LA NOCHE DE ADOLFO ARJONA
Goebbels, Himmler, Eichmann y Mengele: La herencia de los apellidos nazis malditos
En "La Noche de Arjona", descubrimos las sagas familiares de los hombres que sembraron el terror durante la II Guerra Mundial
Málaga - Publicado el
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Fueron los hombres de Hitler. Sus nombres sembraron el pánico durante la Segunda Guerra Mundial. Y sus apellidos no desaparecieron con ellos.
Goebbels, Mengele, Eichmann y Himmler Todos ellos fueron dirigentes muy cercanos a Adolf Hitler cuyos hijos, nietos, sobrinos... tuvieron que vivir -algunos con orgullo, otros muchos con vergüenza- con un apellido marcado por la barbarie nazi. En 'La Noche de Adolfo Arjona' ponemos el foco en esas personas, los descendientes de los máximos dirigentes de la Alemania nazi.
La desaparición de los Goebbles
Joseph Goebbles se había convertido en la mano derecha de Hitler antes, incluso, de que el führer llegara al poder y se acabaría convirtiendo en ministro de Propaganda del Tercer Reich, conoció en 1931 a una joven llamada Magda (perteneciente a la alta sociedad berlinesa), con quien se casaría apenas unos meses después.
Formaron una familia, juntos se convirtieron en padres de seis hijos, una familia a la que Magda aportó un hijo más, Harald, fruto de su anterior matrimonio con un millonario industrial alemán llamado Gunther Quandt y que fue el único superviviente tras la caída del régimen nazi.
El profesor de Historia de la Universidad CEU San Pablo y autor del libro 'Historia del fascismo' (Editorial Almuzara), José Luis Orella, le cuenta a Adolfo Arjona que los Gobbels “no quisieron sobrevivir a la derrota nazi” y enviaron una carta de despedida a Harald que, por llevar el apellido de su padre y no de su padrastro, “no tuvo ese handicap que sí tuvieron otros” descendientes, “que tuvieron que ocultarse o, incluso, cambiarse el apellido”.
El único descendiente de Mengele
Josef Mengele, apodado 'El ángel de la muerte', médico nazi y oficial de las SS, fue uno de los doctores destinados en el campo de concentración de Auschwitz. Mengele era una de las personas que decidía a qué prisioneros había que ejecutar: cuando llegaban allí, el con su vara señalaba a los que consideraba aptos para convertirse en esclavos y a aquellos que irían directos a la cámara de gas. También elegía a otros presos que se convertirían en sus conejillos de indias porque él fue el responsable de los experimentos más atroces de la Alemania de Hitler.
Josef Mengele tuvo un único hijo: fue padre de un niño llamado Rolf en 1944, un año antes del final de la Segunda Guerra Mundial. Por tanto, cuando huyó para no ser capturado por sus crímenes durante el nazismo, su hijo era muy pequeño... y su madre le contó que su padre había muerto.
El misterio del tío Fritz
En su vida, sí que había una figura masculina: su tío Fritz. En 'La Noche de Adolfo Arjona', el investigador sobre la II Guerra Mundial, director de cine y fotógrafo, Laureano Clavero, relata que el tío Fritz “en realidad era Josef Mengele, aunque a él [a Rolf] le habían contado que su padre había muerto en la guerra”. Tras la Segunda Guerra Mundial, Mengele huyó a Argentina. Tras pasar por varios países, acabó instalado en Brasil. “El tío Fritz le escribía cartas a Rolf desde Sudamérica”, cuenta Clavero.
En 1956, a sus doce años, su madre le contó la verdad: que el tío Fritz era su padre y que su padre era Josef Mengele. Desde entonces, mantuvieron “una relación epistolar”, aunque solo se vieron una vez: en 1977, a sus 33 años, Rolf accedió a viajar a Brasil para encontrarse con su padre: “Confesó que no había sentido nada en el abrazo, mientras que su padre se emocionó”. Mengele nunca fue detenido. Murió a los 67 años en circunstancias que no están del todo claras.
