Herraiz, a los transportistas: “El tiempo dirá si no les han colado un gol por la escuadra"

Antonio Herraiz analiza las claves de la semana poniendo el foco en el acuerdo alcanzado por el Gobierno y los transportistas para desconvocar la huelga

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Herraiz, a los transportistas: “El tiempo dirá si no les han colado un gol por la escuadra"

Antonio Herráiz

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Buenos días, seguimos en ‘La Mañana del Fin de Semana de COPE’, el programa telonero de ‘Agropopular’ que llega con el sonido de la chifla de César Lumbreras en media hora. Este no es un fin de semana más. Nos va abrir la puerta a la Navidad -que estaremos celebrando justo dentro de una semana-, nos abre la puerta al sorteo de la Lotería del miércoles y también estamos en las vísperas de las vacaciones de los estudiantes.

¿Con qué tiempo? Si hacemos un boceto muy general, hay que decir que el tiempo sigue estable. El sol va a ser protagonista y ante la ausencia de precipitaciones se sucederán las heladas de madrugada en puntos del interior, que es lo habitual en estas fechas. Por el día, tiempo apacible y por la noche frío, con termómetros bajo cero en León, Valladolid, Soria o Teruel. En la mitad, sur, temperaturas suaves, con máximas de 20-21 en Sevilla, 17 en Murcia o 16 en Valencia. Para hoy no se descartan precipitaciones muy débiles en el sureste de la península. En puntos de Alicante, de la región de Murcia o de Almería.

Además de la previsión de hoy, miramos más allá, y la Navidad llega pasada por agua en la mayor parte de España a partir de mañana domingo, más generalizadas desde el martes. Lo anunciaba el portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología Rubén del Campo.

Además, las temperaturas serán templadas, no excesivamente frías, y no se espera que nieve en cotas bajas. Lo de la blanca Navidad este año no se va a cumplir.

DESCONVOCADA LA HUELGA DE TRANSPORTISTAS

Enseguida vamos con lo último de la pandemia, con las previsiones económicas del Banco de España, pero antes nos vamos con la última hora que pasa por el acuerdo entre el Gobierno de Sánchez y la patronal de los transportistas. La consecuencia es inmediata: se desconvoca la huelga prevista para la próxima semana, lunes, martes y miércoles.

Lo primero que hay que decir es que el acuerdo es un claro triunfo del Gobierno. La prueba es lo rápido que ha salido a valorarlo en redes sociales el propio presidente Pedro Sánchez y su ministra de Transportes, Raquel Sánchez. Lo tildan de acuerdo histórico. Y sacan pecho. Somos un Gobierno que dialoga y escucha.

Así que este apartado nos queda claro. En Moncloa tienen motivos para la satisfacción. Una huelga de transportistas en las vísperas de Navidad, con la clara posibilidad de desabastecimiento de determinados productos, hubiera supuesto un serio problema para la imagen del Ejecutivo. Y si hay algo que les preocupa es eso, la imagen.

La pregunta es, ¿el acuerdo supone también un claro triunfo para los transportistas? Los camioneros que nos están escuchando, que son muchos, ¿tienen tantos motivos para celebrar como el presidente del Gobierno? Con la misma efusividad con la que ha salido Sánchez, no.

Una de las principales quejas del sector es el elevado precio de los carburantes. En lo que llevamos de año, el gasoil ha subido en torno a un 30%. Y eso tiene una traducción en sus costes.

¿Esto se soluciona con el acuerdo suscrito entre Gobierno y el comité nacional del transporte por carretera? No. Se limitan a establecer una cláusula de estabilización del precio del gasóleo en los contratos del transporte. Es decir, adecuar el precio de los trayectos a lo que cueste en ese momento el carburante. Eso es todo lo que concreta el acuerdo. ¿Cómo se va a traducir? ¿Lo van a asumir las empresas distribuidoras? ¿Lo van a poder repercutir a los productos que paga el consumidor?

Otro asunto que también queda bastante en el aire en el acuerdo. Ya sabes que el Gobierno se plantea imponer peajes por circular en autovías. El compromiso al que han llegado es que no se implanten esos peajes al transporte pesado sin el consenso de la patronal. Cuando llegue el momento, pues lo verán.

Y luego sí hay otros asuntos más claros como la prohibición de que el conductor realice las operaciones de carga y descarga, salvo determinadas excepciones, -otra laguna más-, o el refuerzo de los medios de inspección para evitar la competencia desleal.

