Inés Sánchez, hija de Sánchez Bazcuñana, revela la verdad sobre su padre: "Era verdugo y volvía triste a casa"

Inés Sánchez lamenta que no le explicaran nunca que la profesión de su padre era la de verdugo, a la que llegó por necesidad

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Inés Sánchez, hija de Sánchez Bazcuñana, revela la verdad sobre su padre: "Era verdugo y volvía triste a casa"

Mónica García

Málaga - Publicado el - Actualizado

4 min lectura

La hija de uno de los últimos verdugos de España habla sin tapujos en 'La Noche de Adolfo Arjona' sobre su padre. “Él había sido antes Guardia Civil y solicitó ser el verdugo de Granada porque tenía una familia que alimentar y no le quedaba más remedio. Fue por necesidad”, afirma Inés Sánchez en los micrófonos de COPE.

Bernardo Sánchez Bazcuñana, quien ajustició a dieciocho hombres y una mujer durante sus años como verdugo, fue uno de los tres protagonistas de la película-documental de Basilio Martín Patino, 'Queridísimos verdugos'. Una cinta en la que los tres protagonistas (Vicente López Copete, Bernardo Sánchez Bazcuñana y Antonio López Sierra) narran, sin ningún tipo de reparo, cómo es su trabajo, y lo hacen mientras comen o beben tranquilamente.

NO CONOCÍA LA PROFESIÓN DE SU PADRE

La hija del que fuera verdugo titular de la Audiencia de Granada entre 1949 y 1972 nunca supo, por boca de sus padres, a qué se dedicaba su padre. “Al enterarme fue un poco duro porque nadie me lo contó, simplemente por la familia, porque fui tomando nota. Decían calificativos y eso me puso la cabeza a funcionar y a pensar en qué trabajaba mi padre. Yo tendría de 11 a 15 años. No consideraron oportuno explicarme el oficio de mi padre siendo tan pequeña, relata Inés Sánchez durante la conversación con Arjona.

UN HOMBRE ALEGRE EN CASA

La hija de uno de los últimos hombres que formaron parte del cuerpo de verdugos de España explica que en casa era como un padre más. “Era un padre que llegaba a casa feliz por ver a su mujer y a su familia. En casa era feliz y alegre, era muy bromista. Jugábamos todas las tardes al parchís en familia. Muy hablador, una persona feliz. Sin embargo, cuando recibía la notificación de la ejecución le cambiaba el carácter. No tenía la misma alegría de siempre”, recuerda Inés Sánchez.

TRAS LA EJECUCIÓN NO HABLABA

En el programa especial de 'La Noche de Adolfo Arjona' dedicado a la figura del verdugo, la hija de uno de los hombres que ejerció la profesión de ejecutor de sentencias en España recuerda que, cuando Bernardo Sánchez Bazcuñana llegaba a casa tras una ejecución “no cenaba ni hablaba, se acostaba directamente. Con el paso de los días se iba recomponiendo poco a poco”.

EL MALETÍN DEL VERDUGO

Inés Sánchez se sincera y echa la vista atrás para recordar cómo era el momento exacto en el que su padre, verdugo oficial de la Audiencia Territorial de Granada, salía a ejecutar la sentencia que había dictaminado el Ministerio de Justicia. “Cuando él salía con su maletín de casa, con la cara muy seria, yo le daba un beso y me preguntaba dónde estaba ese maletín que nunca lo veía en casa. Nunca supe el contenido del maletín. Me enteré después, con los años. Era curioso porque yo era una niña muy activa que se disfrazaba con su capa, pero el maletín nunca lo encontré en casa. Lo tenía muy escondido. Después supe que en él llevaba herramientas que tenían que llevar para el garrote vil”.

EL VERDUGO DE LAS PELÍCULAS

Durante el programa Adolfo Arjona recurre a uno de los grandes estudiosos de la figura del verdugo a lo largo de los siglos. Se trata del doctor en Filosofía Francisco Pérez Fernández, profesor de la Universidad Camilo José Cela y autor del documento “La figura institucional del verdugo como espejo público (siglo XVIII-XX). El ejecutor de sentencias y su variante psicológica”.

“El verdugo ha existido en todas las culturas, pero lo que no ha existido en todas las culturas eran las ejecuciones públicas”, asegura el experto. Según Francisco Pérez Fernández, el verdugo que tenemos en la cabeza es el verdugo de las películas anglosajonas. “Nadie quería ocupar esa profesión y procedían de las clases más bajas de la sociedad. Muchas veces eran otros reos o mendigos. Era gente que se veía abocada a hacer esa profesión que nadie quería hacer. Por ejemplo, en Francia, cuando esta profesión entreba en la familia ya se quedaba... iba pasando de padres a hijos”.

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Artilugios empleados por verdugos en Londres

Según el trabajo de investigación realizado por el profesor, los verdugos solían desarrollar disfunciones y problemas emocionales tras ejecutar a los reos. "Problemas ecomocionales que surgían a partir del siglo XVI, cuando el verdugo se convirtió en un funcionario más y mucha gente se dedicaba a esto para salir de la pobreza. Y muchos acababan fatal, con situaciones psicológicas devenidas de la profesión. Había verdugos que se suicidaban”.

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Capucha con la que el verdugo se cubría en la Edad Media para ocultar su identidad

"Era una figura peliaguda porque era una persona respetada y repudiada al mismo tiempo. Algo curioso es que nadie quería dinero de su bolsa. Nadie quería recibir sus monedas. Preferían darle directamente la comida que aceptar su dinero", asegura este experto en la figura del verdugo, quien relata esta y muchas otras curiosidades en el audio que puedes pinchar y escuchar completo.

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