Ángel Correas: "Ayer, mitin de Sánchez como colofón a una gestión con muchas sombras"
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Domingo en el que abrimos las puertas del verano y cerramos las del estado de alarma. 98 días y sus 98 noches que son ya una muesca en la historia de este país. Parece mentira que hayan pasado algo más de 3 meses por la intensidad de lo vivido.
Y es que, en el mes de enero nadie hubiera imaginado que íbamos a estar haciendo cola a las puertas de los supermercados por miedo a quedarnos sin atún o sin papel higiénico, nadie hubiera imaginado que veríamos una pista de hielo con cientos de ataúdes, que las residencias serían vistas prácticamente como casas del terror con un ir venir constante de coches fúnebres o que tendríamos los parques y los colegios vacíos de niños y las carreteras. Eso sólo pasaba en las películas... Ahora ya no. Ahora ha sido real.
AUTOCRÍTICA
Es una lección que hemos aprendido todos y es bueno ejercer la autocrítica. Incluso los que pudimos pensar, como ciudadanos, que no iba a ser tan grave y nos hemos ido dando de bruces con la realidad. Ha sido difícil también para nosotros, informadores, contar y vivir contando la intensidad de estos meses. Y hay que mirar a los errores porque también hemos estado perdidos en una marabunta de datos y noticias inusitadas. Increíbles pero reales.
No ha sido un reto fácil ni para este Gobierno ni para cualquier otro Gobierno en cualquiera de las comunidades autónomas. Se han cometido errores, muchos y habrá que analizar por qué e incluso hay quien pide responsabilidades por vía judicial.
En estos días hemos visto como nuestro sistema de sanidad se tambaleaba como un castillo de naipes. Hemos visto el sufrimiento de miles de familias que han tenido que despedir a sus seres queridos en las más absoluta soledad. Hemos visto como otras miles más se quedaban sin un euro que entrara en casa para afrontar el día a día.
LO MEJOR DE LA SOCIEDAD
Y siendo lo peor, ha sido precisamente este dolor y esta inquietud e incertidumbre lo que ha conseguido sacar lo mejor de esta sociedad.
Harían falta horas de programa para ser justos y que sonarán a modo de recuerdo las miles de voces que hemos entrevistado en COPE en estos 100 días y que han dado lo mejor de sí mismos para arrimar el hombro... Y sólo son una pequeña parte.
Recordaremos también aquellas primeras semanas en las que, a las 8 de la tarde, nadie faltaba a la cita de los balcones para aplaudir, sin divisiones, a los sanitarios de este país, a los policías y guardias civiles que han patrullado las calles vacías, a los transportistas que han seguido volante en mano, a los soldados que se han volcado en ayudar allí donde se les ha reclamado, a quienes han seguido trabajando en servicios esenciales como la recogida de basura o la vigilancia privada, a la gente de los supermercados... Y tantos otros. Ese aplauso resonará siempre como un eco en nuestra memoria.
Este amanecer de domingo, tiene un aroma de día histórico. El final de una etapa inédita.
COMPARECENCIA DE SÁNCHEZ SIN PREGUNTAS
El presidente del Gobierno, hizo una comparecencia para abrir el estado de alarma y ha dado otra para cerrarlo. Comparecencia sin preguntas. Casi un mitin de Pedro Sánchez como colofón a una gestión con muchas sombras.
Aunque el presidente se esforzó en vender las bondades del estado de alarma y esgrimir como un éxito la cifra de 450.000 vidas salvadas de algún estudio científico también es cierto que semana tras semana se han estado retorciendo y matizando los datos de decenas de miles de fallecidos hasta el punto de asumir que hay al menos, 15.000 muertos que no se sabe ubicar. Que “están ahí” como dijo el doctor Fernando Simón.
Claro que hay que alegrase por salvar vidas, pero con 28.322 muertos oficiales (muchos más de forma extraoficial) no se puede presumir de nada. Somos uno de los países más afectados del mundo.
Y es verdad que el que mata es el coronavirus y no es responsabilidad de este Gobierno su aparición pero es a este Gobierno al que le ha tocado gestionar la crisis y muchas veces ha sido más que cuestionable en tiempo y forma, sobre todo en comparación con otros países de nuestro entorno europeo. Y podemos decir que Italia lo ha pasado Igual, pero la diferencia es que tuvimos la ventaja de ver lo que estaba ocurriendo y no supimos aprovecharlo.
Y es verdad que hay que hacer autocrítica, que muchos pudimos pensar en su día que el virus no iba a ser tan destructivo, y que aquello que venía de China parecía que no podía afectar a sociedades lejanas y avanzadas como las europeas.
Pero es al Gobierno al que se le presupone la capacidad, los medios humanos y tecnológicos y los mecanismos de información adecuados para valorar en su justa medida lo que se nos ha venido encima y los medios para adecuar la respuesta. Algo ha fallado.