Bonavista hace sonar las alarmas ante Iqoxe

Cada martes a las 18:41 de la tarde, en recuerdo de la fatídica tarde de la explosión de la planta petroquímica.

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Bonavista hace sonar las alarmas ante Iqoxe

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

Martes 14 de enero, siete menos diecinueve de la tarde. Loli regresa de la Asociación de Vecinos de Bonavista, mientras Tere pasea con su hija por la calle. De repente, un fuerte ruido lo inunda todo y el cielo se tiñe de rojo, la planta petroquímica de Iqoxe ha explotado, y las alarmas que se suponen debían sonar como parte del protocolo de emergencia, permanecen en silencio. Falta información, comienza a cundir el pánico y Loli, como presidenta de la Asociación, empieza a recorrer las calles pidiendo a los vecinos que se metan en casa, cierren las ventanas y pongan la radio o la televisión a la espera de información.

Tres personas perdieron la vida aquella tarde, siete resultaron heridas y cientos de vecinos sufrieron daños en sus viviendas y negocios. Ahora, casi tres semanas después, exigen explicaciones. ¿Cómo es posible que todos los lunes al mediodía se hicieran pruebas de simulacro para estar preparados y, llegado el momento, esos protocolos fallaran? Quieren seguridad, piden que no se les olvide y ayuda para recuperar sus vidas. Por eso, los vecinos se reúnen cada martes ante la planta y, a las 18:41, hacen sonar “las sirenas que ese día no sonaron, nosotros las haremos sonar, que vean que tienen que sonar, pedimos unas sirenas que suenen”, nos cuenta Loli.

Un grupo de vecinos que intenta volver a la normalidad, empezando por recuperar sus casas. El problema es que no todos cuentan con un seguro del hogar, por lo que todas las reparaciones de ventanas, cristales y grietas que han aparecido en sus domicilios deberán arreglarlos ellos a la espera de que el seguro de la petroquímica les rembolse ese dinero.

Pero, más allá de los daños materiales, está el miedo que, reconocen, se ha quedado dentro de cada uno de ellos. Como recuerda Tere, “lo tienes metido en el cuerpo, mi hija no quiere estar aquí pero, ¿dónde vamos?”. Por eso, no les queda más remedio que esperar que esa angustia vaya poco a poco quedando en el olvido, mientras tratan de recuperar sus vidas y olvidar aquel 14 de enero de 2020.

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