivir, una verde bóveda de vida sobre la cabeza, una mirada que explorar tras los troncos robustos y viriles, todavía, ¡que digo todavía, más que nunca¡, aquí está el presente, con sus sorpresas, con sus guiños, todavía está aquí uno, torpe como siempre, cansado quizás, herido seguro, todavía deseando y deseante de una vida mejor, que esta insistencia, también al final, que esta obstinación sea quizás la mayor prenda de que esa vida existe.

Hoy es siempre todavía.

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