LA NOCHE DE ADOLFO ARJONA
“Él está libre y yo estoy solo en el mundo”: el testimonio del hermano de una de las víctimas del asesino en serie Joaquín Ferrándiz
En 'La Noche de Adolfo Arjona' relatamos el caso del primer asesino en serie de España, cuyos crímenes sembraron el miedo en la provincia de Castellón entre finales de los años 80 y mediados de los 90.
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“Él está libre y yo estoy solo en el mundo”: el testimonio del hermano de una de las víctimas del asesino en serie Joaquín Ferrándiz
Málaga - Publicado el
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La joven Sonia estaba recién llegada a España. Tras pasar una temporada en Londres, había regresado a casa, en Castellón, para vivir intensamente aquel verano de 1995, antes de volver a la rutina y buscar empleo como profesora de inglés. Una noche cualquiera de principios de julio, como tantas otras, Sonia quedó con sus amigas para salir de fiesta. Acudieron a varias discotecas de Benicasim para bailar y tomar unas copas... apurando las horas hasta casi el amanecer.
El reloj pasaba de las cinco de la madrugada cuando Sonia y una de sus amigas se despidieron en la puerta de la discoteca y, aunque en un primer momento pidió a unos amigos que la acercaran a casa, finalmente la joven decidió marcharse dando un paseo... puesto que vivía a apenas un kilómetro de allí. Lo que no podía imaginar es que aquel breve camino sería el último: nadie volvería a saber de ella hasta varios meses después.
UNA PROVINCIA EN VILO
Comenzaba entonces una investigación que mantuvo en vilo a Castellón: ¿dónde estaba Sonia Rubio?, ¿por qué no había regresado a casa aquella noche?, ¿quién se cruzó en su camino? El cartel de búsqueda de la joven profesora desaparecida plasmaba su cabello castaño claro, su tez blanca, sus ojos marrones, su complexión delgada y su metro 65 de estatura... información que pudiera ser de utilidad para cualquiera que se cruzara con ella.
La búsqueda de la familia de Sonia fue incansable, incluso decidieron recurrir a uno de los programas más seguidos de la televisión en España para tratar de obtener información sobre su paradero: el caso fue denunciado en '¿Quién sabe dónde?', lo que de la noche a la mañana multiplicó el número de llamadas que sus familiares recibían aportando supuesta información sobre la joven. Pero ninguna de esas llamadas resultó de utilidad.
LA APARICIÓN DEL CADÁVER DE SONIA RUBIO
Seguían pasando los días, las semanas y los meses hasta que la búsqueda terminó de la peor manera posible. La mañana del 21 de noviembre de 1995, un joven arquitecto que visitaba una zona montañosa de Oropesa del Mar donde planeaba construirse un chalé, percibió un olor nauseabundo. Inquietado por el origen de aquel hedor, caminó hasta encontrar de dónde procedía: entre unos matorrales encontró el cadáver en descomposición de una mujer.
Eran los restos de Sonia Rubio, cuyo cuerpo apareció sin ropa, con signos de asfixia y con la boca cubierta por una cinta adhesiva de 18 milímetros, muy difícil de encontrar en España. Aquella cinta resultaría clave para, años después, dar con el autor de la violación y el asesinato de la joven profesora de inglés.
Sonia, Natalia, Mercedes, Paqui y Amelia forman parte de la lista negra de Joaquín Ferrándiz, un hombre con una vida aparentemente normal, tranquilo, amable y buen compañero, que por la mañana vendía seguros y por la noche se transformaba en un depredador sexual.
FINALES DE LOS 80 Y PRINCIPIOS DE LOS 90
En 'La Noche de Adolfo Arjona' nos adentramos en la terrible historia de los crímenes de un hombre considerado el primer asesino en serie de España. Una historia que nos sitúa en el Levante español entre finales de los años 80 y mediados de los 90.
La primera fecha a destacar en la negra historia protagonizada por este asesino y depredador sexual nos sitúa 1989, cuando violó a una joven con cuya motocicleta provocó una colisión para ofrecerse a llevarla al hospital y, entonces, llevarla a una zona apartada y agredirla sexualmente. Por estos hechos, Ferrándiz fue condenado a catorce años de prisión, aunque se le concedió la libertad provisional pasados seis años.
UN CASO MUY MEDIÁTICO
En el verano de 1995, a una profesora de inglés de 25 años llamada Sonia Rubio se le pierde la pista tras salir una noche de fiesta con sus amigas en Benicasim. El caso fue muy mediático, a diferencia de otras desapariciones que, para entonces, se habían producido en la misma zona: las de Natalia y Paqui, ambas dedicadas a la prostitución, al igual que Mercedes, que desapareció ya en agosto (después que la joven profesora), y un año después ocurría lo mismo con Amelia, una joven dependienta.
