LA NOCHE DE ADOLFO ARJONA
La noche que Jesús Quintero creó "El Loco de la Colina": "Así es como me siento"
Un año después de la muerte del periodista andaluz, en "La Noche de Adolfo Arjona" le recordamos junto a sus amigos, su familia y los que trabajaron con él
Sevilla - Publicado el - Actualizado
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Nos dejó el Genio. El Loco. El Vagamundos. Hace un año se iba para siempre un periodista de raza, un hombre de radio. Jesús Quintero fallecía el 3 de octubre de 2022 en la localidad gaditana de Ubrique a causa de una insuficiencia cardíaca. Ya ha pasado un año.
Por eso, en “La Noche de Adolfo Arjona” le rendimos homenaje a ese onubense de San Juan del Puerto, hijo de José el electricista, que un día dejó su tierra para dejarse el alma en lo que más le gustaba.
Jesús Quintero comenzó en la radio casi por casualidad. En 1980 empezó a emitirse “El Loco de la Colina” en Radio Nacional de España. Fue idea de Quintero. "Solo que cuando presentó el programa piloto en Radio Nacional, le dijeron que podía conducir al suicidio". Eso fue lo que le contó el maestro a Jesús Fernández Úbeda en una entrevista. Era 2019 y Quintero lo recibía entonces en su casa de Punta Umbría.
"Así me siento"
Al principio, el programa se llamaba “Para mayores sin reparos”, pero no le gustaba ese nombre. De hecho, en antena lo reconoció: “No me gusta el nombre, pero no han encontrado títulos tan hermosos y sugerentes como “Portero de noche”o “El mensajero”. En realidad soy un anónimo sevillano que te habla desde una colina del Guadalquivir".
Una noche sonaba en directo la canción “The Fool on the Hill”, de Los Beatles. Y Quintero dijo: “Así es como me siento. Como un loco en la colina del Guadalquivir de las estrellas. Me gustaría, preguntarte a ti, cómo te gustaría llamar a estos noventa minutos de utopía?".
Y en ese momento hubo tantas llamadas de oyentes que se bloquearon todas las centrales de teléfono. Eso le costó tres meses de suspensión del programa. Pero mereció la pena. Había nacido "El Loco de la Colina".
El día que entrevistó a Alfonso Guerra
Por los micrófonos de "El Loco" pasaron personajes tan influyentes como el entonces vicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra. La entrevista se retransmitía en las primeras noches de julio de 1985.
Como le ha contado Alfonso Guerra le ha contado a Adolfo Arjona, "era un hombre de radio de una potencia extraordinaria. Recuerdo que era un hombre que proporcionaba una esfera de intimidad tan grande que te salían exultantes las ideas que querías transmitir.”
Jesús Quintero llegó a reconocer que había tenido que tomar litio porque literalmente no se tenía en pie para esa entrevista. Pero los recuerdos del ex presidente del gobierno son otros. “Después de la entrevista, recibí una cantidad de cartas tremenda. Gente de izquierdas y derechas, todos entusiasmados con esa entrevista”.
"Dulzura, temple y sabiduría"
Entre sus más fieles amigos, el gran Raúl del Pozo, que también ha pasado por el programa. “Me emociono al recordarlo”, le ha reconocido el periodista manchego a Adolfo Arjona.
Del Pozo fue guionista de Jesús Quintero durante más de veinte años. Lo recuerda con mucho cariño: “Tenía el duende de los gitanos, aunque era payo. Ellos le dieron hondura, temple y sabiduría”.
Y entonces vienen a la memoria aquellos recuerdos en blanco y negro en ese Guadalquivir de las Estrellas. “Yo presencié cuando no estaba bien y no sabía ni siquiera dónde estaba su casa”.
Sí. Los guiones los escribía Raúl del Pozo y el equipo de guionistas, pero como el escritor reconoce: “Yo los escribía, pero Quintero los convertía en algo especial. Conocía el tempo a la perfección. Era un genio de la radio”. ¿Y aquellos silencios? Estaban muy calculados, reconoce Del Pozo.
Cara a cara con los más grandes... y los más desfavorecidos
Quintero nos dejó más de 10.000 horas de radio, pero también hizo televisión. Su primer programa en este medio fue “El Perro Verde”. Se emitía desde Sevilla para Televisión Española. Era 1988. Quintero volvía a dar voz a los incomprendidos y a los anónimos.
Y cuentan que fue el propio periodista quien pidió que un perro le acompañara durante todo el programa en el plató. Era una perra de raza Golden Retrevier a la que llamó "Calma del valle negro”. Y en compañía de ese perro verde entrevistó a los marginales, los últimos de la fila, los tipos irrepetibles y a los que iban contracorriente. Y también a las grandes estrellas, como Lola Flores o Julio Iglesias.
Por este especial a Jesús Quintero ha pasado también Manuel Campo Vidal. El Presidente Emérito de la Academia de Televisión recuerda lo que supuso Quintero para la televisión. “Quintero entrevistaba a aquellos que no tenían voz en la televisión. Parecía que la televisión solo estaba hecha para el lujo, y él demostró que no era así.”
Fue un visionario. Supo poner la cámara en otro sitio. Uno de los momentos más recordados de su faceta televisiva fue la entrevista en prisión a Rafael Escobedo, condenado por el crimen de sus suegros, los Marqueses de Urquijo.
Solo unos días después de la entrevista, el acusado de este brutal asesinato, se ahorcaba en su celda. “Aquello fue tremendo, y seguro que fue demoledor para Jesús. Las cámaras no entraban entonces en las cárceles. Y Quintero dio la voz al preso más conocido en España, que fue un crónica de una muerte anunciada".
Quintero creó escuela. Y sería justo que su figura se estudiara en las facultades de Periodismo. Lo que no sabbíamos es que como cuenta Jesús Melgar en su biografía no autorizada “El Loco”, era muy supersticioso, que nunca viajaba en día 13 y que tenía pánico a volar.
Sus dos pasiones
Además de la radio, Quintero tenía otras dos pasiones: sus hijas; Andrea y Lola. La primogénita, Andrea Quintero, atiende a Adolfo Arjona. “Ha sido un año complicado, en el que he intentado ser fuerte por él.”
Lo que más echa de menos de su padre es la risa, la mirada, y su mano. “Esa mano para mí suponía un apoyo y un amor incondicional”. alguien que siempre le sacaba lo mejor de ella a pesar de las circunstancias.
El país entero lo ve como un maestro, un grande de la comunicación. Para ella era un sabio consejero, al que le encantaba improvisar y que sabía disfrutar de un simple paseo por las callejuelas de Sevilla.
Y recuerda, que cuando era una niña, daba besos a la tele cuando salía su padre. Y cuando Quintero entró en las cárceles de medio país para dar voz a los presos, Andrea decía a todo el mundo que su padre estaba en la cárcel.
Hoy se ríe. Como se reirían juntos al recordarlo. Como se estará riendo él cuando la ha escuchado, en un rinconcito que da al Guadalquivir de las Estrellas.
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