Carlos Maribona, crítico gastronómico, explica si es rentable prohibir a la gente cenar sola en los bares

El sociólogo Javier Casamián defiende la importancia de estos locales como lugar de socialización para los más mayores

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Un crítico gastronómico narra el trato que reciben las personas que van solas a los restaurantes

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

A los restaurantes no les gustan los comensales que quieren, o no les queda más remedio, que acudir solos. Al menos así lo han dejado claro algunos locales de Barcelona en cuyas terrazas no se puede consumir si no es en grupo.

En España, cada vez más gente está sola. Casi cinco millones de personas viven de esta forma, representando el 12,6 por ciento de la población. Pero la previsión del INE es que esa cifra aumente para 2037, alcanzando los 6,5 millones. Sin duda, es una realidad que hay que afrontar.

"No es muy bonito, pero se tienen que dar cuenta"

El columnista y colaborador de 'La Tarde', Daniel Gascón, apunta que la vida "parece estar pensada para estar en pareja". Por ejemplo, es difícil pagar un alquiler con un solo sueldo. Ha comentado que esta situación de los restaurantes parece ser "el principio de una comedia romántica", donde dos desconocidos se ven obligados a sentarse juntos porque tienen hambre.

Ya sea una persona mayor que no tiene a nadie más, por elección personal o por trabajo, son varias las situaciones que llevan a la gente a acudir solo a los locales de restauración. Es el caso del crítico gastronómico, Carlos Maribona. Decía que, "proporcionalmente", alguien que come solo gasta más dinero que una mesa de cuatro.

Igualmente, ha señalado que "son los restaurantes los que no asimilan esta circunstancia". "A lo mejor estéticamente no es muy bonito, pero se tienen que dar cuenta de que el público potencial son esos señores que van a comer solos. A veces son los que más dinero se gastan porque tienen mayor capacidad económica que el que vive en familia", exponía.

Un "problema" de discriminación

Se ha vuelto habitual reservar a través de la página web. "Muchos no admiten la reserva para uno", desvelaba. Para su oficio, él acude solo y se ve obligado a reservar para dos, teniendo que poner alguna excusa a la hora de llegar. Además de insistir en que es "una cosa denunciable" no permitirlo, si se sabe que una persona no viene acompañada "le preparas una mesa más pequeña o un espacio en específico".

El crítico considera este "problema" como "absolutamente discriminatorio". Explicaba que cualquiera puede ir al cine o a un concierto y sacar una entrada sin tener que ir con más gente. "Ya no es esa cuestión de que vivo solo o estoy de viaje; es que para ir a determinados restaurantes nadie me quiere acompañar porque son sitios muy especiales. ¿Por qué tengo que prescindir de ir?", se preguntaba.

Los bares, lugar de socialización

El sociólogo, educador social ex director del Centro de Mayores Salvador Allende de Zaragoza, Javier Casamián, ha analizado si al que está solo se le mira "como un bicho raro".

"No hace falta ir solo. Yendo en pareja te preguntan cuántos son y tú ves que hay mesas libres", comenzaba. Ha incidido en que los bares y los restaurantes son "el lugar donde se relaciona y se socializa". La interacción de un sitio público, la socialización, sobre todo para las personas mayores, ayudan a que se sientan reconocidas y útiles en cierto modo. "La gente que está en una soledad que produce dolor, con lo que cuesta salir; si se encuentra bien recibida y atendida, enviará mensaje de que es valorada", concluía.

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