La dictadura del like según nuestras abuelas

Marisa, Emma, María Jesús y Amparo son un grupo de amigas de los años 30. Vivieron su juventud de forma distinta a cómo la viven las generaciones de hoy

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Dentro de la multitud de diferencias, destaca la presencia de las redes sociales y cómo éstas influyen en la vida de los jóvenes. La Mañana del Fin de Semana analiza desde la perspectiva de las que más saben, nuestras abuelas, la esclavitud del “me gusta”.

“Posturea para que el mundo lo vea, que la vida con un filtro no es tan fea. Si no te sientes guay es porque tu autoestima se mide en likes”, es la letra con la que Arnau Griso comienza el estribillo de uno de sus éxitos musicales con el que fotografía a la generación millenial. Pero todavía hay más: “Me gustaría ser lo que aparento, dejar atrás la esclavitud de lo perfecto” o “Facebook me recuerda que es el cumpleaños de mi madre y a los conocidos se les llama amistades”. Con estas frases y una larga entrevista, el grupo de las “niñas de la guerra” entendió cómo las nuevas generaciones se encuentran bajo lo que muchos expertos denominan la dictadura del like. Su reacción fue la esperada. Quedaron atónitas. “Parece que su vida sea como una novela, eso no es la realidad”, comenta Marisa. Por su parte, Amparo asegura que en su época los jóvenes tenían más personalidad: “era una vida más sencilla, había menos problemas psicológicos”. Emma, la más joven de las cuatro, está a favor de las redes sociales. Piensa, simplemente, que los jóvenes deben saber que su vida no es solo lo que ven en el móvil, sino lo que tienen alrededor.

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Marisa, Emma, María Jesús y Amparo durante la entrevista

Marisa, 86 años: “Nuestra experiencia era vivir de verdad, vivir las 24 horas del día. Solo estabas pendiente de tus amistades, de tus amores y de tus vivencias”

María Solano, Decana de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Comunicación del CEU San Pablo y Directora de la revista Hacer Familia arroja algo de luz sobre este tema. Nos habla como profesora, como periodista y como madre sobre la generación joven: “Yo lo que noto en ellos es un síntoma de una enorme tristeza existencial”. Solano sostiene que la mayoría de los jóvenes de hoy en día encuentra un vacío muy grande en las actividades que tienen que hacer diariamente y que no les resulta de valía suficiente. Con esto se refiere a que no saben disfrutar de lo pequeño, que siempre están en busca de algo más grande en lugar de centrarse en lo que tienen delante para amarrar su propia felicidad. Es evidente que ese algo más grande es lo que encuentran en el “mundo digital ficticio” en el que han crecido. “La dictadura del like les lleva a fingir lo que realmente gusta a los demás”, argumenta Solano. También nos habla de la ansiedad que el me gusta en las fotografías publicadas en redes puede llegar a provocar: “Ves situaciones de una enorme ansiedad. Quedan a la espera constante de ver cuál es la respuesta del mundo”.

Marina Muñoz, influencer: “En Instagram creamos una realidad de que todo es perfecto y que lo tenemos todo. Les hemos hecho creer que eso es accesible. Si empiezas a compararte tienes un problema”

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Llama poderosamente la atención el papel que desempeña el valor de la amistad en esta encrucijada. Solano nos cuenta que el nuevo grupo de amigos ya no es solo de amigos, en su inmensa mayoría lo forman simples conocidos que son los seguidores: “los conocidos no siempre valoran en su justa medida las acciones que nosotros tenemos”. Y pone el ejemplo de una adolescente (momento de la vida en el que las inseguridades están a flor de piel) que publica una foto subida de tono y recibe cientos de likes. “Esa chica lo que ha entendido es que por una dictadura del like ha ganado el mal gusto y la obscenidad porque a mucha gente le ha gustado”, y desliza la pregunta, “¿pero realmente esa gente quería el bien de esa persona?”. En este sentido, Solano subraya que los jóvenes se sienten apresados por sentir el reconocimiento por parte de gente que en su mayoría no forma parte del círculo de amistades. En este punto, el contraste nos lo ofrece María Jesús, de 88 años remontándose a su época: “Ser amigos significaba mucho para nosotros. Los amigos de la infancia perdurarán mientras vivamos”. Además, añade: “ahora les llama la atención todo lo que brilla, pero no por sus principios, sino por la apariencia”.

