"Puigdemont juega sus cartas consciente de la debilidad del PSOE, pero esa debilidad es también la baza de Pedro Sánchez"

Hace tiempo que Carles Puigdemont ya no levanta el interés mediático que tenía cuando se fugó de España. Sin embargo, es uno de esos personajes que se ha mantenido siempre en la trastienda de la política y entre bambalinas ha condicionado, y está condicionando, la política nacional. 

Hoy ha reaparecido en Bruselas y lo ha hecho para dejar claro quién maneja los tiempos y quién tiene la llave de la legislatura.

Puigdemont suspende las negociaciones con el PSOE porque, dice, no han recuperado la confianza. En la práctica, lo que hace es paralizar las leyes que el gobierno de Pedro Sánchez quiera sacar adelante y que dependan de los votos de Junts. Es decir, la mayoría.

Esto no hace más que estancar una legislatura que ya se arrastraba desde el principio. Lo importante es que este anuncio esconde el gran as bajo la manga de Puigdemont: la posibilidad de que rompa por completo y posibilite una cuestión de confianza, aunque no sería determinante, e incluso coquetee con la idea de una moción de censura que por ahora descarta.

Que suspenda las negociaciones puede complicar la vida parlamentaria del PSOE, desde luego, pero no hace peligrar el puesto de Sánchez como presidente. Sin embargo el mensaje de Puigdemont es claro: tiene las llaves de la Moncloa y hoy las ha hecho sonar para recordarlo.

Hace ya tiempo que sabemos cómo funciona la legislatura. El PSOE sobrevive día a día y va salvando las bolas de partido que deja Puigdemont. La de hoy es una más.

En una situación normal toda esta parafernalia hubiera llevado a cerrar el chiringuito y convocar elecciones. Pero no estamos en una situación normal.

Puigdemont juega sus cartas consciente de la debilidad del PSOE, pero, paradójicamente, esa debilidad es también la baza de Pedro Sánchez.

Los independentistas no pueden arriesgarse a que haya un cambio en Moncloa porque con este PSOE sacan mucho rédito a sus votos. Si forzaran unas elecciones y cambiara el signo del gobierno se les podría acabar esta ventaja. Quizás por eso Puigdemont amaga pero no da. Todavía.