CAPTURADO EN 2006

El último desafío de Sadam Husein segundos antes de morir en la horca: ni capucha ni lágrimas

El exdictador irakí fue capturado por Estados Unidos en 2006 en la operación 'Amanecer rojo'; enjuiciado por crímenes contra la Humanidad, fue sentenciado a morir en la horca

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El último desafío de Sadam Husein segundos antes de morir en la horca: ni capucha ni lágrimas

Carmen Cerbán

Málaga - Publicado el - Actualizado

4 min lectura

Su captura tenía precio: cualquier información sobre su paradero sería recompensada con 25 millones de dólares. Para Estados Unidos, dar caza a Sadam Husein era una prioridad un asunto de Estado porque, tras años de conflicto con Irak, los atentados del 11 de septiembre reforzaron aún más el papel del dictador en el denominado 'Eje del mal'.

Sadam Husein había escrito una parte muy oscura de la historia de Irak; durante casi un cuarto de siglo sembró la sangre y el terror en su pueblo. Con él al frente, el país se vio envuelto en guerras, revueltas y conflictos que lo llevaron a la más absoluta desolación. El último capítulo de su biografía comenzó a escribirse en 2003 cuando Estados Unidos invadió Irak y derrocó al tirano.

Ocho meses después de la caída del régimen, la operación 'Amanecer rojo' daba sus frutos: las tropas norteamericanas localizaban a Sadam Husein en su escondite. Aturdido, aquel hombre que había tenido tanto poder en sus manos no opuso ninguna resistencia a su detención.

JUICIO CONTRA SADAM HUSEIN

Unos meses después, Sadam Husein era enjuiciado por crímenes contra la Humanidad. Pidió que lo ejecutara un escuadrón militar, pero su petición fue desoída. Fue condenado a morir en la horca. Cuatro días después de que un tribunal ratificara la sentencia, el dictador vería su último amanecer.

Eran las seis de la mañana del 30 de diciembre de 2006. En la sede de los servicios secretos de Bagdad todo estaba preparado para la ejecución. Hasta allí fue trasladado Sadam Husein que, como último gesto antes de ser ajusticiado, se negó a que le cubrieran la cabeza. Mientras colocaban la soga alrededor de su cuello, pronunciaba en un tono inaudible sus últimas palabras. Aquel murmullo paró en seco cuando el verdugo accionó la palanca que abría la compuerta bajo los pies del dictador. Su cuerpo quedaba suspendido en el aire.

Dicen quienes presenciaron la ejecución de Sadam Husein que no vieron en él rastro alguno de miedo... que no temía a la muerte. Así terminó, en 2006, la historia del carnicero de Bagdad.

CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

En 'La Noche de Adolfo Arjona', el juez Bernardo Pinazo explicaba que se entienden “como crímenes de lesa humanidad asesinatos, exterminios, esclavitud, deportación o traslado forzoso de población, encarcelación o privación de libertad física que viole el derecho internacional, torturas, violaciones, prostitución forzada o violencia sexual, persecución de un colectivo por motivos políticos, raciales, nacionales, étnicos, culturales, religiosos o de género, desaparición forzada de personas y otros actos inhumanos que atenten contra la integridad de las personas y siempre que sea un ataque generalizado, una acción a larga escala llevada a cabo individual o colectivamente con suficiente seriedad y dirigida contra una multiplicidad de víctimas”.

Sobre el juicio contra Sadam Husein, relata que se abrió “con una primera vista el 19 de octubre del 2005 en un edificio de máxima seguridad construido ex profeso con fondos de reconstrucción estadounidenses”. “Todos los acusados rechazaron los cargos, incluso Sadam Husein se negó a dar su nombre y a espetar al tribunal que quienes eran ellos y otras posturas y actitudes desafiantes y sus defensas incidieron en la necesidad de que el juicio se llevase a cabo en un tribunal internacional no viciado, aunque conformado por jueces árabes”, cuenta el juez.

HUELGA DE HAMBRE

“El tribunal, rechazó todas las peticiones de la defensa y mantuvo las vistas pese al alto clima de tensión en el que se desarrollaron, con alguna escena de violencia física hacia algún acusado que se negaba a entrar en la sala y con la huelga de hambre iniciada por el propio Sadam Husein”, recuerda el juez Pinazo.

El magistrado aclara que “no se llevó a cabo ningún 'superproceso' contra el exdictador y sus cómplices, sino doce juicios independientes en los que se les acusó de diferentes delitos de lesa humanidad”. “El primero de estos juicios trataba de aclarar los sucesos acaecidos en Duyail en 1982, cuando después de un atentado frustrado contra Hussein el ex dictador tomó duras represalias contra la población de esta región chiíta, matando a 148 hombres”, aclara.

“El fiscal jefe del tribunal formuló el 19 de junio la petición de pena de muerte para el expresidente. En agosto del 2006, con este proceso visto para sentencia, el mismo tribunal especial inició un nuevo juicio contra Sadam Husein, en esta ocasión acusado de genocidio por la represión y muerte de 180.000 iraquíes kurdos entre 1987 y 1988 después de otra compleja instrucción. Un proceso, en cualquier caso, que no concluyó”, según Bernardo Pinazo.

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