Monólogo de Antonio Herraiz del sábado 8 de junio

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Con el permiso de las elecciones europeas, hoy el protagonista es un joven murciano, de El Palmar, que tiene 21 años, que el año pasado se convirtió en el tenista más joven en ganar Wimbledon y que tras una remontada de las que no se olvidan en semifinales, va a jugar este domingo la final de Roland Garros. No hace falta que digamos que hablamos de Carlos Alcaraz.

Lo de ayer fue una lección de pundonor que nos recordó a esos partidos épicos de Rafa Nadal en París.

Alcaraz tenía enfrente a Jannik Sinner, un italiano que no es un cualquiera. Hasta ayer se habían visto ocho veces, con reparto de victorias para el murciano y el italiano. Pero es que Sinner, a pesar de la derrota frente a Alcaraz, este lunes se va a convertir en el número 1 del mundo, desbancando a Novak Djokovic, tenista serbio que no necesita más carta de presentación.

Alcaraz tuvo que remontar ante Sinner tras cuatro horas de disputa sin cuartel, cinco sets y un partido colosal. Pongan el adjetivo que quieran. Semifinal en la que no se rindió en ningún momento, aunque tras caer en dos sets, parecía que tenía todo perdido. Supo templar los nervios mejor que su rival y terminó llevándose la victoria.

Mañana estaremos todos pendientes del tiempo de juego de la cadena COPE. A las tres de la tarde, desde la pista central de Roland Garros, desde la Philippe Chatrier. Alcaraz frente a alemán Alexander Zverev. Lo de escuchar el tenis en COPE es siempre un lujo con Ángel García. Y el espectáculo, también en la antena de esta casa, está garantizado.

Un plebiscito sobre Begoña, acusada de corrupción

Estamos ya inmersos en esa modernidad que nos regala la ley electoral la víspera de toda votación que se precie por estos dominios. Es jornada de reflexión para unos comicios europeos que, en muchos países de la Unión, no solo en España, se viven en clave nacional más que comunitaria.

Tú sales hoy a la calle y preguntas qué es lo que se vota mañana, para qué, o qué es lo que se decide, y será un logro si encontramos a alguien que nos cuente que en España se eligen, por ejemplo, 61 eurodiputados, que son dos más que en 2019. 61 españoles de un total de 720.

¿Y por qué no conocemos muchos detalles de la trascendencia de lo que se vota mañana? Pues porque, en el caso de España, estas europeas, se han planteado como un plebiscito. No tanto contra Sánchez, que cumple seis años en Moncloa, no, se han planteado como un plebiscito para salvar a Begoña, investigada por corrupción.

Los hechos delatan al que ha maniobrado para que así sea. Y no, no son las decisiones del magistrado que instruye el caso en un juzgado de Madrid. No, no son cosas del lawfare o de un juez facha.

Desde el primer momento en el que, entonces mirando a las autonómicas catalanas, Pedro Sánchez decide escudarse en su mujer, utilizando la investigación para tratar de darle la vuelta y ocultando un dato esencial como era su imputación; desde el momento en el que decide escribir la primera carta con los cinco días de reflexión, desde ese momento ya quería utilizar a su propia mujer para, con su habitual victimismo, tratar de sacar rédito electoral. Ha sido Sánchez el que ha querido llevar el caso Begoña a examen en estas elecciones. Le ha faltado preguntarnos: ¿quieres exonerar en las urnas a mi mujer? VOTA PSOE.

Han llegado hasta tal punto que en el cierre de campaña de Sánchez, han repartido pulseras a lo Taylor Swift y 'merchandising' en apoyo a la mujer del presidente del Gobierno. Por si había alguna duda. Pulseras con el lema FREE BEGO. No me digan que no es delirante. Creíamos que lo habíamos visto todo en campaña y no. Han presumido en un mitin de una condenada por el megafraude de los ERE, como es la exministra, Magdalena Álvarez. Han recuperado el lema guerracivilista del no pasarán.

Free Bego

Pues todo esto no ha sido suficiente. Siempre tienen capacidad de superarse. Y ahora ha llegado el FREE BEGO. Libertad Begoña, como si estuviera condenada, que no lo está.