A Marina Muñoz, influencer valenciana, le cambió la vida hace dos años. Desde entonces se siente una privilegiada, se dedica profesionalmente a Instagram. Aunque nos confiesa a COPE que cuando le preguntan a qué se dedica siempre contesta que a marketing de moda. Acumula en su cuenta (@marinamcerezo) 129.000 seguidores. Se pasa la vida viajando por compromisos comerciales, ahora viene de Lisboa y vive entre Valencia y Madrid la mayor parte del tiempo. Sobre el poder y la influencia que las chicas como ella tienen en esta red social, Marina opina que es como un fenómeno fan. Las adolescentes les admiran por su estilo a la hora de vestir, por cómo son y por lo que transmiten, la mayoría se ven reflejadas. El problema viene cuando tienden a compararse. Las influencers dibujan en sus perfiles un estilo de vida idílico, glamuroso y siempre acompañado de una sonrisa, sin embargo, como comenta Marina no se corresponde con la realidad. “En Instagram creamos una realidad de que todo es perfecto y que lo tenemos todo. Les hemos hecho creer que eso es accesible. Si empiezas a compararte tienes un problema”, subraya Muñoz.

En este sentido, la influencer valenciana de 24 años ha decidido que no solo lo bueno es lo que quiere compartir con sus seguidores. “Soy una persona muy nerviosa y sufro de ansiedad, si a eso le sumas que siempre tengo que estar perfecta...Mi trabajo consiste en estar guapa y ser feliz”, comenta sincera Marina. Como nos cuenta, estar perfecta siempre es imposible y, por supuesto, estar de buen humor siempre es todavía más complicado. Sobre la irrealidad que encarnan las redes sociales, Marina comenta que cuanto más te haces más real eres, pero reconoce que no es nada fácil y que nada tiene que ver con el cara a cara: “cuando grabo un story lo puedo grabar tres veces hasta que me gusta, pero en persona aunque me trabe no puedo repetirlo tres veces”. Para ella Instagram es solo lo bonito de la vida real, por eso trata de mostrarse tal y como es para demostrar a sus seguidores que, como el resto de la gente, tiene días malos.

María Solano: “Yo lo que noto en ellos es un síntoma de una enorme tristeza existencial”

¿Salud mental o campaña de marketing?

Una encuesta de la Royal Society for Public Health en el Reino Unido elaborada entre jóvenes de 14 a 24 años aseguró que Instagram es la red social más perjudicial para la salud. Entre los motivos que extrajo la campaña Status of Mind se encontraban la ansiedad, la depresión, la identidad personal y la imagen corporal. Rápidamente, Instagram tomó cartas en el asunto. Ha retirado los likes en 7 países (Japón, Nueva Zelanda, Australia, Irlanda, Italia y Brasil) y su intención es continuar con otros tantos. El motivo: proteger la salud mental de sus usuarios. Sin embargo, Marina sostiene que detrás de ese argumento -con el que está de acuerdo- seesconde algo más. “Instagram ha quitado los likes porque todo el mundo estaba ganando dinero menos ellos”, comenta la influencer valenciana.

Muñoz argumenta en COPE que la compañía se ha dado cuenta de que las marcas se guiaban a la hora de contratar a una influencer por número de likes. Por ello, la “excusa” de que los me gusta generan una obsesión les ha venido como anillo al dedo. Han tomado la decisión de que esos datos pasen a ser privados y de único dominio de la red social. De esta manera las marcas van a tener que trabajar si o si con la métrica de Instagram para conocer el impacto que los usuarios con cientos de miles de seguidores tengan con sus fotos. Además, han puesto en marcha un Shop con el que monetizar directamente el contenido que promocionan las influencers. Por todo ello, la frase de Mark Zuckerberg que en su día sorprendió a muchos "Queremos que los usuarios se centren en las fotos y en los vídeos, no en cuántos likes acumulan", empieza ahora a cobrar sentido.

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