Conclusión. Se desconvoca la huelga y el Gobierno lo celebra como un acuerdo histórico porque se quita un problema serio de un sector esencial en plena Navidad.

Los camioneros, las empresas y los pequeños autónomos, tendrán que esperar a ver cómo se traduce porque no deja de ser un acuerdo de mínimos que luego hay que aplicar en el día a día. El tiempo dirá si no les han colado un gol por la escuadra.

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Los transportistas desconvocan la huelga previa a Navidad tras llegar a un acuerdo con el Gobierno

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MÁS CONTAGIOS Y PREOCUPACIÓN POR LA NAVIDAD

Si hablamos de la evolución de la pandemia, hay que decir que está cumpliendo el guion previsto y anunciado por los expertos. Se trata de una enfermedad respiratoria y al igual que la gripe tiene una mayor incidencia en invierno que en verano. Eso es así. Para seguir poniendo en contexto el último dato, que habla de 511 contagios por cada 100.000 habitantes, hay que insistir en que seguimos por debajo de países como Reino Unido, donde duplican la incidencia de España, también por debajo de Alemania, donde han conseguido doblar la tendencia al alza, aunque continúan con más de 800 casos por cada 100.000 habitantes.

Diferencia también de esta ola respecto a las anteriores: el número de vacunados. Hay casi 37 millones 800.000 personas con la pauta completa, que es el 90% de la población diana.

Otra diferencia más. Los síntomas son mucho menos graves en contagiados vacunados que en no vacunados y la presión hospitalaria está lejos de otros momentos, de otras olas en los que la incidencia era idéntica o muy parecida.

Lo que está claro es que todos miramos a Navidad, a las celebraciones de estos días con la familia y con los amigos. Y, quizá, tú también tengas la sensación de que es la vez con más positivos en tu entorno más cercano. En el trabajo, en casa o en el grupo que sea.

Además de que estamos en la época, en la estación del año más propicia para los contagios, hay que añadir que con la posibilidad de comprar los test de antígenos en las farmacias hay un elemento muy próximo y fácil para detectar posibles positivos. Hace un año no había tantas opciones para hacerse esa prueba.

¿Hay que alarmar? No. ¿Hay que preocuparse en exceso? Lo justo para no perderle la cara a la enfermedad sin caer en un miedo atroz, que bastante llevamos ya. De ómicron sabemos que es muy contagiosa pero no letal ni con síntomas más graves que Delta. De la variante ómicron sabemos también que comienza a ser la mayoritaria en comunidades como Madrid y que se estima que sea dominante en España en dos semanas. Y de ómicron sabemos que la vacuna, al igual que con el resto de variantes, no evita el contagio, pero sí la gravedad.

A partir de ahí, estamos a la espera de las decisiones que vayan tomando los responsables sanitarios. El Ministerio de Sanidad lleva meses de perfil. El martes hay una reunión en la que no se espera ninguna restricción severa para todos y sí recomendaciones para que sean las comunidades autónomas las que decidan. De ahí, que presidentes autonómicos, como el lehendakari Urkullu, se queden en eso, en recomendaciones.

Alguien tendrá que aclarar, en lugar de ser tan alarmistas, si con casi el 90% de la población vacunada, población diana, y con una situación muy distinta en los hospitales y centros de salud, las recomendaciones en cuanto a reuniones tienen que ser muy parecidas a las del año pasado, cuando no se había vacunado todavía a nadie.

EL RECORTE DEL BANCO DE ESPAÑA

Dentro de este contexto, con la evolución de la pandemia al alza y con la previsión de que siga así en el comienzo de 2022, el Banco de España vuelve a meter un recorte a la siempre optimista previsión económica del Gobierno para el próximo año.

¿Qué dice el organismo supervisor? Que en 2022 solo creceremos un 5,4%, dos puntos menos de lo que el mismo Banco de España nos contaron en septiembre. ¿Qué dice el Gobierno? Que creceremos un 7%, es decir, un 23% más que el supervisor que dirige Pablo Hernández de Cos.