Eichmann: Una nueva identidad
Garibaldi. Así se llamaba la calle de Buenos Aires en la que vivía oculto Adolf Eichmann y así llamó el Mossad, el servicio secreto israelí, a la operación desarrollada en 1960 para capturar a este dirigente nazi. Adolf Eichmann fue el encargado de diseñar y poner en marcha la logística necesaria para transportar a miles de judíos a los distintos campos de concentración, fue uno más de aquellos nazis empeñados en conseguir la solución final, el plan nazi para exterminar a los judíos.
Tras la Segunda Guerra Mundial, comenzó una nueva vida, con una nueva identidad en Argentina, donde llegó en 1950 tras cinco años escondido en distintos rincones de Europa. Su nuevo nombre era Ricardo Klemment y así pasó desapercibido durante años, hasta que un vecino, un judío alemán ciego, descubrió quién era en realidad. Una información que, tras unas semanas de seguimiento, confirmó el cazador de nazis Simon Wiesenthal.
En 1945, ante el avance de los aliados en la Segunda Guerra Mundial frente a los nazis, la mujer y los hijos Eichmann huyeron y rehicieron su vida en Austria hasta que, unos años después, pusieron rumbo a Argentina para reunirse con un supuesto tío llamado Ricardo Klement.
Una vida en Argentina
Según el historiador Ernesto Bohoslavsky, que participó en el documental 'Mi vecino alemán' (2016) sobre la estancia de Eichmann en Argentina, “siempre supieron” que Klement era en realidad su padre. “En todo caso, la familia mantuvo hacia el exterior la idea de que Eichmann había muerto o había desaparecido” y una vez que se calmaron las aguas, “en 1952 llegaron a Buenos Aires la esposa y los hijos”.
Según Ernesto Bohoslavsky, la vida de los Eichmann en Argentina fue “muy gris y de ciertas penuriras” porque el dirigente nazi quería pasar desaparcibido. Los dos hijos mayores de Eichmann, Klauss y Adolf, compartieron la ideología nazi de su padre. Del tercer hijo, Dieter se sabe muy poco. Y el cuarto hijo del nazi, su hijo menor, Ricardo, es el único de los cuatro que nació en Argentina. Y el único que condenó públicamente el pasado nazi de su padre. “Es el único que abiertamente rompió con la familia”, asegura el experto.
La hija de Himmler
Heinrich Himmler fue el comandante en jefe de las SS (la organización paramilitar al servicio de Hitler y la seguridad del régimen), jefe de la Gestapo (la policía secreta de los nazis), fue uno de los hombres de confianza de Hitler y el principal responsable de la persecución de opositores al nazismo y del exterminio judío. El número 2 de la jerarquía nazi después del führer acabó suicidándose en 1945, tras la caída del régimen nazi, al ingerir una cápsula de cianuro mientras era custodiado por los Aliados.
Cuando Himmler murió, su hija, Gudrun, tenía quince años. Ella y su madre huyeron a Italia, pero acabaron capturadas y pasaron varios años retenidas. Tras su liberación, retomó su vida en la Alemania de la posguerra.
El creador del blog sobre la Segunda Guerra Mundial 'El Cajón de Grisom', un referente en la divulgación de la Segunda Guerra Mundial y autor del libro 'Episodios ocultos de la Segunda Guerra Mundial' (Editorial Pinolia), Juanjo Ortiz, le cuenta a Adolfo Arjona que “se vio obligada a testificar en varios casos relacionados con su padre y al principio su apellido fue un lastre, incluso perdió algún trabajo por ello”.
Pero, añade el experto, “al final su apellido le sirvió para rodearse de dirigentes nazis y se unió a una organización secretar, Ayuda Silenciosa, donde fue un miembro muy prominente... un grupo secreto que se encargaba de dar apoyo legal y dinero a antiguos miembros de las SS”.
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