La inusual terapia que ayuda a las mujeres víctimas de violencia machista a perder el miedo: empezó con una joven de Murcia
Celia sufrió agresiones durante años y desde que comenzó a tratarse con este proyecto, su vida ha mejorado notablemente, como contaba en 'La Tarde'
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La violencia machista es una lacra, con todas las letras, y con la envergadura que lleva su nombre. La violencia machista también mata y debe ser una preocupación para nuestra sociedad.
Por poner los datos encima de la mesa: ahora mismo hay más de dos millones de mujeres en España que están sufriendo la violencia de sus parejas o exparejas. Dos de cada diez asesinatos en nuestro país son crímenes machistas.
Estamos a 20 de febrero, y en lo que llevamos de año han muerto ya asesinadas dos mujeres a manos de sus parejas. El año pasado fueron 48 y desde 2003, cuando se empezó a llevar un registro oficial, 1.296 mujeres han perdido la vida por la violencia de género.
Datos que son escalofriantes y que nos deberían hacer reflexionar y pensar qué es lo que se está haciendo mal y qué es lo que se puede hacer mejor. Y es que, por más cifras que demos, las víctimas tienen nombres y apellidos, historias que merecen ser contadas.
Historias a las que queremos dar voz hoy en COPE, en el especial 'El terror machista' en el que los comunicadores recorren distintos puntos de España para conocer las historias en primera persona.
'La Tarde' se ha trasladado hasta Murcia. Ahí, asistimos a un proyecto muy especial que nació con una víctima de violencia machista hace muchos años.
Un proyecto pionero que ayuda a perder el miedo
A 30 kilómetros de Murcia se encuentra Canis – Land, un recinto con un campo abierto en el que hay perros corriendo y adiestradores. Ahí es donde se pone en marcha el proyecto ESCAN, que tiene como objetivo ayudar a las mujeres víctimas de violencia de género a reinsertarse en la sociedad.
A través de los perros, las mujeres tienen un acompañamiento inusual que les ayuda a perder el miedo y a no sentirse solas nunca más, especialmente a aquellas que se sienten desprotegidas y olvidadas por la sociedad.
Celia es una de ellas. Ha sufrido maltrato y, hace tres años, consiguió salir del infierno que vivía. Entonces, entró en un programa de protección con un dispositivo de atención a las víctimas que duraba dos años. Acabado ese periodo, se empezó a sentir sola, llena de temor, y sin ayuda.

Paula, adiestradora de los perros
Investigando, encontró este proyecto lejos de Murcia, y decidió asistir. “Salía con miedo y con ansiedad continua, el hecho de llevar a mi hijo al colegio me producía temor. Siempre iba a los sitios donde podía encontrarme con mi agresor acompañada, era muy limitante a la hora de tener que hacer y salir a algún sitio” decía.
Entonces, le presentaron a Kira. Una perrita que llegó a su vida con apenas cinco meses y que le ha ayudado a sanar. “Conocí a la familia del proyecto, encontrar un sitio seguro donde no me siento juzgada, no tengo ansiedad ni miedo. Nos conocimos, conocieron mi situación y necesidades, y sabiendo a qué casa iba, no me he separado de Kira. Vino con cinco meses, es todo un cambio en la vida y en la rutina, pero ya nunca estoy sola” aseguraba.
Kira es muy juguetona, se ha adaptado a la perfección a su estado de ánimo y su situación, y no se separa del lado de su dueña. Todo lo mira con asombro, como si fuese nuevo.
“Si miro hacia atrás, estoy genial ahora. Se quedan muchas secuelas psicológicas y físicas, no soy la Celia que era antes, poco a poco voy sanando. Kira me está ayudando mucho, porque una de las cosas que más trabajo me costaba era poner un límite y se respetaran, ella me los respeta y me escucha” aseguraba.
Una ayuda psicológica y emocional que cambia vidas
En Canis-Land se ayuda a las mujeres (y a sus hijos) a través de los perros y, por eso, es fundamental adiestrarlos previamente.
Paula es adiestradora de estos perros y ha observado cómo ha cambiado la vida de tantas mujeres. “Buscamos un perro que pueda acoplarse a la mujer, no buscamos raza en concreto, trabajamos con perros de protectora. A ella le tienen que gustar también” decía.
Enrique Cruz está al frente de este proyecto y contaba cómo nació este proyecto hace años con una víctima de violencia de género. “Hace muchos años una mujer se acercó al centro de adiestramiento y nos contó la situación que vivía. A partir de ese momento, las personas que estábamos empezamos a dar vueltas a qué se podía hacer con un perro para ayudar a estas mujeres y a los menores” contaba.
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“El trabajo es con mujeres mayores de edad, pero en su núcleo hay menores y hay que hacerlos partícipes. Cuando llegan, la agresión la tienen muy reciente y están al principio del proceso. Trabajamos hacia el punto final a que se reintegren en la sociedad” decía.
Ayudan con una terapia psicoemocional, y han observado cómo, pasado el tiempo, estos perros cambian la actitud de sus dueñas. Porque, dice, lo que les aportan es amor, ese que se les ha quitado con la agresión.