Aquí hay varias cuestiones a tener en cuenta. La primera es la inflación. Con los precios disparados el consumo se reduce. Hoy -y no deberíamos acostumbrarnos- se vuelve a pagar la luz por encima de los 300 euros el megawatio hora. Nunca antes se había costado tan cara en un sábado. Baja sólo tres euros si lo comparamos con el nuevo máximo de ayer, pero es 6 veces más que lo que se pagó el mismo sábado de hace justo un año. Con la electricidad desbocada, sube todo lo demás menos los sueldos.

Otra razón para reducir la previsión de crecimiento es la falta de suministros. En todos los sectores lo están sufriendo, especialmente en la automoción o en lo relacionado con la construcción. Y luego hay una tercera razón. La ejecución de los fondos europeos no se está realizando al ritmo previsto.

A pesar del recorte del Banco de España, desde el Gobierno tiran de manual. Son previsiones a las que hay que dar el valor que tienen. La ministra portavoz, Isabel Rodríguez, sostiene que la realidad es distinta a esas previsiones.

Bueno, pues los hechos es que cada vez cuesta todo más, y hay menos dinero para gastar o para no tener que malvivir en muchos casos. Los hechos dicen también que España ha sido la economía más golpeada de Europa por el coronavirus y que será la última en salir. NO recuperaremos los niveles prepandemia hasta 2023.

ADIÓS A CASTELLS

El que nunca deja de sorprender es Pedro Sánchez. No sé si alguien recuerda la despedida que el presidente del Gobierno brindó a la que era su vicepresidenta, Carmen Calvo, cuando salió del Gobierno. O la que le regaló a José Luis Ábalos, número dos del PSOE, cuando le destituyó en el ministerio de Fomento. No sé si recuerdas si Sánchez hizo algo especial cuando Pablo Iglesias dejó la vicepresidencia del Gobierno. No lo vas a recordar porque o no dijo absolutamente nada o pasó lo que dijo fue tan superficial que pasó completamente desapercibido.

Esto es todo lo que dijo Sánchez de Iglesias, todopoderoso vicepresidente, cuando anunció que dejaba el Gobierno para presentarse a las elecciones a la comunidad de Madrid.

Bueno, pues ha tenido que salir un ministro que en la calle nadie o casi nadie conocía para realizar una declaración institucional y loar su figura. Ha tenido que salir Manuel Castells, un ministro de perfil bajo, que deja el cargo por motivos de salud, para que el presidente sorprenda con una nueva puesta en escena para loar sus logros.

¿Que no tiene ninguno? ¿Que la única medalla que tiene es la de recibir una respuesta casi unánime en contra de su ley de universidades? Nada de eso importa a Pedro Sánchez que habla del trabajo de Castells.

Verle trabajar, dice Sánchez. Le ha faltado añadir que le ha visto trabajar las 24 horas de los 365 días del año.

Deja la ley de Universidades a medias porque no han dejado de enmendarle sus ocurrencias, como quitar la mención expresa al rey en los títulos universitarios. Lo que sí mantiene todavía en el borrador es que deja de considerarse como falta leve sancionable si te pillan copiando en un examen. Es decir, que copiar no supondrá la pérdida de la beca.

Este es uno de los grandes legados que deja el ministro Castells al frente de Universidades, elevado casi a los altares por Pedro Sánchez. Ni el presidente eligió al ministro que sale ni tampoco al que entra en este departamento: Joan Subirats, hombre próximo a Ada Colau que es la cuota de los comunes, el partido de la alcaldesa de Barcelona, en el Gobierno de Sánchez. Otro lastre más dentro de un mastodóntico Ejecutivo. Por comparar. Alemania. 84 millones de personas, un gobierno tripartito y 16 ministerios. En España, 47 millones de habitantes, Gobierno de dos partidos y 22 ministerios. No hay que comparar más.

Y hoy vuelve a ser el Ministerio de Consumo que dirige Alberto Garzón. No le escucharás hablar del elevado precio de la luz que sigue batiendo récord. No le escucharás hablar de la disparada inflación que provoca que miles de familias no lleguen a fin de mes. La batalla del ministro Garzón son los juguetes. El que pensara que lo de la huelga del domingo pasado era lo último, se ha equivocado. Siguen gastando dinero en decir los juguetes con los que tienen que jugar nuestros hijos. Y siguen gastando dinero en una campaña con sesudas reflexiones como esta.

Qué tragedia. Qué situaciones más terribles se ven en las tiendas de juguetes. Que se anden con cuidado que el ministro de Consumo está detrás.

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El ministro de Universidades, Manuel Castells, abandona el Gobierno

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