De Haro: “La intervención del Rey y la aplicación del 155 demuestran que la secesión era una quimera”

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Torra vive instalado estas horas en la esquizofrenia más absoluta. Mientras denuncia ante la prensa extranjera que en Cataluña viene una ola de represión, su policía, los Mossos, carga contra unos radicales que él mismo ha animado. Con el mismo dosis de esquizofrenia, la La consellera de Presidència y portavoz del Govern, Meritxell Budó ha asegurado que empatiza con las acciones contundentes pero también pacíficas en el Prat.

Los responsables de los Mossos van a a investigar un vídeo donde se ve que los agentes no se detuvieron y arrastraron a una mujer varios metros colgada sobre el capó. No es fácil ser mosso en este momento en Cataluña.

Las fuentes policiales que he consultado me han contado esta mañana que los del Tsunami Democratic van a a seguir alterando el orden público hasta el domingo y después volverá la calma. Los radicales necesitan mantener en la calle la protesta, con un coste importante para los que protestan, y para Cataluña, al menos unos días.

A los líderes políticos les pasa lo mismo, parecen que están compitiendo a ver quén dice la burrada más gorda. Hoy el premio se lo lleva el presidente del PdeCAT, David Bonvehí, que ha afirmado que miles de vidas han vuelto a ser "fusiladas" con la sentencia, como hace 79 años lo fue el expresidente de la Generalitat Lluís Companys. Hoy se cumplian 79 años de la muerte de Compayns, pero no se era un buen momento para comparar lo que ha pasado con lo que que paso con Companys. Cuando Compayns declara la independencia, el Gobierno Republicano le manda al General Batet.

En Cataluña la sentencia no ha fusilado a nadie. En Cataluña, cuando pasen las protestas, hay dos tareas pendientes: una urgente, la otra decisiva. La tarea urgente es que al menos un líder independentista en lugar de repetir la quimera, quimera es la palabra que usan los jueces del Supremo, de que la lucha por la autodeterminación va a seguir reconozca ante los suyos que lo de la secesión se ha acabado. No hace falta que ese líder independentista lo diga en público, ni que se cubra de ceniza y se vista de sayal.

Pero sí es necesario que en su fuero interno o ante los suyos haya alguien que de un paso adelante. La tarea decisiva es recomponer la fractura social.

La sentencia puede ser un punto y aparte. También para un constitucionalismo que solo aceptaba una condena por rebelión. Algunos argumentan que el Supremo ha asumido las tesis de independentistas al afirmar que el proceso era un señuelo y que todo fue una quimera. Y para argumentar que no fue una quimera recuerdan la intervención del Rey el 3 de octubre. Pero la eficacia de la intervención del Rey y de la aplicación del 155 sin resistencia es precisamente lo que demuestra que la secesión era una quimera. 

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