La receta típica del norte de España que nació en un tren y que tiene una cofradía: "Con el traqueteo del vagón"

Es una línea muy conocida de trenes y se ha puesto de nuevo de moda gracias a un tren turístico que va por esas mismas localidades

Una imagen de las alubias de la olla ferroviaria
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Poniendo las Calles

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José Manuel Nieto

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4 min lectura

Cuando hablamos de las recetas más emblemáticas de la gastronomía española, sin duda alguna, los guisos y platos de cuchara ocupan un lugar destacado. Y si hablamos de un guiso con historia y tradición, hay uno que destaca por su origen tan peculiar: la olla ferroviaria. Un plato que nació con los maquinistas de trenes de principios del siglo XX y que se ha convertido en un símbolo de las localidades del norte de España, especialmente en la zona del Cantábrico. De hecho, esta receta tiene tanto valor y arraigo que incluso tiene su propia cofradía.

La olla ferroviaria es más que una simple receta; es una historia que se entrelaza con el pasado industrial de España. Tal como lo relata el experto en viajes y gastronomía Pedro Madera en el programa "Poniendo las Calles", este guiso comenzó a hacerse popular entre los trabajadores de los trenes de vapor que recorrían la línea de la Robla. Este trayecto ferroviario, que conecta el País Vasco con Castilla y León, se convirtió en el lugar perfecto para dar origen a uno de los platos más sabrosos y reconfortantes del norte del país.

Según cuenta Madera, los maquinistas y trabajadores ferroviarios idearon una forma ingeniosa de poder cocinar mientras viajaban en esos largos trayectos. Usando una olla que se colocaba sobre el tren, aprovechaban el calor del motor para cocinar los ingredientes del guiso, que se movían con el traqueteo del vagón, garantizando que el fuego "bailara" mientras se cocinaba. Esta particularidad de la olla ferroviaria no solo le da un toque especial a la receta, sino que también la convierte en un testimonio de la vida en el tren, donde la comida se preparaba con las circunstancias del viaje como protagonistas.

La olla ferroviaria

La olla ferroviaria

Lo que hace aún más fascinante esta receta es que, a pesar de su origen humilde, hoy en día se ha convertido en un plato muy apreciado. No solo en las zonas cercanas a la línea de la Robla, sino también en muchos restaurantes y hogares del norte de España. De hecho, el interés por este guiso se ha renovado gracias a la popularidad de los trenes turísticos que recorren esas mismas localidades. Así, la olla ferroviaria ha vuelto a la vida, siendo redescubierta por turistas y locales que no pueden resistirse a su sabor único.

La receta típica del norte de España

Pedro Madera nos cuenta que, aunque hay diferentes versiones de la receta, la base siempre es la misma: judías pintas, arroz, chorizo, panceta y morcilla. Un guiso lleno de sabor y calor, perfecto para los fríos días del norte. Pero lo más importante es que, como todo buen plato tradicional, tiene algo especial. La magia de este guiso radica en su capacidad de conectar generaciones y lugares, pues, como bien explica Madera, los maquinistas de León, Vizcaya y Palencia, que viajaban en aquellos trenes, aún mantienen una relación especial con este guiso.

De hecho, la olla ferroviaria es tan significativa que, en 2017, se fundó en Balmaceda, Vizcaya, la Cofradía de la Puchera. Esta cofradía tiene como objetivo no solo preservar y promocionar la receta, sino también crear un vínculo entre los amantes del guiso y los pueblos que lo han hecho suyo. La cofradía organiza encuentros y eventos en los que se preparan versiones del guiso, y lo más importante, se dan a conocer las historias detrás de cada ingrediente y de cada olla cocida sobre los raíles.

En cuanto a los mejores lugares para disfrutar de esta deliciosa receta, Madera destaca el restaurante de la familia de su amiga Victoria, en el que la olla ferroviaria se servía en su punto exacto, con el caldo espeso, las judías perfectamente cocidas y el toque de la panceta y el chorizo. La acompañaban, como manda la tradición, con pan de pueblo, ese pan rústico que absorbe la grasa del guiso y lo convierte en una experiencia única.

La olla ferroviaria

La olla ferroviaria

Y es que, como bien afirma Madera, este guiso tiene una cualidad especial: la sabiduría popular y la creatividad de los trabajadores del tren hicieron de la olla ferroviaria un plato que no solo alimentaba el cuerpo, sino que también estaba lleno de historia. No en vano, en los primeros trenes de la Robla, los trayectos podían durar horas, y las nevadas o accidentes hacían que los viajes se alargaran aún más. La olla, entonces, era una forma de asegurar que los maquinistas pudieran comer bien y mantenerse energizados durante el viaje.

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