Javier Martínez, periodista del diario 'Las Provincias' que cubrió el caso, le cuenta a Arjona que en Castellón se vivieron “momentos de mucha preocupación”. “Después del caso Alcàsser había mucho miedo entre la gente joven a hacer autostop, los padres se lo prohibían a sus hijas... de hecho, una de las víctimas de Ferrándiz sobrevive porque el padre de una joven estaba de madrugada asomado al balcón esperando a su hija y ve cómo forcejea con una chica”, añade el periodista.
NO HABÍA SOSPECHAS DE UN ASESINO EN SERIE
El 20 de noviembre de 1995, era localizado el cadáver de Sonia, desaparecida cuatro meses antes. Entre finales de 1995 y principios de 1997 se fueron hallando los cadáveres de las cinco mujeres. Según explica el periodista de 'Las Provincias' en 'La Noche de Adolfo Arjona', en ese momento todavía los investigadores no tenían sospechas de que podía tratarse de un asesino en serie.
Joaquín Ferrándiz, el asesino y violador, seguía haciendo su vida normal: trabajando en una compañía de seguros y aprovechando las noches y los fines de semana para salir de fiesta. A principios de 1998 una joven lo denuncia por agresión: la golpeó y la intentó meter en el coche a la fuerza, algo que no consiguió gracias a la ayuda de unos vecinos alertados por sus gritos. Aquello le obligó a acudir a firmar al juzgado semanalmente e hizo que la Guardia Civil lo tuviera bajo vigilancia permanente: le seguían de día y de noche.
EL GIRO CLAVE EN LA HISTORIA DE ESTE ASESINO
La historia de Joaquín Ferrándiz dio un giro trascendental el 12 de julio de 1998. La Guardia Civil -en un operativo de paisano- vio cómo de madrugada Ferrándiz desinflaba la rueda del coche de una chica que estaba en el parking de una discoteca de Benicasim. Cuando la joven se fue y cogió el coche, sufrió un accidente y él la recogió con sus peores intenciones. Pero no pudo hacerle nada porque había más gente en el lugar del accidente. Unos días después se decretó su ingreso en prisión por la denuncia de la joven por el caso relatado en líneas anteriores.
En 1999, Joaquín Ferrándiz fue condenado a 69 años de cárcel. Llegó a cumplir 25 años de prisión (la pena máxima cuando fue juzgado). El asesino y violador de cinco mujeres en Castellón salió en libertad en el verano de 2023.
HERMANO DE UNA VÍCTIMA
Las desapariciones y el posterior hallazgo de aquellas cinco mujeres tuvieron en vilo a los vecinos de Castellón, encogieron el corazón de todo un país... y quebraron para siempre a cinco familias, las de Sonia, Natalia, Mercedes, Paqui y Amelia. Cinco familias que tuvieron que sufrir primero la ausencia de esas cinco mujeres y la aparición de sus cadáveres después.
Jaime García, hermano de Amelia, la última mujer a la que mató Joaquín Ferrándiz, reconoce a Adolfo Arjona que, cuando escucha el nombre del asesino de su hermana, siente “mucha impotencia porque está libre y yo estoy solo en este mundo”. Cuando ella fue asesinada, su hermano tenía 16 años: “Me destrozó la vida”.
“Amelia era muy trabajadora, le gustaba ir sola, no tenía muchos amigos... y me quería mucho”, recuerda Jaime en los micrófonos de 'La Noche de Adolfo Arjona'. Amelia García desapareció en septiembre de 1996; su cuerpo fue encontrado cinco meses después, en febrero del 97. Durante aquel tiempo de espera y de investigación, “pensábamos lo peor”. “Mi madre entró en una depresión tremenda, se intentó quitar la vida, y mi padre se echó al alcohol”, relata el hermano de Amelia.
“Quiero que se recuerde el caso de mi hermana, que se sepa que hay un asesino suelto que puede volver a matar... porque no se sabe qué puede hacer un psicópata”, añade Jaime García en su conversación con Adolfo Arjona.
PERFIL PSICÓPATA
La sentencia de la Audiencia Provincial de Castellón que condenó a Joaquín Ferrándiz por sus crímenes estableció que el asesino y violador sufría un “trastorno polimorfo de la personalidad”, pero que esa alteración de la conducta “no le impedía gobernarse a sí mismo”. Dicho de otra forma: Ferrándiz era consciente y dueño de sus actos. Hoy Joaquín Ferrándiz es un hombre completamente libre, tras pasar 25 años en la cárcel por matar a cinco mujeres.