"Esperemos que para afrontar el nuevo reto en defensa, Europa sea más rápida y ágil que los años que lleva para aclararse con los coches y las emisiones"

La Unión Europea vive un punto de inflexión en el que se mezcla la necesidad de un cambio obligado en materia de defensa con la política que ha seguido en las últimas décadas. Esto deja momentos que resultan paradójicos como, por ejemplo, el de hoy. 

Mientras se anuncia un incremento brutal del gasto en armamento, se presenta un nuevo plan basado en impulsar la movilidad verde. Nada tiene que ver una cosa con la otra, a no ser que hablásemos de carros de combate con recarga eléctrica, que por ahora va a ser que no.

Hoy hemos conocido la nueva estrategia de la Unión Europea para el automóvil, donde España, por cierto, tiene un peso importante. Somos el segundo mayor productor de coches de Europa y el noveno a nivel mundial, así que en todo esto nos jugamos algo importante. Puestos de trabajo. De la estrategia que se ha presentado hoy en Bruselas podemos sacar tres puntos principales.

El primero es que van a flexibilizar la exigente norma de reducción de emisiones que trae de cabeza a los fabricantes. El segundo se centra en el coche eléctrico. Por un lado, el plan es unificar las ayudas para la compra de estos vehículos porque ahora son muy diferentes entre países.

Por ejemplo, en España esas ayudas las gestiona el Estado y tardan en llegar al comprador, mientras que en Alemania se hacen directamente en el concesionario como un descuento.

Además, Bruselas se ha dado cuenta ahora de que si quiere apostar por el coche eléctrico no puede tener la dependencia casi total que tenemos de China. Lo que propone es ampliar y financiar la producción propia de baterías y sus componentes. También quiere que para 2030 al menos el 50% del valor de un coche fabricado en Europa sea de origen europeo.

El tercer punto de atención ya es casi una realidad. El coche autónomo, vehículos que conducen solos. Bruselas plantea una alianza europea para desarrollo de proyectos y la creación de al menos tres bancos de pruebas para estos coches en diferentes países. Incluso hay planes para utilizar las ciudades como escenarios de ensayos para vehículos autónomos, no solamente para el transporte de personas sino también el de mercancías.

No sé si lo ves igual, pero con la intensidad con la que vivimos estos días, hablar de misiones contaminantes y coches eléctricos es como volver al pasado. A esa Europa de pachorra, descansada y tranquila que teníamos antes del giro de Trump hacia Putin. Un pasado que, por cierto, no tiene más de tres meses.

El tiempo pasa muy deprisa, sobre todo si lo marcan otros, así que esperemos que para afrontar el nuevo reto en materia de defensa, Europa sea más rápida y ágil que los años que lleva para aclararse con los coches y las emisiones.