Begoña Gómez, investigada por tráfico de influencias y corrupción en los negocios, presentada como revulsivo electoral del partido que dirige su marido. Bueno, es la estrategia que ha elegido esta vez Sánchez y si yo fuera uno de sus rivales políticos, no estaría especialmente tranquilo. Hasta ahora, a costa de llevarse por delante lo que haga falta, aunque haya sido retorciendo la constitución, como estratega se ha erigido como el mejor. Especialmente en la recta final de las campañas electorales.

¿Recuerdan lo que pasó el 23 de julio? Aunque no gane las elecciones, termina flotando, y ese va a ser uno de los mensajes que nos va a lanzar mañana cuando conozcamos el resultado. Que nadie espere un desastre para el PSOE porque no lo va a haber.

Lo que nos vienen repitiendo desde hace días es que la participación va a ser clave, como si no lo fuera en todas las elecciones. Sí que es verdad que las europeas no despiertan el mismo entusiasmo que unas generales. En las del 23 de julio del año pasado, votó el 66% del censo. Aquí hay que recordar que era pleno verano, con todas las complicaciones que llevaba una convocatoria en esa fecha tan anual. Aun así, la participación fue mayor que en las europeas de hace cinco años, donde se registró una abstención del 40%.

¿Cómo han llegado a la recta final de la campaña los distintos partidos?

Al margen de lo que venda el CIS de Tezanos, el resto de sondeos coinciden en que el PP va a ganar las elecciones y con un apoyo muy superior al que logró hace cinco años, en parte gracias a la desaparición de Ciudadanos. En 2019, Ciudadanos obtuvieron 7 escaños y mañana domingo van a certificar ya su acta de defunción definitiva. El PP pasará de los 12 actuales a obtener entre 23 o 24 escaños, según GAD 3.

¿La caída del PSOE va a ser dura? No dicen eso las encuestas, que en la última semana ha ido reduciendo la diferencia con el PP. Luego, lo de utilizar a su mujer como elemento de autoprotección, le puede funcionar a Sánchez.

Veremos mañana. El CIS de Tezanos, que no falla a su cita en toda campaña electoral, que le da igual todos los batacazos que se ha metido, sigue dando ganador al PSOE con hasta el 33,2% de los votos frente al 30,5% del PP.

Imagina por un momento -ya sé que es difícil-, pero imagina por un momento que el CIS lleva razón. Ahí ya la habilidad de Sánchez sería digna de estudio profundo. Conseguir que la presunta corrupción en tu familia sirva de munición de campaña contra tus rivales, es de nota.

El tercer puesto en estas europeas, en España lo tiene garantizado VOX, según la media de todos los sondeos. Se prevé un crecimiento de los de Abascal que le llevaría a rozar el 10 por ciento de los votos, lo que le permitiría pasar de 3 eurodiputados que consiguieron hace cinco años a 6.

Luego, en la izquierda radical, Sumar estará por encima de Podemos. De esto no hay duda. Los dos se van a repartir lo poco que va quedando a la izquierda del PSOE. Irene Montero parece que tiene garantizado su escaño en Bruselas, aunque esto está por ver. Ya solo le interesa ese sueldo y el que pueda regalar a algún asistente de confianza. Y luego los minoritarios, según la última encuesta de GAD 3 se repartirán una docena de escaños restantes. Seis la coalición que integra BILDU, Esquerra y el Bloque Nacionalista Galego. Y luego el resto pues les irán cayendo a Junts, del fugado Puigdemont, a la alianza del PNV con coalición Canaria con la posibilidad de que Se Acabó la Fiesta, el partido de Alvise Pérez, un activista que ha ido con un mensaje para ocupar cierto espacio de VOX, obtenga un eurodiputado.

Armengol, tercera autoridad del Estado, traspasa una línea roja más

Hoy es jornada de reflexión. Bordeando este momento, en el Senado, la presidenta del Congreso, que es la socialista Francina Armengol, ha traspasado una línea roja más.

No hay que olvidar que Armengol es la tercera autoridad del estado, tras el Rey y el presidente del Gobierno. Y su comparecencia en el Senado no ha pasado inadvertida.

Comparecencia dentro de la comisión de investigación sobre el caso Koldo para responder sobre el fraude de las mascarillas cuando Francina Armengol era presidenta de Baleares. No se cortó.

Armengol en el Senado llamando a votar en contra del PP. La decencia se la volvió a dejar en casa.

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