Antonio Herraiz: "Con la mezcla de vacunas les pasa lo mismo que con los indultos: no tienen argumentos"
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El Gobierno trata de adecuar su discurso para justificar los indultos. Fundamentalmente, por la presión que le llega desde influyentes sectores del PSOE. No sólo históricos como Felipe González o Alfonso Guerra se oponen. No sólo barones como Page o Fernández Vara se muestran en contra. El silencio de numerosos dirigentes socialistas y también de algunos ministros es una prueba evidente del temor interno. No por una posible rebelión, que no la va a haber. Cuando se está en el poder pisando moqueta no hay cabida para los díscolos. Pero sí hay temor a un efecto electoral muy negativo que habría que sumar al nefasto resultado que obtuvieron el 4M en Madrid.
Con este escenario en el argumentario del PSOE, Iván Redondo y su equipo han incorporado una novedad para que la escuchen los suyos. Han rescatado el indulto de José Barrionuevo y de Rafael Vera. Para los más jóvenes y para los que no recuerden quiénes son. Los dos llegaron a altos cargos durante el gobierno socialista de Felipe González. Barrionuevo fue ministro del Interior y Vera secretario de Estado. Fueron condenados por el secuestro de Segundo Marey, un ciudadano francés que vendía mobiliario de oficina. Unos presuntos mercenarios pagados con fondos reservados de Interior le confundieron con un terrorista de ETA. Se percataron de que se habían equivocado, pero decidieron continuar con la operación. Esto ocurrió en 1983 y el juicio no llegó hasta 1995. ¿Quién les sentó en el banquillo? El juez Baltasar Garzón.
¿Por qué el PSOE suma a su argumentario el caso de Vera y Barrionuevo para justificar los indultos a los presos condenados por el golpe separatista en Cataluña? Tras un largo proceso, Vera y Barrionuevo fueron condenados a 10 años de cárcel por el Supremo. En septiembre de 1998 entraron en la prisión y tres meses después recibieron el indulto parcial del gobierno.
A partir de ahí viene el argumentario que incorpora el ala socialista del Ejecutivo para justificar el indulto a Junqueras y compañía. Y es el siguiente. En aquella ocasión el PSOE en bloque apoyó una decisión que tomó el gobierno de José María Aznar. Esta mañana, uno de los protagonistas de aquel indulto de 1998, el ex ministro Barrionuevo, le ha dicho a Herrera que el suyo no se parece en nada al indulto que prepara el Gobierno de Sánchez con los separatistas catalanes: “En una comparación que a mí me parece que no existe, no es nada comparable. Pero, en fin, en algún sitio lo he dicho, que se parece mi situación a la de los indultos propuestos ahora como un huevo a una castaña. No se parece en nada. Pero en fin”.
¿Y por qué no se parecen? Por muchas razones, pero hay una rotunda. La propia sala que los condenó, avaló de forma unánime el indulto. Y eso permitió que lo apoyara el PP, el PSOE e incluso Pujol, ha recalcado esta mañana Barrionuevo. Ahora, lo rechaza en bloque la Sala Penal del Supremo y también la Fiscalía. De ahí que este nuevo argumento de Sánchez es tan débil como todos los anteriores.
Es el principal problema interno al que se enfrenta en las próximas semanas el Gobierno, que quiere acelerar el indulto para pasar el mal trago cuanto antes. Enseguida te cuento la manifestación en contra de esta maniobra de Sánchez, concentración que tendrá lugar en la plaza de Colón el 13 de junio y a la que se van a sumar PP, Vox y Ciudadanos.
El otro problema que afecta al conjunto de los españoles es la vacunación. Sanidad sigue sin explicar con un detallado informe científico por qué recomienda la mezcla de vacunas para aquellos que tienen menos de 60 años y recibieron la primera con AstraZeneca. No lo explica porque no tiene argumentos convincentes. Le pasa lo mismo que con los indultos.