La difícil situación de las personas con COVID persistente: "Llega un punto en que no vives, solo sobrevives"
Aunque el coronavirus parece algo del pasado, para muchas personas es un más que incómodo acompañante desde hace más de dos años para el que aún no hay cura
Madrid - Publicado el - Actualizado
2 min lectura
Para la mayoría de la gente, el COVID a día de hoy es algo que forma parte del pasado y que ha quedado atrás. Aunque no para todo el mundo. Todavía hay algo que se conoce como COVID persistente, y la mayoría de personas que sufren esta enfermedad, no pueden prácticamente trabajar ni hacer vida normal porque los síntomas que padecen se lo impiden.
Este es el caso, por ejemplo, de Marta, que se contagió por primera vez de COVID en enero de 2021, y el problema aún persiste. Así lo ha revelado en 'La Tarde': “Tengo problemas de disnea, de fatiga crónica, de memoria o de concentración. Si comparo mi vida con lo que era hace tres años, no tiene nada que ver”. Se estima que en España unos dos millones de personas tienen este mismo problema, y no es nada fácil obtener la incapacidad permanente.
Marta tiene la suerte de que en su empresa puede teletrabajar, aunque, eso sí, con mucho esfuerzo, pero Marta lo define como “una manera de poder mantener mi vida y una cierta normalidad”. Psicológicamente, es algo con lo que es muy duro convivir: “Llega un punto en el que no vives, solo sobrevives, pero no queda otra que tirar hacia delante”. Los médicos aún están investigando como pueden ir paliando los síntomas porque aún no existe una cura.
"Nos decían que somatizábamos"
Beatriz, fisioterapeuta, es otra de esas personas con COVID persistente, que explica que antes “tenía entre 40 y 50 pacientes en 6 horas de trabajo y ahora soy incapaz de cortar un pepino sin que me duelan las manos”. Beatriz además comenta que no existe comprensión social con este tema: “La gente te dice que te ve muy bien, pero el dolor va por dentro. Antes hasta muchos médicos decían que las personas que sufrimos esta enfermedad somatizábamos y te mandaban al psiquiatra”.
Los síntomas pueden llegar a ser realmente graves. Esto le ocurre por ejemplo a Mar: “Yo tengo un perfil respiratorio parecido al del ELA, daños cognitivos, pérdida de memoria, desorientación, he perdido la visión periférica a nivel neurológico, el aparato urinario y el reproductor no me van a funcionar más y necesito ayuda las 24 horas del día”.
Mar se contagió trabajando en colegios el 15 de enero de 2020, y padeció un COVID realmente fuerte, que no tuvo ingreso, porque el COVID aún no había irrumpido completamente en España. “Estuve hace poco en el congreso de los diputados representando a mis compañeros y se me reconoció que, efectivamente, se había ido de las manos”, ha relatado Mar.