De Haro: "Hablando de transparencia, ¿por qué no cuenta Sánchez por qué asistió a la reunión con Barrabés?"

- 2 MIN

Seguro que te acuerdas de Han Solo. Quién no se acuerda de Han Solo, del contrabandista malote de la Guerra de las Galaxias, encarnado por Harrison Ford, que transporta a Luke Skywalker. Es un sinvergüenza en una galaxia llena de maravillas y oportunidades.

Han Solo inspira el videojuego más esperado del verano. Star Wars Outlaw. Guerra de las Galaxias fuera de las estrellas. Han Solo, por eso de las cuotas, se ha transformado en Kay Vess, que es una malota de la galaxia.

Este juego es un chute de libertad. Malotes de las galaxias que no respetan las normas. La actual generación al frente de los puestos de responsabilidad, la generación de los boomers fue la generación que heredó la revolución del 68. La revolución contra las normas, la revolución que iba a traer la liberación. Ahora los boomers están al frente de un mundo en el que lo que queda de esa revolución es un asfixiante normativismo. Los revolucionarios se han convertido en normativistas, normas en el uso del lenguaje, normas para alcanzar la felicidad o algo parecido. Claro que tiene que haber normas, pero la vida y el mundo no están en pie por las normas.

No nos engañemos los malotes de videojuego, los que dicen estar fuera de la norma, son solo un pretexto para que sigamos sometidos a todo tipo de normas.

Begoña Gómez ha vuelto a pedir que este viernes cuando tenga que declarar ante el juez como imputada por un posible delito de tráfico de influencias, no le graben en video. Sin el caso Begoña Gómez, Sánchez no hubiera anunciado un plan de regeneración democrática. Hoy lo ha anunciado en el Congreso y los montes han parido un ratón, fuese y no hubo nada. Se han ocupado de decírselo sus socios parlamentarios.

Sánchez se metió en un buen lío cuando sugirió que iba a combatir los bulos y luchar contra los falsos medios de comunicación. ¿Quién decide qué es un bulo o que es una verdad? ¿Quién decide que es un medio o un pseudomedio? ¿El Gobierno? Peligro. Sánchez, como se había metido en un buen lío, ha querido aclarar que el Gobierno no va a dar un carnet de fiabilidad. Sánchez ha afirmado que serán los medios los que deban autorregularse.

Sánchez ha hablado mucho de ultraderecha, de noticias falsas, pero fuese y no hubo nada. Ha dicho que hay que obligar la transparencia de los propietarios y accionistas de los medios de comunicación, así como de la medición de audiencias, fomento de la supervisión de la competencia, limitar la financiación que las administraciones públicas pueden dedicar a los medios de comunicación.

Nada concreto, fuese y no hubo nada. Hablando de transparencia, presidente, ¿Por qué asistió a la reunión en Moncloa de su mujer con su socio Carlos Barrabés?